Deuteronomio 2
EL CAMINO POR EL DESIERTO
[1] Luego volvimos al desierto por el camino del Mar Rojo, como Yavé me había ordenado, y anduvimos largo tiempo rodeando los cerros de Seir. [2] Entonces Yavé me habló: [3] Ustedes llevan mucho tiempo rodeando estos cerros; vayan hacia el norte. [4] Pero tú darás esta orden al pueblo: 'Van a pasar por el territorio de sus hermanos, los hijos de Esaú, que habitan en Seir. Ellos los temen a ustedes, pero, mucho cuidado, [5] no los ataquen, porque yo no les daré nada de su tierrra, ni siquiera donde poner el pie. Sepan que los cerros de Seír se los he dado en posesión a Esaú, [6] y ustedes les comprarán con plata los alimentos que coman, e incluso el agua. [7] Piensen que Yavé nos ha bendecido en todas nuestras obras; él había previsto nuestro camino por el desierto y hace ya cuarenta años que Yavé está con ustedes, sin que nada les haya faltado . [8] Pasamos, pues, por el lado de nuestros hermanos, los hijos de Esaú que habitan en Seír. Dejamos el camino que lleva a la Arabá desde Elat y Asión Gaber y avanzamos por el camino del desierto de Moab. [9] Yavé me dijo entonces: No ataques a Moab ni lo provoques al combate, pues yo no te daré nada de su país. Quise que la ciudad de Ar perteneciera a los hijos de Lot . [10] (Antiguamente habitaban allí los emíos, pueblo grande, numeroso y de alta estatura, como los enaceos. [11] Tanto a ellos como a los enaceos se los tenía por gigantes, pero los moabitas los llamaban emíos. [12] Asimismo en Seír habitaron antiguamente los horeos, pero los hijos de Esaú los echaron, los exterminaron y se establecieron en su lugar, como lo hizo Israel en la tierra que Yavé le dio como posesión suya). [13] Y ahora ¡pasen el torrente deZared! [14] Pasamos, pues, el torrente de Zared. El tiempo que estuvimos caminando desde Cadés Barné hasta el paso del torrente fue de treinta y ocho años, hasta que hubo desaparecido del pueblo toda la generación de los hombres aptos para la guerra, como les había dicho Yavé. [15] La mano de Yavé hizo lo necesario para eliminarlos del campamento hasta que desaparecieran todos. [16] Muertos, finalmente, todos aquellos guerreros, [17] Yavé me dijo: [18] Tú vas a pasar hoy por las fronteras de Moab, frente a la ciudad de Ar, [19] y te encontrarás con los amonitas. No los ataques ni los provoques, pues yo no te daré nada de la tierra de los amonitas: sepan que se la di a los hijos de Lot . [20] (Esta tierra también fue considerada como país de gigantes, pues en ella habitaban antiguamente unos refaitas, o gigantes, que los amonitas llaman zommim , [21] pueblo grande, numeroso y de altura descomunal, a semejanza de los enaceos. Yavé los exterminó por mano de los amonitas e hizo que éstos poblaran la tierra en su lugar. [22] Lo mismo había hecho con los Horitas que fueron exterminados en Seír por los hijos de Esaú. Y los amonitas habitaron la tierra de los refaitas hasta el día de hoy. [23] En aquel tiempo los avitas también vivían en campamentos extendiéndose hacia Gaza, pero fueron exterminados por los caftoreos que habían salidos de Caftor, los cuales ocuparon su lugar). [24] Marchen, pues, y pasen el torrente de Arnón. Miren, yo pongo en manos de ustedes a Sijón, rey de Jesbón, el amorreo, y todo su país. Empieza, pues, desde ahora, a ocupar su tierra y a hacerle la guerra, [25] y yo, por mi parte, comienzo a infundir terror y miedo de ti entre todos los pueblos que hay debajo del cielo. Al oír tu nombre temblarán y se desmayarán ante ti .
LA VICTORIA SOBRE SIJÓN Y OG
[26] Del desierto de Quedemot envié mensajeros a Sijón, rey de Jesbón, con estas palabras de paz: [27] 'Quiero pasar por tu país, pero seguiré el camino sin desviarme ni a la derecha ni a la izquierda. [28] Véndenos los alimentos que consumamos, lo mismo que el agua que bebamos, [29] y déjanos pasar tan sólo como lo hicieron los hijos de Esaú que habitan en Seír y los moabitas que moran en Ar, hasta que lleguemos al Jordán y entremos en la tierra que nos da Yavé, nuestro Dios . [30] Pero Sijón, rey de Jesbón, no quiso dejarnos pasar por allí, pues aquel día Yavé, nuestro Dios, quiso que se pusiera duro y cerrado, para que así cayera en nuestras manos. [31] Entonces Yavé me habló: Ya ves que he comenzado a entregarte Sijón y su tierra; ustedes empezarán la conquista conquistando su tierra . [32] Salió, pues, Sijón con toda su gente a presentarnos batalla en Jasa [33] y Yavé, nuestro Dios, nos lo entregó y lo derrotamos junto con sus hijos y toda su gente. [34] En ese tiempo tomamos todas sus ciudades y las consagramos en anatema, matando a sus habitantes, hombres, mujeres y niños, sin perdonar vida alguna, [35] salvo la de los animales, que fueron parte del botín como los despojos de las ciudades que ocupamos. [36] Desde Aroer, ciudad situada sobre la pendiente del torrente Arnón, y la ciudad que está abajo, hasta Galaad, no hubo aldea ni ciudad que no tomáramos: Yavé, nuestro Dios, nos las entregó todas. [37] Pero, como Yavé, nuestro Dios nos había prohibido la tierra de los amonitas, no tocamos las ciudades de la pendiente del Yaboc ni las ciudades de los cerros.
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