Daniel 7, 1 - 28

LA VISIÓN DE LOS CUATRO IMPERIOS [1] El año primero del reinado de Belsasar en Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones en su mente mientras dormía. En cuanto despertó, puso el sueño por escrito. Comienzo de la relación: [2] Daniel tomó la palabra y dijo: «Contemplaba yo en mi visión lo siguiente: los cuatro vientos del cielo agitaron el mar grande, [3] y cuatro animales enormes, todos diferentes entre sí, salieron del mar. [4] El primero era como un león con alas de águila. Mientras yo lo miraba, le arrancaron las alas, fue levantado de la tierra, se enderezó sobre las patas como un hombre, y se le dio un corazón de hombre. [5] El segundo era una bestia semejante a un oso; iba levantada de un lado y tenía tres costillas entre los dientes. Se le decía: «Anda y devora mucha carne.» [6] Yo seguí mirando y vi otra bestia como un leopardo con cuatro alas en el lomo; tenía cuatro cabezas y se le dio el poder. [7] Seguí mirando en mis visiones nocturnas y vi la terrible cuarta bestia. Era espantosa y extraordinariamente fuerte; tenía enormes dientes de hierro; comía, trituraba y lo sobrante lo pisoteaba con las patas. [8] Era diferente de las bestias anteriores y tenía diez cuernos. Yo estaba observando los cuernos, cuando en esto despuntó entre ellos otro cuerno pequeño, y tres de los primeros fueron arrancados para dar cabida al nuevo. Este tenía como ojos humanos y una boca que decía palabras insolentes. EL HIJO DEL HOMBRE [9] Estaba observando y vi lo siguiente: Pusieron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve; su pelo, albo como la lana blanqueada. Su trono era de llamas de fuego con ruedas de fuego ardiente. [10] Un río de fuego salía y corría delante de él. Miles y miles lo servían, y una muchedumbre que no se podía contar estaba de pie en su presencia. Los del tribunal se sentaron y abrieron los libros. [11] Pero, mientras yo recordaba las palabras orgullosas del Cuerno con ojos y boca de hombre que había visto antes, este animal fue muerto a mi vista, y su cuerpo, destrozado y entregado al fuego. [12] A los demás animales se les quitó su poderío, aunque se les dejó una prolongación de vida por un tiempo y hasta una fecha determinada. [13] Seguí contemplando la visión nocturna: En las nubes del cielo venía uno como hijo de hombre. Se dirigió hacia el Anciano y fue llevado a su presencia. [14] A él se le dio poder, honor y reino, y todos los pueblos y las naciones de todos los idiomas le sirvieron. Su poder es poder eterno y que nunca pasará; y su reino jamás será destruido. [15] Yo, Daniel, me quedé con el espíritu muy intranquilo, porque estas visiones me asustaban. [16] Me acerqué a uno de los que estaban allí de pie y le pedí que me dijera la verdad sobre esto. El me respondió y me dio la interpretación de estas cosas: [17] «Estas cuatro bestias son cuatro reyes que se levantarán de la tierra. [18] Y luego los santos del Altísimo recibirán el reino para que lo posean eternamente, por los siglos de los siglos.» [19] Después quise saber la verdad sobre la cuarta bestia, que era diferente de las otras, extraordinariamente terrible, con dientes de hierro y uñas de bronce, que comía, trituraba y pisoteaba lo restante con sus patas. [20] También quise saber lo de los diez cuernos que tenía en la cabeza, y del otro cuerno que le había salido y de los tres primeros que se le cayeron; y de este cuerno con ojos y boca que hablaba con soberbia y que parecía mayor que los otros. [21] Yo miré: este cuerno hacía la guerra a los santos y los iba sometiendo, [22] hasta que vino el Anciano a hacer justicia a los santos del Altísimo, y llegó el tiempo en que los santos tomaron posesión del reino. [23] Uno de los que estaban allí, delante del trono, me dijo: «El cuarto animal será un cuarto reino que habrá en la tierra, diferente a todos los reinos; devorará la tierra, la aplastará y la destruirá. [24] Los diez cuernos indican que del reino saldrán diez reyes, y después vendrá otro diferente de los primeros, que derribará a tres reyes. [25] Este rey insultará al Dios Altísimo y perseguirá a los santos del Dios Altísimo. Tratará de cambiar las fiestas y las leyes. Los santos serán entregados a su poder por un tiempo, y dos tiempos y mitad de un tiempo. [26] Pero llegará el juicio y se le quitará su imperio; será destruido, borrado totalmente. [27] El reino, el poder y la grandeza de todos los reinos del mundo serán entregados al pueblo de los santos del Dios Altísimo. Su reino será eterno. Todos los reinos les servirán y se someterán.» [28] Hasta aquí la relación. Yo, Daniel, quedé con mis pensamientos muy turbados, se me cambió el color de la cara y guardé estas cosas en mi corazón.

[9] La visión que a continuación se detalla tiene el mismo contenido y la misma significación que la de la estatua de Nabucodonosor (cap. 2).Se muestran, simbolizados por bestias, los cuatro imperios que dominaron el país judío hasta el momento de la gran persecución. Los versos 23-25 precisan que la cuarta bestia es el imperio sirio y el cuerno que insulta a Dios, el rey Antíoco Epífanes. Lo mismo que en 2,34 y 44 se anunciaba una intervención de Dios para quebrar la fuerza del perseguidor e instaurar su propio Reino, aquí, en 7,11 y 7,26 se anuncia el juicio del perseguidor. En 2,34, la piedra daba a entender el poder de Dios. Aquí, en 7,13, el hijo de hombre representa el pueblo de Israel, servidor de Dios, presente en los planes de Dios desde los comienzos del mundo, que, al tiempo fijado, recibe el poder sobre todas las naciones: 7,27.Sería un error buscar en este párrafo una referencia a los acontecimientos del tiempo de Jesús, como hicieron algunos. Menos todavía debemos aplicarlo a nuestro tiempo, como si fuéramos nosotros el centro de todo. El autor, escribiendo en el peor momento de la persecución del tiempo de los Macabeos, anuncia a la vez el fin de la persecución de Antíoco (1 Mac 5,55-60) y la llegada del Reino de Dios. Esta manera de juntar en una misma descripción un acontecimiento cercano, como es una gran liberación, y la última liberación, que será el fin de nuestra historia, es propia de los libros proféticos. Jesús hizo lo mismo hablando del fin de Jerusalén (Mc 13).En las nubes del cielo: la nube es signo de la presencia divina.El Anciano: éste es Dios, y su pelo blanco es signo de majestuosidad. Ojalá no olvidemos que, en realidad, Dios no tiene edad sino que vive en un único momento, en un presente que no se deshace.Un hijo de hombre, o sea, un hombre (13): este personaje misterioso figuraba en un principio a todo el pueblo de Dios (v. 27). Pero, si bien Dios quería entregar su Reino a los hombres, lo entregaría de hecho en forma personal al que es el modelo, el salvador y la cabeza de todos los hombres y de toda la humanidad. Jesús es el Hombre (Jn 19,5), o, según el modo de hablar de los judíos, el hijo de hombre.El hijo del hombre viene de las nubes divinas. Por eso Jesús se aplicó esta profecía para resaltar su origen divino en el momento en que sus acusadores lo veían en la debilidad de su condición humana (Mt 26,64).

[23] Los judíos de los años 170-160 no podían equivocarse con esta designación oculta del rey Antíoco, el rey que derribó a otros tres, que insulta al Altísimo y persigue a los santos.Un tiempo, dos tiempos y mitad de un tiempo significa tres y medio. Es una manera figurada de esa época para designar el tiempo de los malos (tres y medio es la mitad de siete, que es la cifra perfecta).Los santos son los que Dios se reservó de entre los hombres para que fueran suyos. El pueblo judío, desde Moisés, tenía conciencia de ser un pueblo santo por estar consagrado al Dios Santo.Pero a partir del tiempo de Daniel, «los santos» pasan a designar al nuevo pueblo de Dios que empezará con el reino de Mesías. Los primeros cristianos tenían conciencia de ser este nuevo pueblo de Dios y por eso se llamaban a sí mismos «los santos» (ver Hechos 9,32).

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