Ezequiel 2, 1 - 10

EZEQUIEL RECIBE SU MISIÓN

[1] Me dijo: "Hijo de hombre, ponte de pie, te voy a hablar". [2] En el mismo momento en que me habla, entra en mí un espíritu y me hace ponerme de pie; .[3] entonces oigo que me dice: "Hijo de hombre, te envío donde los Israelitas, a un pueblo de rebeldes que se han rebelado contra mí; ellos y sus padres me han sido infieles hasta el día de hoy. [4] Te envío donde esa raza de cabezas duras y de corazones obstinados para que les digas: ¡Esta es la palabra de Yavé...! [5] Te escucharán o no te escucharán - porque son una raza de rebeldes - pero sabrán que hay un profeta en medio de ellos. [6] Y tú, hijo de hombre, no les temas, no temas a sus amenazas; serán para ti como zarzas u ortigas, como un escorpión donde te hayas sentado. No tengas miedo de sus palabras, no temas ante ellos: ¡no son más que una raza de rebeldes! [7] Les transmitirás mis palabras, te escuchen o no, porque son una raza de rebeldes. [8] Ahora, hijo de hombre, escucha lo que te voy a decir, no te rebeles como esa raza de rebeldes, sino que abre la boca y come lo que te doy." [9] Miré: hacia mí se tendió una mano que sostenía el rollo del libro. [10] Lo desenrolló ante mí; estaba escrito al revés y al derecho, y sólo eran cantos fúnebres, lamentaciones y gemidos.

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