Salmo 140 (139), 1 - 14

[2] Líbrame, Señor, del hombre malvado, defiéndeme de la gente violenta, [3] de los que en su corazón maquinan males y que provocan riñas cada día; [4] que cual serpiente afilan sus lenguas y un veneno de víbora hay en sus labios. [5] Señor, protégeme de manos del impío, defiéndeme de la gente violenta, que piensan cómo hacerme tropezar. [6] Los soberbios me han puesto un lazo oculto, han tendido redes bajo mis pies y me han puesto trampas junto al sendero. [7] Dije al Señor: "Tú eres mi Dios, presta atención, Señor, a la voz de mi súplica". [8] Señor Dios, poderoso para salvar, tú cubres mi cabeza el día del combate. [9] No consientas, Señor, los deseos del malvado, no dejes que su plan se realice. [10] Que no alcen su cabeza los que me asedian, que la malicia de sus labios los ahogue; [11] que lluevan sobre ellos brasas ardientes, que los eches al abismo y no salgan. [12] Que la tierra rechace al detractor y persiga al violento el mal sin tregua. [13] Sé que el Señor hará justicia al desvalido y dará a los pobres la razón. [14] Los justos darán gracias a tu Nombre, los hombres rectos se quedarán en tu presencia.

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