Salmo 54 (53), 1 - 9

[3] Oh Dios, por tu Nombre sálvame; por tu poder hazme justicia. [4] Oh Dios, escucha mi plegaria, escucha las palabras de mi boca, [5] pues se alzan contra mí los arrogantes y buscan mi muerte los violentos, hombres para los cuales Dios no cuenta.. [6] Pero a mí Dios me ayuda, entre los que me apoyan está el Señor. [7] Que el mal recaiga sobre los que me espían; destrúyelos, Señor, pues tú eres fiel. [8] Te ofreceré de buena gana un sacrificio, y alabaré tu nombre, porque es bueno, [9] pues me has sacado de cualquier angustia y he visto humillado a mis enemigos.

[1] En el versículo 1 vemos que el Nombre de Dios y su poderosa intervención son casi la misma cosa (véase Mc 16,17; He 3,6; Fil 2,9). Pongamos nuestra confianza en el nombre de Jesús y nuestra oración no será en vano.

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