2a Crónicas 15, 1 - 19

[1] Vino entonces el Espíritu de Dios sobre Azarías, hijo de Obed, [2] el cual salió al encuentro de Asá y le dijo: «¡Escúchenme ustedes, Asá y toda la gente de Judá y Benjamín! Yavé estará con ustedes mientras ustedes estén con él; si ustedes lo buscan, él se dejará hallar, pero si ustedes lo abandonan, él los abandonará a ustedes. [3] Durante mucho tiempo estará Israel sin el verdadero Dios y sin sacerdotes que enseñen su Ley, [4] pero cuando en medio de la tribulación se vuelvan a Yavé, Dios de Israel, y lo busquen, entonces lo encontrarán. [5] En aquellos tiempos no habrá paz para quien entre ni para quien salga, sino muchas angustias sobre todos los habitantes de la tierra; [6] porque un pueblo se levantará contra otro, una ciudad contra otra ciudad, porque Dios los perturbará con plagas de toda clase. [7] Entre tanto, ustedes tengan ánimo y no desmayen, esfuércense y que no se debiliten los brazos; puesto que recibirán la recompensa de sus obras.» [8] Al oír Asá estas palabras y esta profecía cobró ánimo e hizo desaparecer los ídolos abominables de todo el país de Judá y Benjamín y de las ciudades que había conquistado en los cerros de Efraím, y restauró el altar de Yavé que estaba delante de la Casa. [9] Congregó a todo Judá y Benjamín, y a los de Efraím, Manasés y Simeón que habitaban entre ellos; pues se habían pasado a él muchos de los israelitas al ver que Yavé, su Dios, estaba con él. [10] Se reunieron en Jerusalén en el mes tercero del año quince del reinado de Asá. [11] Aquel día ofrecieron a Yavé víctimas consumidas por el fuego, tomando para esto setecientos bueyes y siete mil ovejas del botín que habían recogido. [12] Acordaron buscar a Yavé, el Dios de sus padres, con todo su corazón y toda su alma: en esto consiste la Alianza; [13] e incluso dijeron que todo aquel que no buscara a Yavé, el Dios de Israel, sería muerto, fuera pequeño o grande, hombre o mujer. [14] Juraron, pues, a Yavé en alta voz, con gritos de júbilo y al son de trompetas y cuernos, [15] y todo Judá se alegró con motivo del juramento, porque de todo corazón habían prestado juramento, y con plena voluntad habían buscado a Yavé. Por eso él se dejó hallar de ellos; y les dio paz por todas partes. [16] El rey Asá llegó a quitar a Maacá, su madre, el título de Gran Dama, porque había hecho un Horror para Aserá. Asá destruyó este Horror, lo hizo pedazos y lo quemó en el torrente Cedrón. [17] Pero no desaparecieron los santuarios altos de en medio de Israel, aun cuando el corazón de Asá fue perfecto todos los días de su vida. [18] Llevó a la Casa de Yavé las ofrendas consagradas por su padre y sus propias ofrendas: plata, oro y utensilios. [19] No hubo guerra hasta el año treinta y cinco del reinado de Asá.

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