Salmo 82 (81), 1 - 8

[1] Se ha puesto Dios de pie en la asamblea divina para dictar sentencia en medio de los dioses: [2] "¿Hasta cuándo juzgarán inicuamente y tendrán miramientos con los malos? [3] Denle el favor al débil y al huérfano, hagan justicia al que sufre y al pobre; [4] si los ven tan débiles e indigentes, sálvenlos de la mano de los impíos". [5] Esta gente no sabe ni comprende, no dan más que vueltas en sus tinieblas, y las bases de la tierra se conmueven. [6] Había dicho: "Ustedes serán dioses, serán todos hijos del Altísimo". [7] Pero, ahora como hombres morirán y como seres de carne caerán". [8] Oh Dios, ponte de pie, juzga la tierra,. pues tú dominas todas las naciones.

[1] Dios convoca a los gobernantes del mundo, llamados «dioses», porque juzgar y gobernar a los hombres es propio de Dios, y los que desempeñan este cargo deben hacerlo en nombre de Dios. Dios recuerda los derechos sagrados del pueblo. Los gobernantes también son mortales y rendirán cuentas. El piso de la tierra se conmueve. Se olvidan los fundamentos de la moral, mientras reina la corrupción: ya ni siquiera se toma en cuenta lo estrictamente necesario para que un pueblo viva: los hijos, la familia, la obediencia, el trabajo, el sentido del servicio y del sacrificio. La Biblia no separa al mundo físico del mundo moral: el mal de los hombres destruye el orden de la naturaleza y provoca las catástrofes.

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