Isaías 18, 1 - 7
PROFECÍA CONTRA ETIOPÍA
[1] ¡Ay de la tierra de las langostas aladas, más allá de los ríos de Etiopía, del país que envía embajadores por mar en livianas canoas de juncos! [2] Vayan, rápidos mensajeros, al país de gente alta y morena, cuyo pueblo ha sido siempre temible; a la nación vigorosa y conquistadora cuya tierra está surcada por ríos. [3] Ustedes, habitantes del universo y pobladores de la tierra, miren esta bandera en lo alto de los cerros, y escuchen el sonido del clarín. [4] Porque así me ha hablado Yavé: Me quedo mirando y sin moverme ahí donde estoy, así como pesa el calor cuando hay mucho sol, o como se detiene una nube blanca en un día de siega. [5] Pues antes de la vendimia, después que haya florecido la viña, y cuando comiencen a aparecer los granitos, podaré los sarmientos con las tijeras y arrancaré o cortaré los racimos. [6] Y quedarán a merced del ave de rapiña de los cerros o de las fieras salvajes. Los buitres estarán sobre ellos en el verano y las fieras salvajes, en el invierno. [7] En ese tiempo, el pueblo de gente alta y morena, ese pueblo siempre respetado, la nación vigorosa cuyo territorio está surcado por ríos, le llevará regalos a Yavé de los Ejércitos al lugar de su Nombre, al cerro de Sión.
[1] Ver el comentario de 13,1. Se notarán en 18,7 y 19,16-24, dos añadiduras que fueron colocadas aquí mucho más tarde. Uno de los judíos establecidos en Etiopía y Egipto, en el siglo quinto, escribió estas líneas expresando su fe de que algún día las naciones paganas se convertirían al Dios verdadero.
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