El último domingo de Adviento


La Iglesia nos invita a acoger con disposición la voluntad del Señor en nuestra vida, siguiendo el ejemplo de nuestra Madre Santísima. Por ello, en este cuarto domingo, las lecturas bíblicas y la predicación dirigen su mirada a Ella, y como recibe con humildad el anuncio del nacimiento de su Hijo. Este domingo se nos invita a "aprender de María y aceptar a Cristo, que es la Luz del Mundo", teniendo por signo el encendido de la cuarta vela de la Corona de Adviento, en espera a la fiesta de Navidad. Los cristianos hemos renovamos el deseo de recibir a Cristo por medio de la oración, el sacrificio, la generosidad y la caridad con quienes nos rodean, es decir, procurando ser mejores en nuestra vida para recibir a Jesús. Es decir, no sólo recordamos la trascendencia histórica de la natividad del Señor, sino también la promesa de su regreso definitivo para abrirnos las puertas de su Reino Celestial. De ahí, el llamado de nuestro pastor diocesano a vivir el recibimiento del Niño Jesús desde la sencillez del corazón. En su encuentro mensual con los medios, el obispo invitó a la comunidad a no dejar que la compra de regalos y los preparativos para la celebración de la fiesta navideña nos consuma en el stress, y sean más importantes que la convivencia familiar y la práctica de los valores humanos fundamentales que nos hacen dignos de la llegada del Salvador.

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