Génesis 11, 1 - 32
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LA TORRE DE BABEL
[1] Todo el mundo tenía un mismo idioma y usaba las mismas expresiones. [2] Pero al emigrar los hombres desde Oriente, encontraron una llanura en la región de Sinear, y se establecieron allí. [3] Entonces se dijeron unos a otros: «Vamos a hacer ladrillos y cocerlos al fuego.» El ladrillo reemplazó la piedra y el alquitrán les sirvió de mezcla. [4] Después dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. Así nos haremos famosos, y no nos dispersaremos por todo el mundo.» [5] Yavé bajó para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantan- do, [6] y dijo Yavé: «Veo que todos forman un solo pueblo y tienen una misma lengua. Si esto va adelante, nada les impedirá desde ahora que consigan todo lo que se propongan. [7] Pues bien, bajemos y confundamos ahí mismo su lengua, de modo que no se entiendan los unos a los otros.» [8] Así Yavé los dispersó sobre la superficie de la tierra, y dejaron de construir la ciudad. [9] Por eso se la llamó Babel, porque allí Yavé confundió el lenguaje de todos los habitantes de la tierra, y desde allí los dispersó Yavé por toda la tierra. [10] Estos son los descendientes de Sem: A los cien años años de edad, Sem fue padre de Arfaxad, dos años después del diluvio. [11] Después del nacimiento de Arfaxad vivió todavía cuatrocientos años, y tuvo más hijos e hijas. [12] Arfaxad fue padre de Shela cuando contaba con treinta y cinco años, [13] y después de su nacimiento de Shela, vivió cuatrocientos tres años más, y tuvo otros hijos e hijas. [14] Shela fue padre de Eber al cumplir los treinta años. [15] Después del nacimiento de éste, Shela vivió aún cuatrocientos tres años y tuvo más hijos e hijas. [16] Cuando Eber tenía treinta y cuatro años fue padre de Peleg. [17] Después del nacimiento de Peleg, Eber vivió cuatrocientos treinta años y tuvo más hijos e hijas. [18] Peleg fue padre de Reu a los treinta años, [19] y después del nacimiento de Reu, Peleg vivió doscientos nueve años, y tuvo más hijos e hijas. [20] Cuando Reu contaba treinta y dos años, fue padre de Serug. [21] Y después del nacimiento de éste, Reu vivió doscientos siete años y tuvo más hijos e hijas. [22] Cuando Serug cumplió treinta años fue padre de Najor. [23] Después del nacimiento de Najor, Serug vivió doscientos años y tuvo otros hijos e hijas. [24] Cuando Najor tenía veintinueve años, fue padre de Terá. [25] Después del nacimiento de Terá, Najor vivió ciento diecinueve años y tuvo más hijos e hijas. [26] Terá a los setenta años fue padre de Abram, de Najor y de Harán. [27] Esta es la descendencia de Terá: Terá fue padre de Abram, de Najor y de Harán. [28] Harán fue padre de Lot. Harán murió en Ur de Caldea, su tierra natal, antes que su padre Terá. [29] Abram y Najor se casaron. La esposa de Abram se llamaba Saray, y la de Najor Milcá, hija de Harán, que era padre de Milcá y de Jisca. [30] Saray era estéril y no tenía hijos. [31] Terá tomó consigo a su hijo Abram, a su nieto Lot, hijo de Harán, y a su nuera Saray, esposa de Abram, y los sacó de Ur de Caldea para llevarlos al país de Canaán. Pero al llegar a Jarán se establecieron allí. [32] Terá vivió doscientos cinco años, y murió en Jarán
[1] Pueblos han marchado hacia oriente, es decir, hacia Mesopotamia. Venían de más allá en el oriente, así que era una marcha hacia el oeste. Encontraron tierras nuevas, inventaron nuevas técnicas y levantaron un rascacielos, símbolo de su poder. La "Babilonia de las naciones" ha visto en el lenguaje único un primer paso hacia la dominación del mundo: será en un fracaso. Muralla de China, carrera armamentista, imperialismo económico, los grandes proyectos para los cuales se sacrifican alegremente los derechos legítimos de millones de esclavos quedan inconclusos. Dios se indigna: esta manera de edificar la humanidad no es la que él ha previsto. El construirá a partir de los humildes, y así es como llamará a Abrahán en el capítulo siguiente. Sería fácil mostrar que este relato de la Torre de Babel reproduce en parte leyendas referentes a Babel, o Babilonia, la capital más famosa de aquel tiempo, con sus edificios de ladrillos y sus templos que se levantaban como pirámides inconclusas. El escritor bíblico conserva en 11,7 una expresión ambigua de esas leyendas: allí los dioses se asustaban ante la soberbia de los hombres, que los amenazaban hasta en sus casas celestiales. El libro de los Hechos (c. 2) mostrará cómo Dios reúne a los pueblos de lenguas diversas. Cuando, en Pentecostés, vino el Espíritu Santo al corazón de los creyentes, los hizo entenderse en el lenguaje único del amor. Los creyentes construyen con Dios gracias a la comunicación y aceptación mutua en el Espíritu (Ef 2,14).La diversidad de lenguas humanas intrigaba entonces tanto como lo hace ahora la diversidad de culturas. Actualmente se cree que el hombre habla desde hace varias decenas de miles de años; pero una lengua está siempre en evolución, mucho más aún cuando la escritura no está presente para fijarla. En un tiempo en que grupos humanos poco numerosos, dispersos por los continentes, vivían casi sin contacto unos con otros, bastaban algunas pocas generaciones para que las lenguas se multiplicaran al infinito. [26] Terá fue padre de Abram. Este Abram no es otro que Abrahán, el padre de los creyentes (ver 17,5). Ya dijimos en la Introducción que la historia de Abrahán no es histórica en todos sus episodios. Es como un libro acerca de la fe en que se nos presentan los pasos y las pruebas más típicas, protagonizadas por Abrahán, que cada creyente encuentra en un momento que otro de su vida. Es fácil reconocer en el mapa el arco que forman los fértiles ríos de Mesopotamia y las llanuras de Canaán. Al interior de este arco se extienden mesetas y desiertos que recorrían tribus nómadas medio hambrientas, siempre en busca de pastizales para sus ovejas y sus burros. Fue así como los padres de Abrahán se fueron de Ur llegando con sus rebaños a Jarán (11,31) donde se quedaron.
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