Salmo 24 (23), 1 - 10

[1] Del Señor es la tierra y lo que contiene, el mundo y todos sus habitantes; [2] pues él la edifició sobre los mares, y la puso más arriba que las aguas. [3] ¿Quién subirá a la montaña del Señor? ¿quién estará de pie en su santo recinto? [4] El de manos limpias y de puro corazón, el que no pone su alma en cosas vanas ni jura con engaño. [5] Ese obtendrá la bendición del Señor y la aprobación de Dios, su salvador. [6] Así es la raza de los que Le buscan, de los que buscan tu rostro, ¡Dios de Jacob! [7] ¡Ea puertas, levanten sus dinteles, elévense, portones eternos, y que pase el Rey de la gloria! [8] ¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, el fuerte, el poderoso, el Señor, valiente en la batalla. [9] ¡Puertas, levanten sus dinteles, elévense, portones eternos y que pase el Rey de la gloria! [10] ¿Quién es ese Rey de la gloria? Es Yahvé, Dios de los Ejércitos, él es el Rey de la Gloria.

[1] Este salmo se cantaba en coro mientras el arca era llevada al Templo en procesión. El salmo evoca la gloria de Dios y los deberes de los que lo anhelan.[2] Alusión a la visión que los israelitas tenían del mundo: la tierra era como un disco que descansaba sobre columnas. Del Señor es la tierra y lo que contiene. Una procesión sube hacia el Templo: los israelitas llevan alegremente el Arca de la Alianza al lugar en que el mismo Dios, Creador del universo, morará en medio de ellos. Oh puertas, levanten sus dinteles para que pase el rey de la gloria. Contemplemos este misterio: el Todopoderoso viene a convivir con nosotros y se aloja en la mansión humilde que le preparamos. Se hizo hombre en el seno de María. ¿Quién es el rey de la gloria? El salmista pensaba en Yahvé, el Dios de los Ejércitos. Pero Cristo no es otro que El Señor: ha sido constituido rey de gloria, y en el día de su Resurrección y Ascensión, ha subido al «Monte Santo», y fue el primero que entró a la morada eterna de Dios. Todos los que comparten la rectitud de su vida y buscan a Dios con corazón sincero, entrarán en pos de él, también, en la gloria de Jesús y compartirán su felicidad eterna.

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