Jeremías 16


NO TE BUSQUES ESPOSA [1] Me llegó una palabra de Yavé: [2] «No te busques esposa, ni tengas hijos e hijas en este lugar, [3] porque ésta es la sentencia de Yavé respecto a los hijos y a las hijas nacidas en este lugar, respecto a sus padres y también a sus madres que los dieron a luz en este país: [4] Todos morirán miserablemente, sin que ni siquiera los lloren ni los sepulten. Sus cadáveres se pudrirán sobre la tierra y servirán de comida para las aves de rapiña y para las fieras.» [5] Y Yavé insistió: «No entres en la casa donde celebran un duelo. No llores con ellos ni te lamentes en voz alta. Porque, en adelante, no daré más mi paz a este pueblo, ni le haré misericordia, ni le tendré compasión. [6] En ese país morirán grandes y chicos, sin que los sepulten ni los lloren. En este país ya no se harán cortes en el cuerpo, ni se cortarán el pelo en homenaje a los muertos. [7] Tampoco se repartirá pan en los velorios, ni se ofrecerá vino para consolar a los deudos. Nadie servirá a los hijos la copa del consuelo el día de la muerte de sus padres. [8] No entres en la casa donde celebran una fiesta, para sentarte con ellos y comer y beber. [9] Pues Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel, dice: Haré desaparecer de este lugar, y ante tus propios ojos, todo grito de alegría y de gozo, y también los cantos de los novios.» [10] Cuando tú anuncies a este pueblo todas estas cosas, te preguntarán: «¿Por qué nos amenaza Yavé con estas enormes desgracias? ¿Qué crimen o qué pecado hemos cometido contra Yavé, nuestro Dios?» [11] Entonces tú les contestarás: «Porque sus padres me dejaron, dice Yavé, y se fueron con otros dioses sirviéndoles e hincándose ante ellos; y a mí me despreciaron y no observaron mis mandamientos. [12] Y ustedes, sí, ustedes, han actuado peor que sus padres; pues cada uno de ustedes hace lo que le aconseja su corazón duro y perverso en vez de escucharme. [13] Los voy a echar de este país a otro que ni ustedes ni sus padres conocen; ¡allí podrán ustedes servir a esos dioses, día y noche, que yo ya no les haré más caso!» ([14] Sin embargo, se acerca el tiempo -dice Yavé, en que no dirán: «Viva Yavé porque sacó a los hijos de Israel del país de Egipto», [15] sino «Viva Yavé que trajo a los hijos de Israel del país del norte y de todos los países adonde los había echado». ¡Yo los devolveré a la tierra que había dado a sus padres!) [16] Yo enviaré primero a muchos pescadores, dice Yavé, que los pescarán; después, a numerosos cazadores, que los perseguirán por montes y cerros, y hasta en las cavernas de las montañas. [17] Porque estoy mirando todos sus caminos, sin que ninguno se me oculte y sin que su culpa escape a mi vista. [18] Les haré pagar el doble por su crimen y sus pecados, ya que profanaron mi tierra con los cadáveres de sus ídolos y llenaron mi propiedad con sus abominaciones. [19] ¡Oh Yavé, mi fuerza y mi fortaleza, mi refugio en el día de la desgracia! A ti vendrán a verte las naciones desde los últimos límites de la tierra, y dirán: Era sólo mentira lo que se transmitían nuestros padres, y vanidad y falta de poder. [20] ¿Puede un hombre fabricarse sus dioses? ¡Qué va, ésos no son dioses! [21] Y se lo voy a mostrar, pues esta vez les demostraré, cómo son mi mano y mi poder, y así sabrán que mi nombre es Yavé.


[1] No te busques esposa. Yavé es el Esposo verdadero; el amor apasionado y fiel de Dios para con su pueblo es el modelo del amor conyugal. Ya que los profetas llegaron a ser como la boca y los representantes de Dios, todo lo que hacen tiene valor de signo. No pueden buscar un matrimonio feliz mientras Israel, esposa de Yavé, le vuelva la espalda a su Dios. Por eso, antes de Jeremías, otro profeta, Os, conoció el sufrimiento del esposo traicionado (Os 3,1). Ezequiel ve morir de repente a su esposa (Ez 24,15). Jeremías no tendrá esposa ni hijos: no le corresponde casarse en el momento que se destruye la primera alianza. Más tarde, ni Juan Bautista, ni el apóstol Juan, ni Pablo se casarán: eso será un signo. Así darán a entender que ya no viven sino para la próxima boda de Cristo y de su Iglesia, de la cual el matrimonio es solamente una imagen.


[10] Vienen a continuación trozos de discursos que Jeremías pronunció en tiempos muy diferentes. Se notará 17,5-11, cuyo contenido se encuentra en varios salmos, especialmente en el salmo 1.


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