Miqueas 4, 1 - 14

[1] En el futuro, el cerro de la Casa de Yavé será puesto sobre los altos montes y dominará los lugares más elevados. Irán a verlo todas las naciones [2] y subirán hacia él muchos pueblos, diciendo: «Vengan, subamos al cerro de Yavé, a la Casa del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos y caminemos por sus sendas. Porque la enseñanza irradia de Sión, de Jerusalén sale la palabra de Yavé.» [3] El Señor gobernará las naciones y enderezará a la humanidad. Harán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas. Una nación no levantará la espada contra otra y no se adiestrarán para la guerra. [4] Cada uno podrá permanecer sentado bajo su parrón o su higuera sin que nadie lo moleste; pues así lo dice el Señor. [5] Mientras todos los pueblos caminan cada uno en nombre de sus dioses, nosotros caminamos en el Nombre de Yavé, nuestro Dios, por siempre jamás. [6] Ese día, dice Yavé, recogeré a la oveja coja y llevaré al corral a la perdida, y a la que había maltratado. [7] De las cojas salvaré un resto, y haré de las extraviadas una nación poderosa. Reinaré sobre ellas en el monte Sión, desde ahora y para siempre. [8] Y tú, Sión, torre de donde se vigila el rebaño, recuperarás la antigua soberanía, la autoridad real sobre todo Israel. [9] ¿Por qué ahora gritas de esa manera? ¿Te quedaste sin rey o desaparecieron tus ministros para que te quejes de dolor como mujer que da a luz? [10] Retuércete de dolor y grita, hija de Sión, como mujer que da a luz, porque ahora saldrás de la ciudad para vivir en despoblado. Llegarás hasta Babilonia, pero allí serás liberada, pues Yavé te libertará del poder de tus enemigos. [11] Naciones numerosas se reúnen ahora para atacarte, diciendo: «Sometámoslo al saqueos y gocemos mirando su derrota.» [12] Pero ellos no saben lo que piensa Yavé y no comprenden sus designios, pues él los ha juntado como a las gavillas en la era. [13] ¡Levántate, pues, y aplástalos con tus pies, hija de Sión, porque te pondré cuernos de hierro, y pezuñas de bronce para que tritures a muchos pueblos! Entonces consagrarás sus despojos a Yavé, y sus riquezas serán para el Señor del mundo entero. [14] Ahora ¡ánimo!, fortaleza, pues nos rodean con trincheras y le dan un varillazo en la cara al que gobierna a Israel.

[1] Aquí se encuentra un oráculo idéntico al de Isaías 2,2. El párrafo 9-10 anuncia el Destierro. Diferente es el trozo 11-13, que se parece mucho a los poemas de Isaías sobre la invencible Sión (ver Is 29,1 y 31,4).El párrafo 6-7 dice la seguridad del pueblo de Dios entre las fuerzas hostiles del mundo.

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