Éxodo 33, 1 - 23

EL PERDÓN DE YAVÉ A SU PUEBLO [1] Yavé dijo a Moisés: «Márchate de ese lugar tú y tu pueblo que saqué de Egipto; sube a la tierra que yo prometí con juramento a Abraham, a Isaac y a Jacob cuando les dije: Se la daré a tu descendencia. [2] Enviaré delante de ti un ángel para que eche del país al cananeo, al amorreo, al heteo, al fereceo, al jeveo y al jebuseo. [3] Pero no subiré con ustedes a esa tierra que mana leche y miel, no sea que los destruya en el camino, por ser un pueblo rebelde.» [4] El pueblo escuchó esta advertencia; ninguno se puso su traje de fiesta; más bien hicieron duelo. [5] Yavé dijo a Moisés: «Di a los hijos de Israel: Ustedes son un pueblo rebelde; si estuviera en medio de ustedes, aunque fuera por un momento, los exterminaría. Ahora, quítense sus ropas de fiesta, y veré lo que puedo hacer con ustedes.» [6] Y los hijos de Israel se quitaron sus trajes de fiesta al pie del monte Horeb.

LA TIENDA DE LAS CITAS [7] Entonces Moisés tomó la Tienda de campaña y la plantó a cierta distancia, fuera del campamento. La llamó Tienda de las Citas divinas, y todo el que quería consultar a Yavé tenía que ir a la Tienda de la Citas, fuera del campamento. [8] Cada vez que Moisés iba a la Tienda de las Citas, todo el pueblo se ponía de pie a la entrada de sus carpas, y los ojos de todos lo seguían, hasta que entraba en ella. [9] Y al entrar Moisés en la Tienda, la nube en forma de columna bajaba y se detenía a la entrada de la Tienda, mientras Yavé hablaba a Moisés. [10] Cuando el pueblo veía la nube parada junto a la entrada de la Tienda, todos se ponían de pie y luego se postraban cada uno ante su carpa. [11] Yavé hablaba con Moisés, cara a cara, como habla un hombre con su prójimo. Después Moisés volvía al campamento, pero su ayudante, el joven Josué, hijo de Nun, no se alejaba de la Tienda. [12] Moisés dijo a Yavé: «Tú me mandas que encabece a este pueblo, y no me das a conocer a quién enviarás conmigo. Sin embargo, me has dicho: Te conozco por tu nombre, y te he mirado con buenos ojos. [13] Ahora, si realmente me miras con buenos ojos, dame a conocer caminos para que te conozca, y me sigas mirando bien: no olvides que esa gente es tu pueblo.» [14] Yavé respondió: «Ve y haz lo que te diga, que yo te llevaré al descanso.» [15] Moisés contestó: «Si tu Rostro no nos acompaña, no nos hagas salir de aquí. [16] ¿Cómo podrá verse que nos das tu preferencia a mí y a tu pueblo? ¿No será, acaso, en que tú nos acompañarás? Esto nos distinguirá, yo y tu pueblo, de todos los pueblos de la tierra.» [17] Yavé contestó a Moisés: «También esto que me acabas de pedir, lo haré, pues te di mi preferencia y te conozco por tu nombre.

» YAVÉ PASA ANTE MOISÉS [18] Moisés dijo a Yavé:«Por favor, déjame ver tu Gloria.» [19] Y El le contestó: «Toda mi bondad va a pasar delante de ti, y yo mismo pronunciaré ante ti el Nombre de Yavé. Pues tengo piedad de quien quiero, y doy mi preferencia a quien la quiero dar.» [20] Y agregó Yavé: «Pero mi cara no la podrás ver, porque no puede verme el hombre y seguir viviendo. [21] Mira este lugar junto a mí. Te vas a quedar de pie sobre la roca y, [22] al pasar mi Gloria, te pondré en el hueco de la roca y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado. [23] Después sacaré mi mano y tú entonces verás mis espaldas; pero mi cara no se puede ver.»

[7] .La tienda de campaña llamada Tienda de las Citas divinas fue el primer templo de Dios en medio de su pueblo. Nótese que se puso fuera del campamento, a alguna distancia, y que se habla de ella solamente después que pecó el pueblo. Dios ya no conduce directamente a Israel, sino por intermedio de su Angel (32,34 y 33,32).

[11] .Dios ha bajado en el Sinaí para hablar a su pueblo. Sin embargo, no se ha comunicado en forma personal con estos hombres que todavía están en la primera etapa. Bien es cierto que creen, pero es una fe en que predomina la obediencia a la ley. Con Moisés en cambio, Dios se comunica cara a cara (11), o sea, de espíritu a espíritu (a diferencia de estas comunicaciones inferiores que son los sueños, visiones y apariciones: Núm 12,6).El pueblo se conforma con ser acompañado por el Angel de Yavé, o sea, con contar con su ayuda y providencia. Moisés, en cambio, tiene sed de otra presencia, pues su papel de jefe y profeta lo ha apartado de sus hermanos y colocado en una soledad muy grande. Quiere que lo acompañe el Rostro de Dios, o sea, una presencia personal mediante la cual Dios le da a conocer sus intenciones. Luego Moisés insiste: que tu Rostro nos acompañe. O sea: que Dios se dé a conocer a su pueblo también, para que éste no sea solamente un pueblo protegido por Dios, sino un pueblo santo y que conoce a Dios. La respuesta es positiva, pero solamente con el correr del tiempo Dios se dará a conocer. Jesús pedirá este conocimiento para todos aquellos que integren su Iglesia (Jn 17).

[18] .El párrafo que empieza es uno de los más profundos de la Biblia y nos habla en forma figurada de cómo Dios acepta darse a conocer en forma personal y directa. Déjame ver tu gloria. En realidad Dios no se dejará ver, sino que él mismo pronunciará su Nombre, o sea, dejará impreso su Poder y Gloria en aquellos que lo quieren ver. Te vas a quedar de pie sobre la roca. O sea: me esperarás ahí en la soledad, desprendido, despierto y disponible para el momento que yo quiera, pues mis favores los doy a quien los quiero dar. Te cubriré con mi mano. Cuando Dios quiere favorecer a alguien con la unión mística, se adueña más o menos de su mente y por un tiempo más o menos largo. Entonces le quita toda palabra, toda idea y todo recuerdo, y lo mantiene a la fuerza en el vacío, suspenso a su sola presencia, como muerto a todo lo exterior: te pondré en el hueco de la roca. Y así se queda hasta que el Señor haya pasado. Después sacaré mi mano: entonces sabrás que has estado en Dios. Yavé, pues, pronunció su Nombre, dejándolo grabado en lo más profundo del espíritu, y este Nombre no es otro que el conocimiento y la experiencia de su misericordia infinita. Moisés, al terminarse este encuentro, no tiene ya ambición o deseo personal: solamente le importa que se realice el proyecto de Dios de entregar a los hombres la herencia divina.

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