Salmo 133 (132), 1 - 3
[1] ¡Qué bueno y qué tierno es ver a esos hermanos vivir juntos! [2] Es como un aceite refidnado que desde su cabeza desciende hasta la barba, la barba de Aarón, hasta el cuello de su túnica. [3] Es como un rocío del Hermón, que baja sobre las montañas de Sión. Allí el Señor otorgó su bendición, la vida para siempre.
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