Jueces 7, 1 - 25

[1] Jerubaal, es decir, Gedeón, se levantó temprano junto con toda la gente que estaba con él y acampó más arriba de Jarod. El campamento de los madianitas estaba más al norte y se extendía desde la loma de Moré hasta el llano. [2] Entonces dijo Yavé a Gedeón: «Es mucha la gente que está contigo. Si yo les entrego a los madianitas, los israelitas creerán que por sus propios medios vencieron a los madianitas. [3] Por eso reúne a tu gente y diles que el que tenga miedo se retire.» Así fue como se retiraron veintidós mil hombres y sólo quedaron diez mil. [4] Yavé dijo a Gedeón: «Todavía hay demasiada gente. Hazlos bajar al agua y yo mismo los probaré por ti. El que yo diga: Este irá contigo, ése irá; y el que yo diga: Ese no, a ése lo despedirás.» [5] Gedeón, pues, los hizo bajar al agua. Allí Yavé dijo: «Los que lamen el agua como lo hacen los perros, ponlos a un lado. Y los que se arrodillen para tomar agua, ponlos a otro lado.» [6] Fueron trescientos los que lamieron el agua. Y el resto se arrodillaron a beber. [7] Entonces dijo Yavé a Gedeón: «Yo ampararé a estos trescientos hombres que lamieron el agua y pondré a los madianitas en tus manos. Que los demás vuelvan a sus casas.» [8] Los trescientos se tomaron los jarrones y cuernos de todos los demás, mientras Gedeón los despedía. Al final, Gedeón y sus trescientos hombres hicieron frente a los madianitas acampados abajo, en el valle. [9] Aquella noche le dijo Yavé: «Levántate y baja al campamento, porque lo he puesto en tus manos. [10] No obstante, si temes bajar solo, sal al campamento con tu criado Purá, [11] y escucha lo que allí dicen. Te sentirás fortalecido con ello y luego atacarás el campamento.» Bajó, pues, con su criado Purá hasta la parte extrema de los centinelas del campamento. [12] Madián, Amalec y todos los hijos de Oriente se extendían en el valle, numerosos como langostas, y sus camellos eran innumerables como la arena de la orilla del mar. [13] Se acercó Gedeón y escuchó cómo un hombre contaba a su vecino un sueño que había tenido. Este decía: «He tenido un sueño: un pan grande de cebada rodaba por el campamento de Madián, llegó hasta una tienda, chocó contra ella y la volcó de arriba abajo.» [14] Su vecino le respondió: «Esto no puede significar más que la espada de Gedeón, hijo de Joás, el israelita. Dios ha entregado en sus manos a Madián y a todo el campamento.» [15] Cuando Gedeón oyó la narración del sueño y su explicación, se postró, volvió al campamento de Israel y dijo: «Levántense, porque Yavé ha puesto en manos de ustedes el campamento de Madián.» [16] Gedeón dividió a sus trescientos hombres en tres bandos. A todos les pasó luego las trompetas y los jarrones vacíos, dentro de los cuales había antorchas encendidas. [17] Les dijo: «Mírenme a mí y hagan lo mismo que yo. Cuando yo llegue a la proximidad del campamento, ustedes harán igual que yo. [18] Los que estén conmigo tocarán el cuerno, como señal para que todos lo hagan alrededor del campamento, y gritarán: «¡Por Yavé y por Gedeón!» [19] Con los cien hombres de su bando, Gedeón llegó al campamento madianita cuando los centinelas cambiaban de turno, al comienzo de la vigilia de media noche. [20] Entonces los israelitas rompieron los jarrones, sacaron las antorchas y tocaron los cuernos con la otra mano. Así lo hicieron los tres bandos, gritando: «¡Por Yavé y por Gedeón!» [21] Se quedó cada uno en su puesto alrededor del campamento y los del campamento comenzaron a correr gritando y huyendo. [22] Mientras, los trescientos israelitas seguían tocando. Yavé hizo que por todo el campamento los madianitas se mataran entre sí. Los que lograron huir fueron hasta Bet-Hassita, hacia Sareda, y hasta la orilla de Abel Mejulá, frente a Tabat. [23] Los israelitas acudieron de Neftalí, de Aser y de todo Manasés para perseguir a Madián. [24] Gedeón mandó también mensajeros por todos los cerros de Efraím para decir: «Bajen al encuentro de Madián y córtenles los vados hasta Bet-Bará y a lo largo del Jordán.» Acudieron, pues, todos los hombres de Efraím y ocuparon los vados hasta Bet-Bará y a lo largo del Jordán. [25] Hicieron prisioneros a los dos jefes de Madián, Oreb y Zeeb; mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb, en el lagar de Zeeb. Persiguieron a Madián y llevaron a Gedeón, al otro lado del Jordán, las cabezas de Oreb y Zeeb.

[4] Es mucha la gente que está contigo. La palabra de Yavé nos ayuda a creer que las pequeñas minorías preparan las revoluciones verdaderas.

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