Josué 2, 1 - 24
[1] Una prostituta recibe a los espías de Josué y ellos le prometen perdonarle la vida a ella y a todo su grupo familiar. Las murallas enormes de Jericó habían sido destruidas un siglo antes, y la población se había instalado de nuevo adentro sin repararlas. Imaginemos a toda esa gente reunida en una casa edificada con las mismas ruinas de la muralla. Este acontecimiento menor tiene valor de signo. El autor del libro pone en boca de Rahab una declaración de fe en Yavé, el Dios que vive y que va a entregar el país al pueblo hebreo. A causa de esta fe, Rahab será salvada.La tradición judía la reconocía como antepasada del rey David, y el Evangelio la nombra en la genealogía de Jesús (Mateo 15).*@*ANTIGUO TESTAMENTO\Jos\3.[1] No siempre el Jordán ha sido la frontera del país de Israel: según las victorias o las derrotas, Israel poseía las tierras al este del Jordán o perdía las ubicadas al oeste. Sin embargo el Jordán ha representado siempre la frontera de la Tierra Prometida para el pueblo de Dios. Así es como vemos que las tribus de Rubén y de Gad, ya instaladas al este del río, son obligadas por Moisés y luego por Josué a franquear el río con sus hermanos: es sólo con esta condición que serán también considerados como verdaderos herederos de la Tierra Prometida. Esto explica por qué el paso del Jordán tras Josué tuvo una importancia tan grande tanto en la tradición judía como en la cristiana. En esta travesía, igual que en la del Mar Rojo, vemos que Dios es el único gran actor de la entrada en la Tierra Prometida. En el momento en que los portadores del Arca, en la cual descansa la Gloria de Yavé, tocan las aguas del río, es cuando éstas dejan de correr. Y cuando los portadores salen del río, una vez que ha pasado todo el mundo, las aguas retoman su curso.De esta manera Dios, llevado en su Arca, abre y cierra la puerta de la Tierra Prometida (Ap 3,7). Del mismo modo Jesús, nueva arca de la alianza en quien reside la plenitud de la divinidad (Col 2,9), bajará a las aguas del Jordán para abrir a los hombres las puertas de la nueva Tierra Prometida.Si reconocemos tanto en el paso del Jordán como en la travesía del Mar Rojo un símbolo del bautismo, debemos antes que nada recalcar que este relato nos proporciona una de las claves principales del libro de Josué. A pesar de las apariencias, este libro del Antiguo Testamento no es un informe militar de las conquistas de Josué; es más bien un libro litúrgico. A lo largo de todo el libro es Dios quien está actuando: él es quien concede o retira sus bendiciones de acuerdo a la fidelidad o infidelidad de su pueblo. Y cuando el libro llega a su fin, vemos que se invita al pueblo a una profesión de fe solemne (Jos 24). Cada vez que la Iglesia nos invita como Josué a renovar nuestra profesión de fe, ya sea en el bautismo o en la Vigilia pascual, retomamos una larga tradición del pueblo de los creyentes.Se detuvieron las aguas formando como una represa muy lejos de aquel lugar (16). Dos o tres veces, en los últimos siglos, se produjeron semejantes derrumbes de terrenos en el valle del Jordán más arriba de este sector, que dejaron seco el río por espacio de algunas horas, hasta que la corriente venció el obstáculo. Podemos pensar que fue un fenómeno semejante lo que permitió a Josué y a su pueblo entrar en la Tierra Prometida atravesando a pie el lecho seco del río.¿Qué significan para ustedes estas piedras? (21) ¿Qué significa tal monumento, tal fiesta? Y cada vez se contestaba narrando algún acontecimiento en que Yavé había socorrido a su pueblo. Con semejantes preguntas se enseñaba la fe en Israel; el israelita no sabía mucho de religión, pero cada lugar de su país le recordaba que Dios era el salvador de su pueblo. Josué establece su campamento en Guilgal. De ahí organiza sus asaltos, y lo veremos volver a Guilgal después de cada victoria, antes que se reúnan las fuerzas cananeas.Es fácil ver que se funden aquí varios relatos que no concuerdan en todo. ¿Se pusieron doce piedras en el campamento (4,3), o se colocaron en el lecho del Jordán (4,9)? Poco importa. A lo mejor estas piedras ya estaban antes que Josué y los israelitas y formaban el santuario de un lugar de culto pagano, muy cerca de Guilgal. Pero, después de la conquista, los sacerdotes quisieron darles una significación religiosa de acuerdo con la fe, como ya vimos en Ex 12,15.
Comentarios