Ester 6, 1 - 14

AMÁN ES HUMILLADO ANTE MARDOQUEO [1] Esa misma noche, como no podía quedarse dormido, pidió el rey que le trajeran el libro de las Memorias o Crónicas para que le leyeran algo. [2] Y entonces salió lo que Mardoqueo había hecho cuando denunció a los dos guardias de palacio que trataban de asesinar al rey. [3] Este preguntó si se le había premiado a Mardoqueo por eso con alguna distinción o cargo. Los jóvenes que lo atendían le respondieron que no se había hecho nada. Precisamente en ese momento entraba Amán al patio del palacio para pedirle al rey que mandara colgar a Mardoqueo de la horca que él había ordenado levantar. [4] El rey, al oírlo, dijo: «¿Quién anda en el patio?» [5] Los jóvenes salieron a ver y volvieron diciendo que era Amán. «Díganle que entre», les ordenó el rey. [6] Apenas hubo entrado, le hizo esta pregunta: «¿Qué se debe hacer con una persona a quien el rey quiere honrar?» El pensó que no podía ser nadie más que él y contestó: [7] «Si el rey quiere honrar a alguien de un modo especial, que uno de sus principales ministros tome del ropero del rey uno de sus trajes de fiesta [8] y lleve un caballo de los que monta el rey, adornado con los emblemas reales, [9] luego revista con ese traje al hombre que el rey desea distinguir, hágalo montar en el caballo y vaya por la plaza de la ciudad anunciando delante de él: «¡Miren, señores, cómo trata el rey a la persona que desea distinguir!» «Muy bien, añadió el rey. [10] Toma inmediatamente el traje y el caballo y haz todo lo que has dicho con el judío Mardoqueo, que está sentado en la puerta del palacio. Y ¡cuidado con olvidar algo siquiera!» [11] Fue, pues, Amán, revistió con el traje a Mardoqueo, y haciéndolo montar a caballo, lo paseó por la plaza de la ciudad, anunciando: «¡Así distingue el rey a las personas que él estima!» [12] Luego Mardoqueo volvió a la puerta del palacio, mientras que Amán regresaba rápidamente a su casa, deprimido y tapándose la cara de vergüenza. [13] Al contarles a su mujer y a sus amigos lo que le había ocurrido, éstos dijeron: «Si ese Mardoqueo es judío, nada podrás hacerle, pues el que se mete con esa gente está liquidado.» [14] Estaban todavía conversando, cuando llegaron los emisarios del rey a buscarlo para que fuera en seguida al banquete que le había ofrecido Ester.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Eclesiastés 3, 1 - 22

Josué 1, 1 - 18