1A Reyes 3, 1 - 28

[1] Salomón emparentó con Faraón, rey de Egipto. Tomó a su hija por esposa y la instaló en la Ciudad de David hasta que terminara de construir su casa, la Casa de Yavé y la muralla en torno a Jerusalén. [2] En estos tiempos el pueblo ofrecía sacrificios en los lugares altos, porque todavía no se había edificado la Casa de Yavé. [3] Por este mismo motivo Salomón ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los santuarios de las lomas, a pesar de que amaba a Yavé y seguía los preceptos de David, su padre.

EL SUEÑO DE SALOMÓN

[4] El rey fue a Gabaón para ofrecer allí sacrificios, pues ése era entonces el más importante santuario de las lomas. (Sobre ese altar Salomón ofreció muchos sacrificios: unos mil holocaustos.) [5] Y en Gabaón se le apareció Yavé en sueños durante la noche, y le dijo: «Pídeme lo que quieras.» [6] Salomón respondió: «Tú has tenido gran amor a David, mi padre, ya que él te servía fielmente, como es debido y con sinceridad. También le has hecho un favor muy grande permitiendo que un hijo suyo le sucediera en el trono. [7] Ahora bien, Yavé, mi Dios, me ha hecho rey en lugar de David, pero no sé todavía conducirme; [8] soy muy joven para estar al frente del pueblo que has elegido, pueblo tan numeroso que no se puede contar. [9] Dame, pues, a mí, tu servidor, un espíritu atento, para gobernar bien a tu pueblo y para decidir entre lo bueno y lo malo, porque si no, ¿cómo podría gobernar este pueblo tan grande?» [10] A Yavé le gustó que Salomón le pidiese una cosa así. [11] Y le dijo: «No has pedido para ti una larga vida, ni has pedido riquezas, ni la muerte para tus enemigos, sino que has pedido inteligencia para gobernar con rectitud. [12] Por eso te concedo lo que pides; te doy sabiduría e inteligencia como nadie la tuvo antes de ti ni la tendrá después. [13] Además te doy lo que no has pedido, riquezas y gloria tales que mientras vivas no habrá rey alguno como tú. [14] Si sigues mis caminos, cumpliendo mis leyes y mandamientos, como lo hizo David, tu padre, te daré larga vida.» [15] Al despertar Salomón, se dio cuenta de que era un sueño. Volvió entonces a Jerusalén y se puso delante del Arca de la Alianza del Señor. Ofreció víctimas consumidas por el fuego y también sacrificios de comunión, dando un banquete a todos sus servidores.

EL JUICIO DE SALOMÓN

[16] En ese tiempo llegaron hasta el rey dos prostitutas [17] y una de ellas presentó así su queja: «Yo y esta mujer vivíamos en una misma casa y he tenido un hijo estando ella conmigo. [18] A los tres días de mi parto, también esta mujer tuvo un hijo. No había ningún extraño en casa, salvo nosotras dos. [19] El hijo de esta mujer murió ahogado durante la noche, porque ella se había acostado sobre él. [20] Entonces se levantó ella durante la noche y tomó a mi hijo de mi lado, mientras yo dormía, y lo acostó con ella, y a su hijo muerto lo puso conmigo. [21] Cuando me levanté para dar de mamar a mi hijo, lo hallé muerto; pero fijándome en él por la mañana, vi que éste no era el mío.» [22] La otra mujer dijo: «Mi hijo es el vivo y el tuyo es el muerto.» Pero la primera replicó: «Mientes, el mío es el vivo». De manera que discutían en presencia del rey. [23] Dijo el rey: «La primera dice: el mío es el que vive, el tuyo el muerto. Y la otra dice: no, el tuyo es el que ha muerto.» [24] Y añadió: «Tráiganme una espada.» Cuando se la pusieron delante, dijo: [25] «Partan en dos al niño vivo y denle la mitad a cada una.» [26] La verdadera madre del niño, conmovida por la suerte que iba a correr su hijo, dijo al rey: «Por favor, mi señor, que le den a ella el niño vivo y que no lo partan.» Pero la otra dijo: «No será ni para ti ni para mí, que lo partan.» [27] Sentenció el rey: «Para la primera el niño, y no lo maten, pues ella es su madre.» [28] Todo Israel supo de la sentencia que Salomón había pronunciado y lo respetaron, pues vieron que había en él una sabiduría divina para hacer justicia.

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[1] El libro muestra a Salomón en las tres actividades que hacían famoso a un rey:- Su sabiduría, cap. 3-5.- Sus construcciones, cap. 6-8.- Sus negocios, cap. 9-10.El relato se concluye en el cap. 11, con el juicio de Dios sobre este reino: se preparan divisiones y reveses.Ya sabemos que Salomón tuvo, entre otras esposas, a una hija de Faraón, prueba de la fama que tenía entonces el pequeño país de Israel, ya que las hijas de Faraón no se daban en matrimonio a cualquiera.Se dice que, a pesar de ser fiel, iba a adorar en los santuarios de las lomas. Esto quedó estrictamente prohibido siglos más tarde, cuando el Templo de Jerusalén fue el único aceptado por Yavé. Por el momento, no hay regla, y Salomón va a Gabaón, donde hay un santuario muy antiguo. El mismo sacrifica las víctimas, lo que será privilegio de los sacerdotes de la tribu de Leví.

[4] Es muy célebre el «sueño» de Salomón. A lo mejor este sueño es solamente una comparación, por medio de la cual el autor del libro nos da a entender las disposiciones de Salomón cuando empezó a reinar (ver al respecto el comentario de Gén 37).Pídeme lo que quieras. Esa es la oferta de Dios al joven Salomón, su amado. Es el ofrecimiento de Dios a cualquier joven que se enfrenta con sus responsabilidades por primera vez. Su vida no será un destino impuesto, sino que Dios le dará de alguna manera lo que él mismo deseó. Dame la capacidad de juzgar bien. Juzgar bien significa en realidad gobernar bien. Salomón se preocupa por cumplir sus responsabilidades y no quiere defraudar las esperanzas de su pueblo. Sin embargo, Salomón tiene a la vista otras formas de sabiduría muy apreciadas en todo tiempo: organizar su vida para que sea larga; no tener problemas ni inquietudes, permanecer alejado de las luchas del mundo y de los sacrificios que requiere una vida noble; ser victorioso en sus guerras e imponerse a sus contrarios.T e doy sabiduría; además te doy lo que no has pedido. Esa es la misma enseñanza de Jesús en Mateo 6,33.

[6] Aquí el muy conocido juicio de Salomón viene a dar pruebas de la sabiduría que recibió para bien de su pueblo. Cuando expresamos nuestra opinión respecto a algún hombre o algún gobierno, no nos importa tanto su eficacia como el que sea justo con todos. En ese tiempo no había ministerios, ni tampoco se discutían cada año leyes nuevas. Lo primero que se esperaba de un rey, en tiempos de paz, era que supiera arbitrar conflictos entre personas. Fijémonos en el modo de actuar de Salomón. Hubiera podido despedir a las dos mujeres: «Esa gente no es interesante, que se las arreglen ellas mismas.» Salomón no se fijó en que eran dos prostitutas, sino que buscó una madre. Por eso inventó una solución que la ley no indicaba. Y el pueblo entendió que su rey miraba a las personas con la misma comprensión de Dios, el que sondea el corazón de todos. Sabio para juzgar, sabio para administrar su territorio, sabio también al componer proverbios, refranes y salmos. De él, o de los sabios que juntó, viene el primer núcleo del libro de los Proverbios. Más tarde, cualquiera que escriba un libro de Sabiduría lo presentará como obra de Salomón; así, en la Biblia, el Eclesiastés, el Cantar, la Sabiduría, se atribuyen a Salomón, aunque hayan sido escritos por otros. Salomón reúne en su corte a escritores que van a redactar las tradiciones de Israel, hasta entonces dispersas o solamente transmitidas oralmente. Este es el período de tiempo durante el cual se escribieron los libros más antiguos de la Biblia (ver Introducción al Génesis).

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