Salmo 80 (79), 1 - 20
[2] Escucha, pastor de Israel, que guías a José como un rebaño, tú que te sientas en los querubines [3] resplandece delante de Efraín, Benjamín y Manasés. ¡Despierta tu valentía, ven y sálvanos! [4] ¡Oh Dios, retómanos en tus manos, haz brillar tu faz y sálvanos! [5] ¿Hasta cuándo, Señor, Dios de los ejércitos, vas a desconsiderar las oraciones de tu pueblo? [6] Le diste por comida un pan de lágrimas, han bebido sus lágrimas hasta saciarse. [7] Somos la presa que se arrebatan nuestros vecinos, y nuestros enemigos se burlan de nosotros. [8] ¡Oh Dios de los ejércitos, restablécenos, haz brillar tu faz y sálvanos! [9] Tenías una viña que arrancaste de Egipto, para plantarla, expulsaste naciones. [10] Delante de ella despejaste el terreno, echó raíces y repletó el país. [11] De su sombra se cubrieron las montañas y de sus pámpanos, los cedros divinos. [12] Extendía sus sarmientos hasta el mar y sus brotes llegaban hasta el río. [13] ¿Por qué has destrozado sus cercos? Cualquier transeúnte saca racimos, [14] el jabalí de los bosques la devasta y los animales salvajes la devoran. [15] ¡Oh Dios Sabaot, es hora de que regreses; mira de lo alto del cielo y contempla, visita esa viña 16. y protégela, ya que tu derecha la plantó! [17] Los que le prendieron fuego como basura, que perezcan al reproche de tu mirada. [18] Que tu mano apoye al hombre que hace tus obras, al hijo de hombre que has hecho fuerte para ti. [19] Ya no nos apartaremos más de ti, nos harás revivir y tu nombre invocaremos. [20] ¡Señor, Dios Sabaot, restablécenos, haz brillar tu faz y sálvanos!
[1] Este salmo se refiere a los años de sufrimiento del reino de Israel en tiempos de Eliseo. Efraín, Benjamín y Manasés eran las principales tribus de ese reino. En el siglo anterior éste se había extendido desde el Mediterráneo al Eufrates (v.12).
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