Ruth 1, 1 - 22

TU DIOS SERÁ MI DIOS
[1] En los tiempos en que gobernaban los Jueces en Israel, hubo una gran hambruna en el país. Debido a eso, un hombre de Belén de Judá se trasladó a los campos de Moab con su mujer y sus dos hijos. [2] El hombre se llamaba Elimelec; su esposa Noemí, y sus hijos, Majalón y Guilyón. [3] Al poco tiempo falleció Elimelec, y Noemí quedó sola con sus dos hijos. [4] Ambos tomaron por esposas a mujeres moabitas: una se llamaba Orfa y la otra Rut. [5] Al cabo de diez años murieron también los dos hombres y Noemí quedó desamparada, sin esposo y sin hijos. [6] Entonces decidió salir de Moab en compañía de sus nueras, [7] pues había oído decir que Yavé se había acordado de su pueblo y les había dado qué comer. [8] Cuando estaban en camino de regreso a Judá, Noemí dijo a sus nueras: «Creo que es mejor que ustedes se vayan a sus casas. [9] Que el Señor les recompense todo lo bueno que han hecho con mis hijos y conmigo y les permita que encuentren cada una un esposo con quien puedan vivir en paz.» [10] Y en seguida les dio un abrazo. Pero ellas, llorando, le respondieron: «No nos iremos, sino que seguiremos contigo.» [11] «Vuelvan a sus casas, insistió Noemí, pues ¿qué sacan con venir conmigo? Ya no puedo tener hijos para que sean sus maridos. [12] Les repito, regresen a sus hogares, pues yo soy ya vieja para casarme de nuevo. Y aunque tuviera la remota esperanza de casarme esta misma noche y de tener hijos, [13] ¿serían ustedes capaces de esperar a que se hicieran mayores? ¿Dejarían por eso de casarse? No, hijitas, bastante me ha castigado ya Dios como para añadir esta preocupación por ustedes.» [14] Ellas seguían llorando, hasta que al fin Orfa, dándole un beso, se fue a su casa. Rut, en cambio, se quedó con ella. [15] Noemí le dijo entonces: «¿Por qué no te vas también tú con tu cuñada, y así regresas a tu casa y a tus dioses?» [16] Rut le replicó: «No me obligues a dejarte yéndome lejos de ti, pues a donde tú vayas, iré yo; y donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. [17] Donde tú mueras, allí también quiero morir y ser enterrada yo. Que el Señor me castigue como es debido si no es la muerte la que nos separe.» [18] Viendo Noemí que Rut se mantenía firme en su decisión, no quiso insistirle más. [19] Y continuando el camino llegaron las dos a Belén. Todo la gente se impresionó al verlas llegar. [20] Y como Noemí se diera cuenta de que las mujeres comentaban: «¿Pero no es ésta Noemí?», [21] les dijo: «No me llamen por mi nombre, sino díganme Amarga, porque el Todopoderoso me ha llenado de amargura. Partí con todo, y el Señor me hace volver con las manos vacías. ¿Para qué, pues, me llaman Noemí, cuando Yavé me ha condenado a ser una desgraciada?» [22] Así fue como Noemí, acompañada de Rut, su nuera moabita, regresó de Moab. Y justo cuando llegaron a Belén estaba comenzando la cosecha de la cebada.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Eclesiastés 3, 1 - 22

SIRACIDES