Éxodo 20, 1 - 26

EL DECÁLOGO [1] Entonces Dios dijo todas estas palabras: [2] «Yo soy Yavé, tu Dios, el que te sacó de Egipto, país de la esclavitud. [3] No tendrás otros dioses fuera de mí. [4] No te harás estatua ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, abajo, en la tierra, y en las aguas debajo de la tierra. [5] No te postres ante esos dioses, ni les sirvas, porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso. yo pido cuentas a hijos, nietos y biznietos por la maldad de sus padres que no me quisieron. [6] Pero me muestro favorable hasta mil generaciones con los que me aman y observan mis mandamientos. [7] No tomes en vano el nombre deYavé, tu Dios, porque Yavé no dejará sin castigo a aquel que toma su nombre en vano. [8] Acuérdate del día del Sábado, para santificarlo. [9] Trabaja seis días, y en ellos haz todas tus faenas. [10] Pero el día séptimo es día de descanso, consagrado a Yavé, tu Dios. Que nadie trabaje: ni tú, ni tus hijos, ni tus hijas, ni tus siervos, ni tus siervas, ni tus animales, ni los forasteros que viven en tu país. [11] Pues en seis días Yavé hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en ellos, y el séptimo día descansó. Por eso bendijo el Sábado y lo hizo sagrado. [12] Respeta a tu padre y a tu madre, para que se prolongue tu vida sobre la tierra que Yavé, tu Dios, te da. [13] No mates. [14] No cometas adulterio. [15] No robes. [16] No atestigües en falso contra tu prójimo. [17] No codicies la casa de tu prójimo. No codicies su mujer, ni sus servidores, su buey o su burro. No codicies nada de lo que le pertenece.» [18] Mientras tanto, todo el pueblo estaba mirando: todo era truenos, relámpagos y sonido de trompeta en el cerro que humeaba. Al verlo el pueblo temblaba de miedo, y se mantenían a distancia. [19] Entonces dijeron a Moisés: «Habla tú con nosotros, que te escucharemos; pero que no hable Dios, no sea que muramos.» [20] Moisés les respondió: «No teman, pues Dios ha venido para probarlos; él quiere que su temor permanezca en ustedes y así no pequen.» [21] El pueblo, pues, se mantuvo a distancia mientras Moisés se acercaba a la densa nube donde estaba Dios.

EL CÓDIGO DE LA ALIANZA [22] Yavé habló a Moisés: «Esto dirás a los hijos de Israel: ya han visto cómo yo les he hablado desde el cielo. [23] No pondrán junto a mí dioses de plata ni de oro. [24] A mí me harás un altar de tierra y sobre él ofrecerás tus sacrificios de comunión, tus ovejas y vacas; vendré a ti y te bendeciré en todo lugar en que yo haya revelado mi Nombre. [25] Si me haces un altar de piedra, no serán piedras labradas, porque al trabajarlas con el hierro quedarían profanadas. [26] Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que no se descubra tu desnudez.

[1] .Moisés sube al monte Sinaí para recibir las leyes de Dios... y la Biblia pone a continuación dos conjuntos de leyes. El primero, más breve, contiene los diez mandamientos. Luego viene otro código, del tiempo en que los israelitas se establecieron en Canaán, llamado Código de la Alianza (20,22-23,33).Yo soy Yavé, tu Dios. Por importantes que sean los diez mandamientos que integran el Decálogo, más todavía importa la manera de presentarlos. Pues esto de no matar, de no robar, se enseña en cualquier sociedad civilizada. Pero aquí habla Yavé, Dios vivo y único, con la autoridad del que liberó a Israel de la esclavitud y ahora quiere ponerlo a su propio servicio. Y porque quiere hacer de ellos hombres libres en un pueblo libre, les impone las leyes fundamentales sin las cuales volverán a ser esclavos: Para empezar, Dios debe ser reconocido como Unico, Santo y Celoso: v. 3-11.No tendrás otros dioses fuera de mí. Yavé es el Dios Celoso, a diferencia de los dioses de otros pueblos que aceptan que divinidades rivales abran tiendas a su lado y den satisfacción a peticiones que ellos mismos no pueden atender: Si Dios no me escucha en tal Iglesia, iré a pedir en otra... Y con esto tenemos un dios para la guerra, otro para la lluvia, otro para las mujeres embarazadas. Son dioses útiles para aquella gente que ve en la religión el medio de conseguir sanaciones y beneficios. Yavé, en cambio, no está al servicio de Israel, sino que somos nosotros los que le servimos, y sus mandamientos pasan antes que nuestras voluntades. Yo castigo a hijos, nietos... La oposición que se establece entre hijos y nietos por una parte y mil generaciones por otra, es una manera de decir que Dios, ciertamente, no deja el pecado sin castigo, que corrige al pecador, pero que a pesar de esto su misericordia es sin límites. Esta frase precisa al mismo tiempo lo que significa "Dios celoso". Este término, frecuente en la Biblia, significa que Dios no cierra los ojos, que siempre restaurará la justicia, que no aceptará que los que le pertenecen traicionen su vocación. No te hagas imágenes de lo que hay en la tierra. Se prohíbe cualquier imagen de criaturas que pasarán a ser dioses rivales del Unico y que exigirán un culto (o sea una forma de vivir) prohibida por la Ley de Dios. En aquel tiempo se honraba a los dioses cananeos con la prostitución sagrada; ídolos e inmoralidad iban a la par. No te postres ante ellos: ante esas criaturas del cielo y de la tierra. No es que se prohiba el arte sino la imagen que ayuda a servir a la criatura en vez de Dios. Las cosas que están arriba en el cielo: es decir el sol y la luna que en la antigüedad eran consideradas como poderes divinos. Las cosas que están en la tierra o en las aguas: esto se refería a los animales sagrados que se adoraban en Egipto. Eso no obstante, la misma Biblia dispone que el Arca de Dios descansará entre imágenes: los dos querubines, o ángeles, que la cubren con sus alas (1 R 6,23-28). En esto no hay contradicción: los querubines no eran considerados dioses y no exigían un culto aparte, sino que eran espíritus servidores de Dios. Del mismo modo la Iglesia aprueba las estatuas de María y de los santos porque no son dioses, sino servidores del Unico, y no les pedimos algo que Dios no quiere dar. Sólo él es bueno (Lc 18,19) y de él procede todo bien (Stgo 1,17). Para dar un ejemplo, no servimos a María con otra manera de vivir que no sea la imitación de Cristo; no esperamos de ella sino lo que el Padre decidió darnos por su intermedio. Pero también se prohíbe hacer representaciones de Yavé. Y la razón de esto es que Dios supera todo lo que nosotros podemos imaginar o pensar a su respecto. La Biblia nos prohibe además de que nos formemos un Dios según nuestra manera de pensar. Fácilmente querríamos que Dios pensara como nosotros, y la fe de mucha gente se desvanece cuando Dios no dirige los acontecimientos como ellos piensan que debería haberlo hecho.¿Por qué, pues, representamos a Jesús? Sencillamente porque, siglos después de estas primeras enseñanzas de Dios a Moisés, Dios vino a nosotros en la persona de su Hijo. El es la imagen de Dios (Col 1,15) y en él vieron los apóstoles al Dios hecho hombre (1 Jn 1,1). El violento rechazo a cualquier imagen que se venere era una etapa necesaria en la educación de la fe de Israel. Pero Moisés nada sabía de la venida de Cristo, por lo tanto nada podía decir del misterio del Hijo y del Padre, ni menos aún sobre las imágenes de Jesús. Idolos e idolatria. Ver com. 1 R 17; Is 30,22; Ez 23,5.Los hebreos llamaron sabat, o sea, Descanso, al último día de la semana (de ahí viene sábado). Ver al respecto Gén 2,2-3 y comentario. Pues el séptimo día Yavé descansó: en Deut 5,15 se da un motivo algo diferente. Puesto que sabat significa descanso, puede ser sabat cualquier día de la semana que se haya consagrado a Dios, y no necesariamente el día que se llamó "sábado". Los apóstoles de Jesús entendieron que Jesús había inaugurado los "tiempos nuevos" por su muerte y su resurrección, el día siguiente al sábado. Por esta razón escogieron este "primer día de la semana" (Hech 20,7; 1 Cor 16,2; Apoc. 1,10) como día santo de los cristianos, y lo llamaron domingo, es decir, día del Señor. Pues no dudaban que tenían más autoridad que el mismo Moisés (2 Cor 4,7-12).En los tiempos modernos, los trabajadores tuvieron que luchar para que se reconociera el domingo como día festivo. Quizá no ven la importancia del descanso para la vida humana y cristiana los que fácilmente trabajan aun el domingo. A pesar de que Jesús reaccionó en el Evangelio contra la observancia demasiado rigurosa del sábado (Mt 12; Jn 5), el descanso semanal corresponde a una necesidad para la familia y para las personas. No tomes en vano el nombre de Yavé. Hay cuatro maneras de invocar en falso el nombre de Yavé:Usarlo, como se hacía entonces, para fórmulas mágicas, como queriendo sacar el poder de Dios a la fuerza. Jurar por su nombre y no cumplir (Sir 23,9 y Mt 5,53).Blasfemar, o sea, insultar el nombre de Yavé, lo que acarreaba la condenación a muerte (Lev 25,10).Pronunciar o invocar el nombre de Yavé sin razón importante. Por esta razón, en los últimos siglos del Antiguo Testamento los judíos se acostumbraron a no pronunciar el nombre de Yavé, reemplazándolo por "el Señor", o "el Nombre", o "los Cielos". Respeta a tus padres: ver Sir 3,2.No robarás. Para que haya confianza y unión dentro de una comunidad, es preciso que cada uno tenga sumo respeto a las pertenencias de su prójimo, que pague sus deudas y no haga suyo lo que encuentre a mano. Sin embargo, este mandamiento no debe ser invocado para justificar cualquier tipo de propiedad privada. Para la Biblia, la tierra pertenece a Dios y quien la ocupa es solamente su administrador. La Biblia no acepta que algunos se apoderen de la riqueza nacional y otros queden faltos de todo (ver Lev 25,13).En el Nuevo Testamento se comentan los diez mandamientos: Mt 5,22; 5,33; 5,27; Mc 7,10; Lc 18,20; Rom 7,7; 13,9; Stgo 2,11.

[22] .El Decálogo (o sea, los diez mandamientos) necesita concretarse para que dirija la vida del hombre. Cuando los israelitas se instalaron en Palestina y pasaron de la vida nómada a la de agricultores, se redactó un conjunto de leyes que encontramos a continuación 20,22-23,19. Fue llamado «Código de la Alianza» y posiblemente, fue adoptado solemnemente por las doce tribus cuando se reunieron al llamado de Josué, para renovar la Alianza con Yavé (ver Josué 8,30).No vamos a pensar que Dios dictó a su pueblo todo lo que está en la Biblia. Una prueba de esto es el presente código de leyes. Una parte la forman leyes de los pueblos de Canaán, que los israelitas adoptaron tales cuales eran, porque les parecieron justas y buenas. Otra parte son las leyes propias de Israel, dictadas por Moisés o consecuentes con su enseñanza. Estas últimas se reconocen porque dicen «tú» o «ustedes», o bien empiezan con «el que».Nótese que Israel agravó las penas contra quien mata a su prójimo (Gén 4,15 y 9,15): la fe en Dios lleva a respetar y a proteger la vida humana. Hoy todavía juzga nuestra sociedad llamada liberal, que bien poco respeta la vida cuando falta el dinero; y no hablemos del aborto. Al presentar este código adaptado a una sociedad primitiva, la Biblia nos invita a promover una legislación adaptada a nuestra sociedad industrial, pero inspirada por el mismo espíritu solidario. La Iglesia no tiene que resolver los problemas complejos de nuestro tiempo, pero puede, eso sí, retomar los principios generales de una vida conforme a la voluntad de Dios, adaptándolos a la sociedad actual.

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