Deuteronomio 32

CÁNTICO DE MOISÉS

[1] «Cielos, presten oídos, que voy a hablar, y la tierra toda escuche las palabras de mi boca. [2] Como lluvia se derrame mi doctrina, caiga como rocío mi palabra, como suave lluvia sobre la verde hierba, como aguacero sobre el césped. [3] Voy a proclamar el nombre de Yavé: ¡alaben a nuestro Dios! [4] El es la Roca, cuya obra es perfecta, y todos sus caminos son justicia. Es Dios leal, enemigo del mal, es recto y justo. [5] Se portaron mal con él, ¡hijos indignos! generación perversa y depravada. [6] ¿Así pagas a Yavé, pueblo tonto y estúpido? ¿No es él tu Padre, el que te creó, el que te hizo y te estableció? [7] Acuérdate de los días pasados, recuerda las generaciones anteriores. Interroga a tu padre, que te cuente, a tus ancianos, que te expliquen. [8] Cuando el Altísimo dio a cada pueblo su tierra, cuando repartió a los hijos de Adán, fijó las fronteras de los pueblos según el número de los Hijos de Dios. [9] Pero la parte de Yavé fue su pueblo, Jacob fue su propio dominio. [10] Lo encontró en el desierto, en la soledad rugiente, y lo cubrió, lo alimentó, lo cuidó como a la niña de sus ojos. [11] Como un águila cubre a sus polluelos, y revolotea sobre ellos, así él extendió sus alas y lo tomó y lo llevó sobre sus plumas. [12] Sólo Yavé lo guiaba, no estaba con él ningún dios ajeno. [13] Lo estableció en las tierras altas, lo alimentó de los frutos del campo, le dio a gustar la miel de una peña que sale como aceite del hueco de la roca, [14] la crema de la vaca y la leche de las ovejas. la grasa de los corderos, y la flor de los granos de trigo. tuvo por bebida el jugo de la uva. [15] Comió el Regalón y se sació, engordó Israel y dio coces, rechazó a Dios, que lo formó, despreció a su Roca, que lo salvó. [16] Despertaron sus celos con dioses ajenos, lo irritaron con sus ídolos. [17] Sacrificaron, no a Dios, sino a demonios. a dioses que no eran suyos, dioses nuevos, recién llegados, a los que nunca veneraron sus padres. [18] ¿Cómo? Olvidas a la Roca que te creó, ignoras al Dios que te engendró? [19] Yavé lo ha visto, y desprecia a sus hijos e hijas que lo han ofendido. [20] Les voy a esconder mi rostro, a ver qué será de ellos. Estos son una generación perversa, hijos de los que uno no se puede fiar. [21] Me pusieron celoso con lo que no es Dios, me molestaron con cosas que no sirven. Por eso yo los pondré celosos de una gente que no es pueblo. y los molestará una nación que no sirve. [22] ¡Miren que saltó fuego de mi cólera y la llama consume hastaele mundo de abajo, devora la tierra y sus frutos, abrasa los cimientos de los cerros! [23] Descargaré mis plagas sobre ellos y agotaré en ellos mis dardos. [24] Los consumirán el hambre, la peste y las fiebres mortales. Dientes de fiera mandaré contra ellos, y el veneno de los reptiles. [25] Por fuera la espada hará estragos y dentro reinará el espanto. Caerán sobre el joven y la doncella, el niño de pecho y el viejo encanecido. [26] ¿Acaso diré: A polvo los reduciré, borraré su recuerdo de en medio de los hombres? [27] Temo que se jacten sus enemigos, ya que no entenderían y dirían: «Les ganamos nosotros, no es Yavé quien lo hizo.» [28] Israel no sabe conducirse y no hay en ellos sensatez. [29] Si fueran inteligentes, lo entenderían, y sabrían en qué van a parar: [30] Un solo enemigo persigue a mil de ellos y dos ponen en fuga a diez mil, ¿no será porque su Roca los ha vendido, porque Yavé los ha entregado? [31] El enemigo, su roca no es como nuestra Roca, no hay sabiduría en nuestros adversarios. [32] Porque su viña es viña de Sodoma y de las plantaciones de Gomorra uvas venenosas son sus uvas, racimos amargos sus racimos. [33] Su vino es veneno de serpiente, mortal ponzoña de áspid. [34] ¿Qué suerte les tengo reservada, sellada y guardada junto a mí? [35] ¡A mí la venganza y la sanción en el momento que su pie vacile! Pues se acerca el día de su ruina, y pronto llega su fin. [36] Porque Yavé hará justicia a su pueblo y se apiadará de sus siervos, cuando vea que su fuerza se agota, que no queda ya ni hombre libre ni esclavo. [37] Y les dirá: ¿Dónde están sus dioses, la roca en la que buscaban su refugio, [38] los que comían la grasa de sus sacrificios y bebían el vino de sus ofrendas? ¡Que se levanten y los salven a ustedes!, ¡sean ellos su amparo y refugio! [39] Vean ahora que Yo, sólo Yo soy, y que no hay más Dios que yo. Yo doy la muerte y la vida, yo hiero, y soy yo mismo el que sano, y no hay quien se libre de mi mano. [40] Sí, yo alzo al cielo mi mano y digo: «Tan cierto como vivo yo para siempre, [41] afilaré la punta de mi espada, y mi mano empuñará el Juicio; me vengaré de mis adversarios, y daré el pago a quienes me aborrecen. [42] Embriagaré de sangre mis saetas, y mi espada se hartará de carne: sangre de muertos y cautivos, cabezas de caudillos enemigos. [43] ¡Que los cielos festejen a su pueblo! ¡Hijos de Dios, póstrense ante él! Porque él venga la sangre de sus siervos y devuelve la venganza a sus adversarios, mientras purifica la tierra de su pueblo.» [44] Moisés pronunció las palabras de este cántico ante el pueblo que lo escuchaba, y Josué, hijo de Nun, estaba con él. [45] Cuando Moisés acabó de pronunciar estas palabras a todo Israel, les dijo: [46] «Estén bien atentos a todas estas palabras que contienen mi declaración contra ustedes, y digan a sus hijos que cuiden de ponerlas todas en práctica. [47] Porque no es cosa de poca importancia: esta palabra es su vida y, por ella, ustedes prolongarán sus días en el país que van a conquistar después de pasar el Jordán.» [48] Yavé habló a Moisés en aquel mismo día y le dijo: [49] «Sube a los cerros de los Abarim, en el país de Moab, frente a Jericó, y contempla la tierra de Canaán que yo doy a los hijos de Israel. Morirás en el cerro al que vas a subir, [50] y te reunirás con tus padres, igual que tu hermano Aarón, que murió en el cerro de Hor y fue a reunirse con los suyos. [51] Bien sabes que han desconfiado de mí en las aguas de Meribá, en el desierto de Zin, cuando no me proclamaron frente al pueblo. [52] Por eso no entrarás en la Tierra; sólo la contemplarás de lejos.»

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