Apocalípsis 12
EL PORVENIR: LA IGLESIA Y EL MUNDOLA MUJER Y EL DRAGÓN [1] Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. [2] Está embarazada y grita de dolor, porque le ha llegado la hora de dar a luz. [3] Apareció también otra señal: un enorme dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos, y en las cabezas siete coronas; [4] con su cola barre la tercera parte de las estrellas del cielo, precipitándolas sobre la tierra. El dragón se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera. [5] Y la mujer dio a luz un hijo varón, el que ha de gobernar a todas las naciones con vara de hierro; pero su hijo fue arrebatado y llevado ante Dios y su trono, [6] mientras la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar que Dios le ha preparado. Allí la alimentarán durante mil doscientos sesenta días. [7] Entonces se desató una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón. Lucharon el dragón y sus ángeles, [8] pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. [9] El dragón grande, la antigua serpiente, conocida como el Demonio o Satanás, fue expulsado; el seductor del mundo entero fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él. [10] Oí entonces una fuerte voz en el cielo que decía: Por fin ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios, y la soberanía de su Ungido. Pues echaron al acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche ante nuestro Dios. [11] Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero y con su palabra y con su testimonio, pues hablaron sin tener miedo a la muerte. [12] Por eso, alégrense cielos y ustedes que habitan en ellos. Pero ¡ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha bajado donde ustedes y grande es su furor, al saber que le queda poco tiempo. [13] Cuando el dragón vio que había sido arrojado a la tierra, se puso a perseguir a la mujer que había dado a luz al varón. [14] Pero se le dieron a la mujer las dos alas del águila grande para que volara al desierto, a su lugar; allí será mantenida lejos del dragón por un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo. [15] Entonces la serpiente vomitó de su boca como un río de agua detrás de la mujer para que la arrastrara, [16] pero la tierra vino en ayuda de la mujer. Abrió la tierra su boca, y se tragó el río que el dragón había vomitado. [17] Entonces el dragón se enfureció contra la mujer y se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, es decir, a los que observan los mandamientos de Dios y guardan el mensaje de Jesús. [18] Y se quedó a orillas del mar.
[1] Aquí empieza la segunda parte de la visión de Juan. La Iglesia ha salido del marco judío y se amplía el horizonte. La Iglesia va al encuentro de las naciones, luchando contra el poder del Demonio. Empieza una serie de siete signos o visiones en el cielo. Las dos primeras nos presentan a los protagonistas de la historia sagrada, la Mujer y el Dragón, el Pueblo de Dios y el Demonio.Apareció una mujer. Aparece rodeada de gloria, pero sufriendo los dolores del parto. Es la humanidad a la que Dios lleva a la gloria, pero toda nuestra historia es la dolorosa preparación de nuestra salvación. Da a luz a un niño, que es el propio Cristo.La mujer es la humanidad que coopera en los planes de Dios; también es María, que da a luz a Jesús; también es la Iglesia que huye al desierto, es decir, que vive retirada espiritualmente del mundo y alimentada por la palabra de Dios durante el tiempo de las persecuciones: mil doscientos sesenta días, o sea, tres años y medio (ver en 11,11).La serpiente es la misma del primer pecado, solamente que anda mejor vestida. Las siete cabezas indican la multiplicidad de sus inventos, los diez cuernos (cifra imperfecta) afirman que su poder no es invencible. Conoció una derrota en el cielo, aunque haya logrado arrastrar en su caída a cierto número de ángeles: un tercio de las estrellas. Ver en 8,10.En cuanto al niño varón, Satanás se preparaba a destruirlo en la cruz, pero al resucitar escapa de la serpiente.
[7] El plan de Dios sobre el mundo acaba de ser revelado: el Hijo de Dios debe hacerse hombre y resucitar como salvador de todos los hombres. Este misterio provoca una doble crisis: en el mundo de los espíritus y en la humanidad.Los judíos imaginaban a los ángeles como los representantes de las varias colectividades y naciones; entre ellos, Miguel era el encargado del pueblo de Dios. Asimismo el Demonio es representado como el jefe de un ejército de ángeles rebeldes, las estrellas caídas del cielo .Los capítulos que siguen descubrirán la actuación del demonio en la historia. Usa disfraces y se vale de muchos sustitutos. Pero lo reconocerán quienes estén dispuestos a sufrir por la verdad: lo han vencido por la sangre del Cordero y por la valentía con que lo proclamaron (12,11).
[13] El pecado y la rebeldía contra Dios empezaron en el mundo de los espíritus. Rechazado de este sector, el Demonio ataca a los que observan los mandamientos de Dios, empezando por los mejores y los más destacados en la Iglesia. Se nos anuncia unos tiempos «después de Cristo» que nunca serán de paz. El demonio trata de detener la victoria de Cristo y de convencer a los hombres de que, en la práctica, no es Cristo el dueño del mundo en que vivimos. Si desean vivir, tienen que entregar su libertad y su conciencia a otro señor, y ése es el poder político.Los cristianos de la primera generación vivían en el imperio romano, que, después de dos siglos de conquistas y de acción organizadora, había logrado reunir a pueblos numerosos. La gente se maravillaba de la «paz romana» y de la prosperidad que de ella resultaba. Desconocían el peligro de una sociedad totalitaria: cuando Juan escribía, el emperador Domiciano acababa de imponer a todos sus súbditos la obligación de honrarlo como a un Dios.En esta situación, los cristianos tenían que hacer una elección tremenda. Al confesar a Cristo, Señor de la vida, enfrentaban persecuciones. Juan señala el deber: permanecer fiel a Cristo y negarse a dar culto al César. Un puñado de cristianos enfrentará victoriosamente el estado totalitario: la Iglesia vencerá por la sangre de los mártires.Es lo que expresa la presente visión: las dos bestias representan los dos poderes que unen sus fuerzas al servicio del monstruo, o sea, del Demonio, contra la Iglesia.La primera bestia era semejante a una pantera (2). Esta representa el poder perseguidor, el del imperio romano, con imágenes sacadas de Daniel l7,3-7. Viene del mar, o sea, del Occidente, de Roma. La vitalidad y la fuerza del imperio de Roma son como una caricatura de la resurrección.La otra bestia tenía dos cuernos, como el Cordero (11). Esta sale del continente, es decir, del Este, de Asia. Figura las religiones que competían entonces con el cristianismo. Estas pretendían dar una salvación celestial, pero no condenaban los pecados del mundo romano.Hablaba como el monstruo. Esas religiones asiáticas eran utilizadas por el poder, como muchos grupos religiosos hoy en día. Es un hecho que las agencias de presión política y de desinformación de ciertos países ricos gastan mucho en la área religiosa, y es muy habitualmente para paralisar a la Iglesia.Aconsejándoles que hagan una estatua de la bestia (14). Había todo un movimiento religioso detrás de la divinización de Roma y el culto al emperador. El culto de la personalidad no era propio del imperio romano, pues tiene raíces profundas en nosotros. Hoy todavía, en los paises dominados, muchos que enfatizan las condenaciones de la Biblia contra los ídolos, se hacen servidores de nuevos «señores», que toman el mismo lugar de Dios. Y se les pide predicar al pueblo, en nombre de la Biblia, que deben abstenerse de juzgar la injusticia y la violencia imperantes.Una de las tácticas del demonio consiste en unir el poder fuerte con una ideología que los cristianos no puede aceptar. El creyente, acosado por los dirigentes y, a la vez, por una opinión pública orientada por las técnicas modernas de propaganda, tiene que enfrentarse con una persecución abierta o disfrazada. Las dificultades económicas dan al poder nuevos medios de presión, porque puede condenar a quien quiere a perder pan y trabajo: no puede ya comprar o vender, conseguir trabajo o estudiar (17).Seiscientos sesenta y seis: en los libros de aquel tiempo era artificio corriente dar un valor numérico a cada letra del alfabeto y se lograba así la «cifra» de tal o cual personaje. La cifra de seiscientos sesenta y seis se puede lograr con varios grupos de palabras. La solución más probable podría ser: «emperador Nerón». Y sabemos que seis significa algo imperfecto: él es el que trató de ser siete (que representa la perfección) y no lo alcanzó.Sabemos que en el pasado polemistas anticatólicos quisieron aplicar a la fuerza esta cifra al Papa. Esta aplicación no tenía nada que ver con el sentido de todo el párrafo, pero no era difícil de crear. Pues el que conozca bien las pautas de ese juego puede aplicar esta cifra a cualquiera de sus conocidos: basta un poco de paciencia. Por más que esas líneas fueran escritas por el apóstol Juan, era solamente un juego.
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