Hechos 23, 1 - 35
[1] Pablo miró fijamente al Sanedrín y les dijo: «Hermanos, hasta el día de hoy he actuado rectamente ante Dios.» [2] A este punto el sumo sacerdote Ananías ordenó a sus asistentes que le golpearan en la boca. [3] Pablo entonces le dijo: «Dios te golpeará a ti, pared blanqueada. Estás ahí sentado para juzgarme según la Ley, y tú violas la Ley ordenando que me golpeen.» [4] Los que estaban a su lado le dijeron: «Estás insultando al sumo sacerdote de Dios.» [5] Pablo contestó: «Hermanos, yo no sabía que fuera el sumo sacerdote, pues está escrito: No insultarás al jefe de tu pueblo.» [6] Pablo sabía que una parte de ellos eran saduceos y la otra fariseos. Así que declaró en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo e hijo de fariseos. Y ahora me están juzgando a causa de nuestra esperanza, a causa de la resurrección de los muertos.» [7] Apenas hizo esta declaración, se originó una gran discusión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió. [8] Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritu, mientras que los fariseos admiten todo eso. [9] Se armó, pues, un enorme griterío. Algunos maestros de la Ley que eran del partido de los fariseos se pusieron en pie, afirmando: «Nosotros no hallamos nada malo en este hombre. Tal vez le haya hablado un espíritu o un ángel.» [10] La discusión se hizo tan violenta que el capitán tuvo miedo de que despedazaran a Pablo. Ordenó, entonces, que vinieran los soldados, sacaran a Pablo de allí y lo llevaran de nuevo a la fortaleza. [11] Aquella misma noche el Señor se acercó a Pablo y le dijo: «¡Animo! Así como has dado testimonio de mí aquí en Jerusalén, tendrás que darlo también en Roma.» UNA CONJURACIÓN MÁS PARA ASESINAR A PABLO [12] Al amanecer se reunieron algunos judíos y se comprometieron con juramento a no comer ni beber hasta dar muerte a Pablo. [13] Los comprometidos en esta conjuración eran más de cuarenta. [14] Se presentaron, pues, a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos y les dijeron: «Nos hemos comprometido bajo juramento a no probar comida alguna hasta que no hayamos dado muerte a Pablo. [15] Ahora les toca a ustedes, con el Consejo, obtener del comandante que haga bajar de nuevo a Pablo con pretexto de examinar más a fondo su caso. Nosotros, por nuestra parte, estamos preparados para matarlo antes de que llegue.» [16] Pero el sobrino de Pablo, hijo de su hermana, se enteró de esta emboscada y fue a la fortaleza a informarle. [17] Entonces Pablo llamó a un oficial y le dijo: «Lleva a este joven ante el comandante, pues tiene algo que contarle.» [18] El oficial se lo llevó ante el comandante y le dijo: «El preso Pablo me llamó y me pidió que te trajera a este joven, pues tiene algo que decirte.» [19] El comandante lo tomó de la mano, lo llevó aparte y le preguntó: «¿Qué tienes que contarme?» [20] El joven respondió: «Los judíos han decidido pedirte que mañana lleves a Pablo al Sanedrín con el pretexto de examinar más de cerca su caso. [21] Pero no les creas, porque hay más de cuarenta hombres de ellos listos para tenderle una trampa. Se han comprometido bajo juramento a no comer ni beber hasta que no le hayan dado muerte. Ya están preparados esperando tu decisión.» [22] El comandante despidió al joven con esta advertencia: «Que nadie se entere de que me has dado esta información.» [23] Después llamó a dos oficiales y les dijo: «Estén listos para salir hacia Cesarea esta noche después de las doce con doscientos soldados, setenta de caballería y doscientos auxiliares. [24] Preparen también cabalgaduras para llevar a Pablo y entregarlo sano y salvo al gobernador Félix.» PABLO ES LLEVADO A CESAREA [25] El comandante escribió la siguiente carta al gobernador: [26] «Claudio Lisias saluda al excelentísimo gobernador Félix y le comunica lo siguiente: [27] Los judíos habían detenido a este hombre y estaban a punto de matarlo, cuando me enteré de que era un ciudadano romano e intervine con la tropa para arrancarlo de sus manos. [28] Como quería saber de qué lo acusaban, lo presenté ante el Sanedrín, [29] y descubrí que lo acusaban por cuestiones de su Ley, pero que no había ningún cargo que mereciera la muerte o la prisión. [30] Después me enteré de que los judíos preparaban una emboscada contra este hombre, por lo que decidí enviártelo, y dije a sus acusadores que presentaran sus quejas ante ti. Adiós.» [31] De acuerdo a las instrucciones recibidas, los soldados tomaron a Pablo y lo llevaron de noche a Antípatris. [32] Al día siguiente regresaron a la fortaleza, y los de caballería siguieron viaje con él. [33] Al llegar a Cesarea, entregaron la carta al gobernador y le presentaron a Pablo. [34] Félix se informó y preguntó a Pablo de qué comarca era; al saber que era de Cilicia, [35] le dijo: «Te oiré cuando estén presentes tus acusadores.» Y mandó que lo custodiaran en el palacio de Herodes.
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