Salmo 59 (58), 1 - 18
[2] ¡Dios mío, líbrame de mis enemigos, protégeme de mis agresores; [3] líbrame de los que hacen la maldad, sálvame de los hombres criminales! [4] Mira cómo acechan a mi vida, cuántos poderosos se juntan contra mí. Señor, en mí no hay crimen ni pecado, [5] pero sin falta mía acuden y se aprestan. Despiértate, ven a mi encuentro y mira. [6] Señor, Dios Sabaot, Dios de Israel, despiértate, castiga a esos paganos, sé inclemente con todos esos renegados. [7] Vuelven de tarde, ladran como perros, andan dando vueltas por la ciudad. [8] A toda boca dicen barbaridades, de sus labios salen como espadas: «¡Escuche Dios, si puede!»¿ [9] Pero tú, Señor, te burlas de ellos, te ríes de esos incrédulos. [10] Oh tú, mi fuerza, hacia ti miro, pues Dios es mi ciudadela. [11] Si mi Dios viene a mí en su bondad, me hará ver la pérdida de los que me espían. [12] Oh Dios, ordena su masacre, pues tu pueblo no debe olvidarlo. Tú tan valiente persíguelos y mátalos, oh Señor, nuestro escudo. [13] No hay palabra de sus labios que en su boca no sea pecado. Quedarán atrapados en su orgullo, en los insultos y mentiras que pronuncian. [14] En tu furor aplástalos, destrúyelos y que ya no sean más. Entonces se sabrá que Dios reina en Jacob y hasta los confines de la tierra. [15] Que a la tarde regresen, que ladren como perros, que anden dando vueltas por la ciudad [16] a la caza de algo que comer y que gruñan si no se repletan. [17] Pero yo cantaré tu poder, y desde la mañana contaré tus bondades; porque tú has sido para mí una ciudadela y mi refugio en el día de la angustia. [18] Oh mi fuerza, yo quiero cantarte, mi Bastión es un Dios siempre bueno conmigo
[1] La ciudad está en manos de los violentos. ¿Está Dios lejos de los barrios peligrosos? ¿No hace nada? ¿No hay oración ni testimonio que pueda removerlos?
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