Hechos 24, 1 - 27

PABLO COMPARECE ANTE EL GOBERNADOR FÉLIX

[1] Cinco días después, el sumo sacerdote Ananías bajó a Cesarea con algunos ancianos y un abogado llamado Tértulo, y presentaron una demanda contra Pablo ante el gobernador. [2] Fue llamado Pablo, y Tértulo empezó su acusación: [3] «Excelentísimo Félix, gozamos de gran paz gracias a ti y las reformas que supiste promover para bien de esta nación. Todo esto lo reconocemos de mil maneras y en cualquier lugar, y te estamos plenamente agradecidos. [4] Pero no quisiera abusar más de tu tiempo y solamente te ruego nos escuches un momento con tu acostumbrada comprensión. [5] Nos consta que este hombre es peor que la peste, crea divisiones entre los judíos de todo el mundo y es un dirigente de la secta de los Nazarenos. [6] Incluso intentaba profanar el Templo cuando lo tomamos preso. Queríamos juzgarlo según nuestra Ley, [7] pero el comandante Lisias intervino en forma muy violenta y nos obligó a soltarlo. [8] Luego declaró que sus acusadores tenían que presentarse ante ti. Si tú lo interrogas, podrás comprobar todas las cosas de que lo acusamos.» [9] Los judíos lo apoyaron, afirmando que realmente las cosas eran así. [10] Entonces el gobernador dio la palabra a Pablo, que contestó: «Sé que has administrado esta nación durante muchos años, y esto me hace sentir muy confiado para exponer mi defensa. [11] Tú mismo podrás comprobar que no hace más de doce días que subí a Jerusalén en peregrinación, [12] y que nadie me sorprendió discutiendo en el Templo o alborotando a la gente ni en las sinagogas ni en la ciudad; [13] de modo que no pueden probar las cargos de que ahora me acusan. [14] Pero sí admito ante ti que sirvo al Dios de nuestros padres según nuestro camino, que ellos llaman secta. Creo en todo lo que está escrito en la Ley y los Profetas [15] y espero de Dios, como ellos mismos esperan, la resurrección de los muertos, tanto de los justos como de los pecadores. [16] Por eso yo también me esfuerzo por tener siempre la conciencia limpia ante Dios y ante los hombres. [17] Después de muchos años he vuelto a traer ayuda a los de mi nación y a ofrecer sacrificios. [18] Y esta es la razón por la que me encontraron en el Templo. Me había purificado según la Ley, y no había aglomeración de gente ni tumulto. [19] Todo empezó por causa de unos judíos de Asia que hoy deberían estar aquí para acusarme, si es que tienen algo contra mí. [20] Que los aquí presentes digan qué crimen hallaron en mí cuando comparecí ante el Sanedrín, [21] a no ser esto que dije en voz alta ante ellos: "Yo soy juzgado hoy por ustedes a causa de la resurrección de los muertos".» [22] Félix, que estaba bien informado sobre el Camino, postergó el caso con estas palabras: «Cuando baje el comandante Lisias, resolveré este caso.» [23] Dio instrucciones al oficial para que vigilara a Pablo, pero dejándole cierta libertad y sin impidir a los suyos que lo atendieran. [24] Algunos días después vino Félix con su esposa, Drusila, que era judía. Mandó llamar a Pablo y lo dejó hablar de la fe en Cristo. [25] Pero cuando habló de la justicia, del dominio de los instintos y del juicio futuro, Félix se asustó y le dijo: «Por ahora puedes irte; te llamaré en otra oportunidad.» [26] Félix tenía esperanza de que Pablo le ofreciese dinero, y por eso lo llamaba a menudo para conversar con él. [27] Pasaron así dos años. Entonces Felix fue reemplazado por Porcio Festo, y como quería quedar bien con los judíos, dejó a Pablo preso.

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