Cantar De Los Cantares 6, 1 - 12
[3] Yo soy para mi amado y mi amado es para mí. ¡Cuán lejos estamos de Moisés después de diez siglos de Historia sagrada! (Pues el Deuteronomio, que también habla de amor, atribuye a Moisés mucho más de lo que había dicho). Pero es el mensaje de los grandes profetas. Recordemos, sin embargo, que para ellos la prometida, la esposa, es siempre la colectividad de Israel como un todo. Unicamente en la comunidad cristiana (y desde luego en algunos salmos) se leerá la Biblia como la historia del amor de Dios con personas humanas, a las que conoció y santificó de antemano. No se debe sin embargo separar la búsqueda personal de Dios de la vida de la Iglesia. El autor del Cantar ha sabido expresar tanto su deseo profundo como la espera de Israel: allí vemos, varios siglos antes de San Pablo (Col 1,24), uno de los rasgos distintivos de cualquier mística cristiana: el que ama se siente solidario con la Iglesia y asume incluso sus infidelidades. Si Dios se revela como Amor y Amante, no es tan sólo una manera de hablar, pues con ello nos dice lo que es su misma naturaleza. La eternidad de Dios es una fiesta del Amor, con su constante creatividad de donde proceden las Personas del Hijo y del Espíritu, constantemente reabsorbidos en la alegría de esa unión. Pero, con frecuencia, uno vacila en pensar y en decir eso, pues se está demasiado cegado por la idea de que si Dios es infinitamente grande, debe ser en primer lugar un Señor a nuestro modo, un gran sabio, por cierto, o tal vez una fuerza cósmica que muy poco sabe de nuestro corazón.
[8] Compárese con el salmo 45. Tampoco este salmo fue escrito con ocasión del matrimonio de un rey, sino que bajo las imágenes de la boda real habla de la inauguración del reino del Mesías. Las reinas y las favoritas son las naciones paganas que vienen para someterse al Rey Mesías; pero ellas no impedirán que Israel siga siendo la única. Una sola es mi paloma, mi toda perfecta (9). Esto que vale para Israel, vale también para quien ha recibido las señales del amor de Dios. Todos son amados "en Cristo" y algunos infinitamente más que otros que no han recibido más que un talento, pero cada uno es amado con un amor único y que lo hace sentirse único, como si ignorara lo que otros pudieron haber recibido, ya sean los mismos apóstoles o la Santísima Virgen. Pues el amor sólo puede ser celoso, aun cuando los celos no tengan lugar en el Reino de Dios.
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