Jueces 9, 1 - 57

ABIMELEC, HIJO DE GEDEÓN [1] Abimelec, hijo de Jerubaal, marchó a Siquem, donde los hermanos de su madre, y les dijo a ellos y a toda la familia paterna de su madre: [2] «Digan esto, por favor, a todos los señores de Siquem: ¿Qué es mejor para ustedes, que los gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerubaal, o que los mande un solo hombre? Recuerden, además, que yo soy de la misma sangre que ustedes.» [3] Los hermanos de su madre transmitieron este mensaje a todos los señores de Siquem, quienes se inclinaron al lado de Abimelec, porque se decían: [4] «Es nuestro hermano.» Le dieron, pues, setenta monedas de plata del templo de Baal-Berit, con las que Abimelec contrató a hombres malvados y aventureros que marcharon con él. [5] Fue con ellos a casa de su padre, en Ofrá, y mató de una vez a todos sus hermanos, hijos de Jerubaal, que eran setenta hombres. Sólo escapó Jotam, el hijo menor de Jerubaal, que pudo esconderse. [6] Luego se reunieron todos los señores de Siquem y todo el consejo. Fueron y proclamaron rey a Abimelec, junto a la encina de la estela que hay en Siquem. [7] Se lo anunciaron a Jotam, quien se colocó en la cumbre del monte Garizim. Allí alzó la voz y clamó: «Escúchenme, señores de Siquem, y que Dios los escuche. [8] Los árboles se pusieron en camino para buscar un rey a quien ungir. Dijeron al olivo: «Sé tú nuestro rey.» [9] Les respondió el olivo: «¿Voy a renunciar al aceite con el que gracias a mí son honrados los dioses y los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles? » [10] Los árboles dijeron a la higuera: «Ven tú a reinar sobre nosotros.» [11] Les respondió la higuera: «¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto, para ir a mecerme por encima de los árboles?» [12] Los árboles dijeron a la vid: «Ven tú a reinar sobre nosotros.» [13] Les respondió la vid: «¿Voy a renunciar a mi mosto, que alegra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?» [14] Entonces los árboles dijeron a la zarza: «Ven tú a reinar sobre nosotros.» [15] La zarza respondió a los árboles: «Si con sinceridad vienen a ungirme a mí para reinar sobre ustedes, acérquense y cobíjense a mi sombra, y si así no fuera, brote de la zarza fuego que devore los cedros del Líbano.» [16] Y ahora, díganme, ¿han obrado con sinceridad y lealtad al elegir rey a Abimelec?, ¿se han portado bien con Jerubaal y su familia y lo han tratado según sus méritos? [17] Pues mi padre combatió por ustedes; arriesgando su vida, los libró de la mano de Madián, [18] y ustedes se han lanzado hoy contra la familia de mi padre. Ustedes han matado de una vez a todos sus hijos, setenta hombres, y han puesto por rey sobre los señores de Siquem a Abimelec, el hijo de su esclava, por ser el hermano de ustedes. [19] Si, pues, han obrado con sinceridad y lealtad con Jerubaal y con su familia en el día de hoy, que del mismo modo Abimelec sea alegría para ustedes y ustedes para él. [20] De lo contrario, que salga fuego de Abimelec y devore a los señores de Siquem y a su consejo; y que salga fuego de los señores de Siquem y de su consejo y devore a Abimelec.» [21] Jotam huyó, se puso a salvo y fue a Beer, donde se estableció lejos de su hermano Abimelec. [22] Abimelec gobernó tres años en Israel. [23] Pero Yavé envió un espíritu de discordia entre Abimelec y los señores de Siquem; y entonces los señores de Siquem traicionaron a Abimelec. [24] Así debía ser castigado el crimen cometido contra los setenta hijos de Jerubaal, para que su sangre cayera sobre su hermano Abimelec, que los había asesinado, y también sobre los señores de Siquem, que lo habían ayudado a asesinar a sus hermanos. [25] Por hacerle daño, los señores de Siquem prepararon emboscadas en las cimas de los montes y saqueaban a todo el que pasaba cerca del camino. Abimelec fue avisado. [26] Entonces llegó Gaal, hijo de Obed, acompañado de sus hermanos, el cual se ganó la confianza de los señores de Siquem. [27] Un día salieron éstos al campo a vendimiar sus viñas, pisaron las uvas, hicieron fiestas y entraron en el templo de su dios, donde comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec. [28] Entonces Gaal, hijo de Obed, exclamó: «¿Quién es Abimelec y qué es Siquem para que los sirvamos? Tanto el hijo de Jerubaal como su lugarteniente Zebul servían a Hamor, padre de Siquem. ¿Por qué les serviríamos también nosotros? [29] ¡Quién pusiera este pueblo en mis manos! Yo echaría a Abimelec y le diría: Refuerza tu ejército y sal a la lucha.» [30] Zebul, gobernador de la ciudad, se enteró de la propuesta de Gaal, hijo de Obed, y se enojó. [31] Envió mensajeros donde Abimelec en secreto para decirle: «Mira que Gaal, hijo de Obed, ha llegado con sus hermanos a Siquem y está sublevando a la ciudad contra ti. [32] Por tanto, levántate tú y la gente que tienes contigo y tiende una emboscada en el campo; [33] por la mañana temprano, cuando salga el sol, te levantas y te lanzas contra la ciudad. Y cuando salga Gaal a tu encuentro con su gente, harás con él lo que quieras.» [34] Abimelec se levantó de noche con todas las tropas de que disponía y se emboscaron frente a Siquem, repartidos en cuatro grupos. [35] Cuando Gaal, hijo de Obed, salió y se detuvo a la entrada de la ciudad, Abimelec y la tropa que le acompañaba salieron de su emboscada. [36] Gaal vio la tropa y dijo a Zebul: «Mira la gente que baja de las cumbres de los montes.» Pero Zebul le respondió: «Es la sombra de los montes lo que ves y te parecen hombres.» [37] Gaal volvió a decir: «Miren la gente que baja del lado del Ombligo de la Tierra y otra partida llega de la Encina de los Adivinos.» [38] Zebul dijo entonces: «Cómo decías: ¿Quién es Abimelec para que le sirvamos? Estos hombres que tú ves, ¿no son los que despreciaste? Ahora demuestra que sabes pelear.» [39] Gaal salió al frente de la gente de Siquem y presentó batalla a Abimelec. [40] Este persiguió a Gaal, que tuvo que huir, y muchos cayeron muertos antes de llegar a la puerta. [41] Abimelec volvió a Aruma; pero Zebul expulsó a Gaal y a sus hermanos y no los dejó habitar en Siquem. DESTRUCCIÓN DE SIQUEM [42] Al día siguiente el pueblo salió al campo. [43] Le avisaron a Abimelec, que tomó su tropa, la repartió en tres grupos y tendió una emboscada en el campo. Cuando vio que la gente salía de la ciudad, cayó sobre ellos y los derrotó. [44] Abimelec y el grupo que estaba con él atacó y tomó posición a la entrada de la puerta de la ciudad mientras los otros grupos se lanzaron contra todos los que estaban en el campo. [45] Todo aquel día estuvo Abimelec atacando la ciudad. Al tomarla, mató a todos sus habitantes, arrasó la ciudad y esparció sal sobre ella. [46] Al saberlo, los habitantes de la torre de Siquem se metieron en el subterráneo del templo de El-Berit. [47] Se comunicó a Abimelec que todos los habitantes de la torre de Siquem estaban juntos; [48] entonces Abimelec subió al monte Salmón con toda su tropa y tomando un hacha en sus manos cortó una rama de árbol, la alzó echándosela al hombro y dijo a la tropa que lo acompañaba: [49] «Lo que han visto que yo he hecho, háganlo ustedes también.» Y todos sus hombres cortaron cada uno su rama; luego siguieron a Abimelec, pusieron las ramas sobre el subterráneo y lo quemaron encima de ellos. Así murieron todos los habitantes de la torre de Siquem, unos mil hombres y mujeres. MUERTE DE ABIMELEC [50] Marchó Abimelec contra Tebes, la asedió y la tomó. [51] Había en medio de la ciudad una torre fuerte, y en ella se refugiaron todos los hombres y mujeres, todos los habitantes de la ciudad. Cerraron por dentro y subieron a la terraza de la torre. [52] Abimelec llegó hasta la torre para atacarlos y se acercó a la puerta de la torre con la intención de prenderle fuego. [53] Pero una mujer le arrojó una piedra de molino a la cabeza y le partió el cráneo. [54] El llamó en seguida al muchacho que llevaba sus armas y le dijo: «Desenvaina tu espada y mátame, para que no digan de mí: Lo ha matado una mujer.» Su escudero lo atravesó y murió. [55] Cuando la gente de Israel vio que Abimelec había muerto, se volvió cada uno a su lugar. [56] Así, devolvió Dios a Abimelec el mal que había hecho a su padre, matando a sus setenta hermanos. [57] También hizo recaer sobre la cabeza de la gente de Siquem toda su maldad. De esta manera se cumplió en ellos la maldición de Jotam, hijo de Jerubaal.

[7] En 9,8-15 se insertó y se puso en boca de Jotam una fábula antigua en que se criticaba muy duramente el poder de los reyes. La moraleja es patente: los más inútiles son los que quieren reinar. Y esta historia de Abimelec la viene a confirmar.

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