Salmo 48 (47), 1 - 15

[2] Grande es el Señor y muy digno de alabanzas, en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo [3] de hermosa altivez, alegría de toda la tierra. ¡Monte Sión, morada divina, ciudad del Gran Rey! [4] Dentro de sus torreones está Dios, se ha revelado como su baluarte. [5] Los reyes se habían unido, y juntos avanzaban, hasta que la vieron... y quedaron pasmados, presas de pánico, se dieron a la fuga. [7] Allí mismo los agarró un temblor, un escalofrío como de mujer en parto; [8] así es como el viento del oriente estrella a los navíos de Tarsis. [9] Tal como lo oímos, así lo vimos en la ciudad del Señor Sabaot, en la ciudad de nuestro Dios: él la ha asentado para siempre. [10] Oh Dios, recordamos tus favores en los patios de tu Templo; [11] que iguale, oh Dios, tu alabanza a tu nombre, y alcance los confines de la tierra. [12] Impone tu diestra tu justicia; se alegra el monte Sión; los pueblos de Judá saltan de gozo al presenciar tus juicios. [13] Recorran Sión y den la vuelta, cuenten sus torres [14]. y contemplen sus defensas recorran uno a uno sus palacios; y digan a las nuevas generaciones: [15] ¡así es nuestro Dios! Nuestro Dios por los siglos de los siglos, él nos conducirá.

[1] Igual que el salmo 46, éste hace alusión a una liberación milagrosa de Jerusalén. Monte santo el texto dice: "El cerro de Sión, en el extremo norte "; las tradiciones antiguas consideraban las montañas del norte como la residencia de los dioses. Recorre Sión, da la vuelta: a lo mejor es el gesto religioso muy antiguo y universal de dar la vuelta al Santuario tocando sus muros.

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