Salmo 135 (134), 1 - 21

¡Aleluya! [1] Alaben el nombre del Señor, alábenlo, servidores del Señor, [2] que sirven en la casa del Señor, en los atrios de la casa de nuestro Dios. [3] Alaben al Señor porque él es bueno, cántenle a su nombre porque es delicioso. [4] Porque el Señor se escogió a Jacob, a Israel, para que fuera su propiedad. [5] Yo sé que el Señor es grande, que nuestro Señor supera a todos los dioses. [6] Todo lo que quiere, lo hace el Señor, en los cielos y en la tierra, en los océanos y en todos los mares. [7] Del confín de la tierra hace subir las nubes, produce con relámpagos la lluvia, saca de sus depósitos el viento. [8] Hirió a los primogénitos de Egipto, a los hombres igual que a los ganados. [9] Envió señales y prodigios en medio de ti, Egipto, en contra del Faraón y de todos sus siervos. [10] A numerosas naciones les pegó y dio muerte a reyes poderosos: [11] a Sijón, rey de los amorreos, a Og, rey de Basán, y a todos los reyes de Canaán. [12] Y su tierra la entregó en herencia, en herencia a su pueblo de Israel. [13] Señor, tu nombre dura para siempre, Señor, y tu recuerdo por generaciones. [14] Pues el Señor hará justicia a su pueblo, y se apiadará de sus servidores. [15] De oro y plata son los ídolos de las naciones, obra de las manos de los hombres, [16] tienen boca y no hablan, ojos, pero no ven; [17] tienen orejas, pero no oyen, ni siquiera un suspiro hay en su boca. [18] Que sean como ellos sus autores y todos los que en ellos se confían. [19] Casa de Israel, bendigan al Señor, casa de Aarón, bendigan al Señor, [20] casa de Leví, bendigan al Señor, los que temen al Señor, que lo bendigan. [21] Bendito sea el Señor desde Sión, él, que reside en Jerusalén. ¡Aleluya!

[1] Los ídolos de los paganos son oro y plata. ¿Cómo demostrar que somos de Dios si no es renunciando a los miles de ídolos del mundo que nos rodea, a todo lo que se considera primordial y necesario para la felicidad? Y también es un ídolo esa "felicidad" que enajena, adormece y nos impide el acceso a las grandes cosas que Dios realiza con las personas liberadas.

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