2a Crónicas 18, 1 - 34

JOSAFAT Y AJAB

[1] Josafat tuvo grandes riquezas y honores, emparentó con Ajab [2] y al cabo de algunos años, bajó a visitarlo a Samaria. Ajab sacrificó gran número de ovejas y bueyes para él y para la gente que lo acompañaba; luego le persuadió que lo acompañara para ir contra Ramot de Galaad. [3] Ajab, rey de Israel, dijo a Josafat, rey de Judá: «¿Quieres marchar conmigo contra Ramot de Galaad?» Le contestó: «Somos uno solo yo y tú. Tanto mi pueblo como el tuyo estaremos contigo en la batalla.» [4] Pero Josafat dijo al rey de Israel: «Consulta antes, por favor, la palabra de Yavé.» [5] El rey de Israel reunió a los profetas en número de cuatrocientos y les dijo: «¿Debo atacar a Ramot de Galaad o no?» Ellos le repondieron: «Ataca, porque Yavé la entregará en manos del rey.» [6] Josafat preguntó: «¿No hay aquí algún otro profeta a quien podamos consultar?» [7] El rey de Israel le dijo: «Sí, hay un hombre por quien podríamos consultar a Yavé, pero yo le tengo odio, pues nunca me profetiza el bien, sino el mal. Es Miqueas, hijo de Jimlá.» Josafat lo reprendió: «No hables de esta manera.» [8] El rey de Israel llamó a un eunuco y le dijo: «Trae en seguida a Miqueas, hijo de Jimlá.» [9] El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada cual en su trono, vestidos de gala, en el terreno que hay a la entrada de la puerta de Samaria, mientras que todos los profetas profetizaban delante de ellos. [10] Sedecías, hijo de Kenaná, se había hecho unos cuernos de hierro y decía: «Así dice Yavé: Con esto acometerás a Aram hasta acabar con ellos.» [11] Y todos los profetas hablaban del mismo modo diciendo: «Sube contra Ramot de Galaad y tendrás éxito. Yavé la entregará en manos del rey.» [12] El mensajero que había ido a llamar a Miqueas le dijo: «Mira que los profetas, todos a una voz, predicen feliz éxito al rey; procura tú decir lo mismo.» [13] Miqueas respondió: «Por la vida de Yavé anunciaré lo que mi Dios me diga.» Llegó donde el rey [14] y éste le dijo: «Miqueas, ¿debemos subir contra Ramot de Galaad para atacar, o no?» Miqueas le respondió: «Suban, pues tendrán éxito. Ellos serán entregados en manos de ustedes.» [15] Pero el rey le dijo: «¿Cuántas veces he de rogarte que no me digas más que la verdad en nombre de Yavé?» [16] Entonces Miqueas dijo: «He visto todo Israel disperso por los montes como ovejas sin pastor; Yavé ha dicho: Estos ya no tienen quien los guíe; que vuelvan en paz cada cual a su casa.» [17] El rey de Israel dijo a Josafat: «¿No te dije que nunca me anuncia el bien, sino el mal?» [18] Miqueas le dijo entonces: «Escuchen la palabra de Yavé. He visto a Yavé sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su derecha y a su izquierda. [19] Preguntó Yavé: ¿Quién engañará a Ajab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Unos decían una cosa y otros otra. [20] Entonces se adelantó el Espíritu, se puso ante Yavé y le dijo: Yo lo engañaré. Le preguntó Yavé: ¿Y cómo lo harás? [21] Respondió: Iré y me haré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas. Yavé le dijo: Tú conseguirás engañarlo. Vete y hazlo así. [22] Ahora, pues, Yavé ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos estos profetas tuyos, pues Yavé ha predicho el mal contra ti.» [23] Se acercó entonces Sedecías, hijo de Kenaná, y dio una bofetada a Miqueas en la mejilla diciendo: «¿Por qué camino se ha ido de mí el espíritu de Yavé para hablarte a ti?» [24] Miqueas replicó: «Tú mismo lo verás el día en que pases de casa en casa para esconderte.» [25] El rey de Israel dijo: «Tomen preso a Miqueas y llévenlo a Amón, gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey; [26] y le dirán: Así habla el rey: Metan a éste en la cárcel y le dan el pan y el agua racionado, hasta que yo vuelva victorioso.» [27] Miqueas le dijo: «Si tú vuelves victorioso, Yavé no ha hablado por mi boca.» [28] El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, subieron contra Ramot de Galaad. [29] El rey de Israel dijo a Josafat: «Yo voy a disfrazarme para ir a la pelea, mientras tú te pondrás tus vestidos.» El rey de Israel se disfrazó y así empezaron a pelear. [30] Ahora bien, el rey de Aram había ordenado a los jefes de sus carros de guerra: «No ataquen a nadie, ni a los grandes ni a los chicos, tan sólo al rey de Israel.» [31] Cuando los jefes de los carros de guerra vieron a Josafat, pensaron que era el rey de Israel y lo rodearon para cargar contra él. Pero Josafat invocó a gritos a Yavé y éste lo socorrió y los alejó de él. [32] Al darse cuenta de que no era el rey de Israel, los jefes de carros se apartaron de él. [33] Sucedió que uno de los soldados arameos disparó su arco sin saber a quién apuntaba, hiriendo al rey de Israel, por entre las hombreras y la coraza. El rey dijo al que guiaba su carro: «Date vuelta y sácame de la batalla, porque me siento malherido.» [34] Pero el combate se puso más duro, de modo que tuvieron que sostener al rey en pie en su carro de guerra frente a los arameos hasta la tarde; a la caída del sol, murió.

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