Salmo 58 (57), 1 - 12

[2] Dioses, ¿será verdad que hacen justicia y gobiernan como es justo a los hijos de los hombres? [3] Pero no, de adrede cometen injusticia y sus manos le imponen al país la violencia. [4] Desde el seno materno andan descarriados los impíos; desde el vientre de su madre se desvían los que dicen la mentira. [5] Su veneno es veneno de serpiente, son sordos como el áspid que se tapa el oído [6] para no oír la voz del encantador, del que doma a las serpientes. [7] Oh Dios, rompe los dientes de su boca, quiebra, Señor, sus colmillos de leones. [8] Que se escurran como agua de un vaso roto, que se sequen como hierba pisoteada. [9] Que sean cual babosa que se va deshaciendo, o como el aborto que no ha visto el sol, [10] como zarza quemada antes de que claven sus espinas: ¡que los arrebate un torbellino! [11] ¡Qué alegría la del justo al ver la venganza! lavará sus pies en la sangre del impío. [12] Y dirán: "¡Sí, se gana con ser justo, sí, hay un Dios para juzgar al mundo!"

[1] Son llamados dioses los gobernantes y responsables de la justicia social, pues en el ejercicio de su cargo y responsabilidades son representantes de Dios mismo.

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