Lucas 1:39-45

[39] Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. [40] Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. [41] Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo [42] y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! [43] ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? [44] Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. [45] ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!»

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