Miqueas 7, 1 - 20
POEMA DEL TIEMPO DEL DESTIERRO. JERUSALÉN SE LEVANTARÁ
[8] No te alegres de mi desgracia, oh enemiga mía, pues si he caído, me levantaré; si ahora estoy a oscuras, Yavé será mi luz. [9] Por ahora debo soportar la cólera de Yavé, pues me rebelé contra él, mientras examina mi causa y me hace justicia; entonces me hará salir a la luz y yo veré su fidelidad. [10] Mi enemiga, al verlo se sentirá avergonzada, pues decía: ¿Dónde se metió tu Dios? Mis ojos se recrearán viendo cómo es pisoteada, igual que el barro de las calles. [11] Ya llega el día en que se reedificarán tus fortificaciones, el día en que se ampliarán tus fronteras, [12] el día en que vendrán a ti desde Asiria hasta Egipto, desde Tiro hasta el Eufrates, de uno a otro mar, de una a otra cordillera. [13] El país se convertirá en un desierto por culpa de sus habitantes: esto será el fruto de sus maldades. [14] Apacienta con tu vara a tu pueblo, al pequeño rebaño que te pertenece y que todavía permanece extraviado en los matorrales, en una zona de excelentes pastizales. Concédele que pueda ir a pastar en Basán y en Galaad, como lo hacía antiguamente. [15] Haz que presenciemos tus prodigios como en los días de la salida de Egipto. [16] Al verlo las naciones se sentirán derrotadas a pesar de todo su poderío; se taparán la boca con la mano y quedarán atontadas. [17] Morderán el polvo como la serpiente, como los reptiles que se arrastran por el suelo. Saldrán temblando de sus refugios, y en tu presencia se sentirán despavoridos y asustados. [18] ¿Qué Dios hay como tú, que borra la falta y que perdona el crimen; que no se encierra para siempre en su enojo, sino que le gusta perdonar? [19] Una vez más te compadecerás de nosotros, pisotearás nuestras faltas. Tira, pues, al fondo del mar todos nuestros pecados. [20] Concede a Jacob tu fidelidad, a Abraham tu misericordia, como lo juraste a nuestros padres desde los días antiguos.
[8] Este salmo de esperanza que termina el libro debe haber sido añadido más tarde en tiempo del destierro.
Comentarios