Génesis 16, 1 - 16
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NACIMIENTO DE ISMAEL
[1] Saray, esposa de Abram, no le había dado hijos, pero tenía una esclava egipcia que se llamaba Agar. [2] Y dijo Saray a Abram: «Ya que Yavé me ha hecho estéril, toma a mi esclava y únete a ella, a ver si yo tendré algún hijo por medio de ella.» Abram hizo caso a las palabras de su esposa. [3] Abram llevaba diez años viviendo en Canaán, cuando su esposa Saray tomó a su esclava Agar y se la dio a su esposo Abram por mujer. [4] Abram, pues, se unió a Agar, y quedó embarazada. Al notarse Agar en ese estado, comenzó a despreciar a su señora, [5] quien dijo a Abram: "Que esta ofensa recaiga sobre ti. Yo te entregué a mi esclava por mujer, y cuando se ve embarazada, ya no cuento nada para ella. Juzgue Yavé entre tú y yo.» [6] Abram le contestó: «Ahí tienes a tu esclava, haz con ella como mejor te parezca.» Y como Saray la maltratara, ella huyó. [7] La encontró el Angel de Yavé junto a una fuente de agua en el desierto (la fuente que hay en el camino de Sur), [8] y le dijo: «Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?» [9] Ella contestó: «Estoy huyendo de Saray, mi señora.» Le replicó el Angel del Señor: «Regresa donde tu señora y ponte a sus órdenes con humildad.» [10] El Angel de Yavé añadió: «Multiplicaré de tal manera tu descendencia, que no se podrá contar". [11] Y el Angel le dijo: "Mira que estás embarazada y darás a luz a un hijo, al que pondrás por nombre Ismael, porque Yavé ha considerado tu miseria. [12] Él será un hombre feroz, que se levantará contra todos y todos se levantarán contra él, y plantará su tienda desafiante frente a la de sus hermanos.» [13] Agar invocó a Yavé que le hablaba, dándole este nombre: «Tú eres El-Roí.» Porque pensó: «No hay duda que he visto a Aquel que me ve.» [14] Por eso se llamó aquel pozo «el pozo de Lajay-Roi» y está entre Cadés y Bered. [15] Agar dio a luz un hijo, y Abram le puso el nombre de Ismael al hijo que Agar le había dado. [16] Abram tenía ochenta y seis años cuando Agar le dio su hijo Ismael.
[1] Abrahán se preocupa por la promesa de Dios que no se realiza. Este hijo que Dios promete al anciano, ¿acaso no lo podría tener de Agar, su otra esposa? Para que sea considerado hijo de Saray, ¿no bastaría que ésta lo adoptara según las costumbres de ese tiempo? Dios calla y deja que Abrahán solucione estos problemas según se lo dicte su conciencia todavía muy primitiva. Pero fracasa el plan de Abrahán: el heredero que Dios le prometió no será hijo procreado y nacido «según la carne», o sea, con los recursos humanos, sino un hijo del milagro. En esto se nota la libertad de Dios, que prefiere realizar sus promesas en el momento que parecen imposibles de conseguir.
APARICIONES Y ANGELES
¿Qué pensar de esas apariciones de ángeles? ¿Realidad o manera de decir? Precisemos lo siguiente: No debemos confundir los ángeles y el Angel de Yavé. Solamente en los libros más tardíos del Antiguo Testamento (y, por supuesto, en el Nuevo) se habla de ángeles con el sentido que les damos: criaturas espirituales que ocupan un lugar en el ordenamiento del mundo y en la salvación de los hombres. Así, en Za 1 y 2. También en Dn 9,21 y 10,12-21. En cambio, los antiguos israelitas hablaban del Angel de Yavé, o sea, de un Mensajero de Yavé para expresar muchas cosas que no sabían explicar y que denotaban una intervención de Dios. Cuando una epidemia destruye providencialmente el ejército asirio, es el ángel de Yavé: ver Is 37,36 y también 2 Sam 24,16. Sabiendo que a Dios nadie lo puede ver, cuando alguien tenía una aparición se hablaba del Angel de Yavé: ver Jue 6,11.Toda la Biblia muestra que Dios se da a conocer a los que lo buscan, usando un sinnúmero de medios. Habla por medio de los acontecimientos; ilumina el corazón del que lee la Palabra; habla por medio de nuestras intuiciones y sueños; habla por medio de visiones o palabras y, a veces, como en el caso de los grandes profetas, en forma más directa, en un contacto íntimo y espiritual. Pero no podemos tomar al pie de la letra todo lo que se dice de apariciones o palabras recibidas de Dios, porque los pueblos antiguos no se expresaban como nosotros. Cuando un hombre se preguntaba a sí mismo o era tentado por el mal, ellos expresaban a veces esta meditación interior por medio de personajes y decían que el demonio o Dios dialogaban con ese hombre: ver Jos 7,10 y 1 R 3,4.Muy posiblemente, Dios no actuaba con los hombres antiguos de la Biblia de la misma manera que en nuestro tiempo. Ahora, después de la venida de Cristo, todo lo tenemos en él y en su Iglesia, y Dios habitualmente reserva visiones y apariciones para los que lleva por un camino especial. En cambio, en los primeros siglos de la Biblia, Dios se comunicaba mucho más con estos medios más ostensibles, pero inferiores.
[7] Vuélvete donde tu señora. Esta es una palabra del Señor para tantas personas que conocen una suerte injusta; para las muchachas que, en una sociedad clasista, deben aceptar trabajos humillantes para no morir de hambre junto con sus padres; para los jóvenes que, después de estudiar en la universidad, comprenden que, fuera de una élite reducida, solamente se necesitan barrenderos y peones.Ponte a sus órdenes con humildad. No porque su tiranía sea justa, sino porque tú también debes liberarte de tu soberbia. Tienes la razón al pensar que vales más de lo que te ofrece la sociedad, pero si el Señor, por medio de las circunstancias, te humilla, confía en él y piensa que esta humillación te prepara para una misión más grande que aquella en que pensabas. Si te quedas consciente de que Dios te llama a ser persona libre y que libera a los otros, él te dará la oportunidad de hacerlo.
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