Jueces 10, 1 - 18

TOLÁ, JAÍR Y JEFTÉ [1] Después de Abimelec, Tolá, hijo de Puá, hijo de Dodó, se presentó para salvar a Israel. Era de la tribu de Isacar y habitaba en Samir, en los cerros de Efraím. [2] Hizo de jefe en Israel durante veintitrés años y al morir fue sepultado en Samir. [3] Tras él surgió Jaír, de Galaad, que hizo de jefe en Israel por veintidós años. [4] Tenía treinta hijos, que montaban treinta burros, y treinta ciudades, que se llaman todavía hoy las aldeas de Jaír, en el país de Galaad. [5] Al morir fue sepultado en Camón. [6] Los israelitas volvieron a portarse mal con Yavé: sirvieron a los Baales y a las Astartés,a los dioses de Aram y de Sidón,a los dioses de Moab, a los de los amonitas y de los filisteos. Abandonaron a Yavé y ya no lo servían. [7] Entonces estalló el enojo de Yavé contra Israel y los entregó en manos de los filisteos y de los amonitas. [8] Estos molestaron y oprimieron a los israelitas desde aquel año durante dieciocho años, a todos los israelitas que vivían al otro lado del Jordán, en el país amorreo de Galaad. [9] Incluso los amonitas pasaron el Jordán para atacar también a Judá, a Benjamín y a la gente de Efraím. Israel pasó por un grave aprieto. [10] En esos años los israelitas clamaron a Yavé, diciendo: «Hemos pecado contra ti porque hemos abandonado a Yavé, nuestro Dios, para servir a los Baales.» [11] Yavé dijo a los israelitas: «Cuando los egipcios, los amorreos, los amonitas, los filisteos, [12] los sidonios, Amalec y Madián los oprimían y ustedes clamaron a mí, ¿no los salvé de sus manos? [13] A pesar de esto me han abandonado y han servido a otros dioses. Por eso no los salvaré otra vez. [14] Vayan y griten a los dioses que ustedes han elegido: a ver si los salvan en el tiempo que les va mal.» [15] Los israelitas respondieron a Yavé: «Hemos pecado, haz con nosotros lo que quieras, pero sálvanos hoy.» [16] Retiraron a los dioses extranjeros y sirvieron a Yavé, que ya no pudo soportar el sufrimiento de Israel. [17] Los amonitas se concentraron y vinieron a acampar en Galaad. También los israelitas se reunieron y acamparon en Mizpá. [18] Allí el pueblo y los dirigentes de Galaad se preguntaron: «¿Quién se pondrá al frente de todos nosotros para pelear contra los amonitas? A ése lo haremos jefe de todos los habitantes de Galaad.»

[1] Cada tribu tenía sus propios problemas. En varios lugares se levantaron salvadores que, después de una victoria, fueron honrados como «Jueces» por el resto de su vida: Gedeón era de Manasés; Tolá, de Isacar; Jair, del país de Galaad.De 10,6 a 12,7 se relata la historia de Jefté. La introducción, 10,6-18, destaca el significado de estos acontecimientos.Se notará el amor incansable de Yavé, que siempre perdona. Los pecados se van acumulando: "por eso no los volveré a salvar"; y, sin embargo, una vez más, Dios no pudo soportar ya el sufrimiento de Israel. Si nos quejamos del silencio de Dios frente a la actual injusticia y opresión, es porque no sabemos ver el pecado y la irresponsabilidad de los oprimidos.

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