Génesis 26, 1 - 35

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SUCESOS DE LA VIDA DE ISAAC

[1] Hubo hambre en el país, -ésta no se debe confundir con la primera hambruna que hubo en tiempos de Abrahán- y fue Isaac a Guerar, hacia Abimelec, rey de los filisteos. [2] Se le apareció Yavé y le dijo: «No bajes a Egipto, quédate en la tierra que yo te diga. [3] Serás forastero en esa tierra, pero yo estaré contigo y te bendeciré. Pues quiero darte a ti y a tus descendientes todas estas tierras, cumpliendo así el juramento que hice a tu padre Abrahán. [4] Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y le daré todas esas tierras. Y por tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra, [5] como premio a la obediencia de Abrahán, que guardó mis leyes y cumplió mis mandamientos y preceptos.» [6] Isaac, pues, se estableció en Guerar. [7] Cuando la gente de aquel país le preguntaba quién era la mujer que iba con él, les decía: «Es mi hermana». Porque tenía miedo a decir que era su esposa, para que no lo fueran a matar por causa de Rebeca, que era muy bonita. [8] Llevaba ya bastante tiempo allí, cuando Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, sorprendió a Isaac acariciando a Rebeca. [9] Entonces Abimelec mandó llamar a Isaac y le dijo: «¡No puedes negar que es tu mujer! ¿Por qué has declarado que es tu hermana?» Isaac le contestó: «Es que pensé que por causa de ella me podrían matar.» [10] Abimelec replicó: «¡En qué lío nos metiste! Por poco uno de aquí se acostaba con tu esposa y tú nos cargabas con un delito.» [11] Entonces Abimelec dio la siguiente orden a toda su gente: «El que toque a este hombre o a su esposa, morirá.» [12] Isaac sembró en aquella tierra y cosechó aquel año el ciento por uno. Yavé lo bendijo [13] de manera que se fue enriqueciendo día a día hasta que el hombre llegó a ser muy rico. [14] Tenía rebaños de ovejas, rebaños de vacas y numerosos criados, por lo que los filisteos empezaron a mirarlo con envidia. [15] Los filisteos taparon todos los pozos que habían cavado los servidores de su padre, en tiempos de Abrahán, y los llenaron de tierra. [16] Entonces Abimelec dijo a Isaac: «Márchate de aquí, pues ahora eres más poderoso que nosotros.» [17] Isaac partió de allí y acampó en el valle de Guerar, en donde se quedó. [18] Isaac volvió a abrir los pozos que habían sido cavados en tiempos de su padre Abrahán, y que habían tapado los filisteos después de la muerte de Abrahán, y les puso los mismos nombres que les había puesto su padre. [19] Después los hombres de Isaac hicieron excavaciones en el valle y dieron con una capa de agua. [20] Pero los pastores de Guerar riñeron con los pastores de Isaac diciendo que el agua era de ellos. Por eso Isaac llamó a ese pozo Esec, ya que se habían peleado por él. [21] Excavaron otro pozo, pero también hubo peleas, por lo que lo llamó Sitna. [22] Se fue de allí a otra parte y mandó cavar otro pozo, y como esta vez nadie se peleó por él, le puso el nombre de Rejobot, pues dijo: «Por fin Yavé nos pone a nuestras anchas. Ahora sí que podremos prosperar en esta tierra.» [23] De allí subió a Bersebá. [24] Yavé se le apareció aquella misma noche y le dijo: «Yo soy el Dios de tu padre Abrahán. No temas, porque yo estoy contigo. Te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abrahán, mi servidor.» [25] Levantó allí un altar e invocó el nombre de Yavé. Luego plantó allí mismo su tienda, y sus hombres cavaron un pozo. [26] Abimelec vino desde Guerar a verlo, acompañado de su amigo Ajuzat, y de Ficol, jefe de su ejército. [27] Isaac les dijo: «¿Por qué vienen a visitarme, si ustedes me odian y me han hecho marchar?» [28] Le contestaron: «Hemos visto claramente que Yavé está contigo, y hemos dicho: Prometamos con juramento, nosotros y tú, que viviremos en paz. [29] Y hagamos un pacto: tú no nos harás ningún mal, ya que nosotros no te hemos tocado nada sino que, al contrario, sólo te hicimos bien y te dejamos partir tranquilamente. Tú eres el protegido de Yavé.» [30] Isaac les dio un banquete, y comieron y bebieron. [31] Se levantaron muy temprano y se hicieron juramento unos a otros. Luego Isaac los despidió y se fueron en paz por su camino. [32] Ese mismo día llegaron unos servidores de Isaac a comunicarle que habían abierto un pozo y que habían encontrado agua. [33] El lo llamó Sebá, y de aquí viene que la ciudad se llame Bersebá hasta el día de hoy. [34] Cuando Esaú tenía cuarenta años, tomó por esposa a Judit, hija de Berí el heteo, y a Basemat, hija de Elón, heteo también. [35] Pero ellas amargaron la vida a Isaac y a Rebeca.

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[1] Respecto al párrafo 7,11, ver 20,2.En los párrafos 12-33 nos topamos con dos realidades típicas de la vida de los patriarcas: son errantes que viven bajo las tiendas de campaña; van en busca de agua y cavan pozos (ver 21,21-34).Viven bajo tiendas de campaña, es decir, en lo provisorio. La Biblia aprecia la labor del hombre para construir en este mundo algo que dure: elogia la fundación de un hogar, la plantación de una viña, la edificación de una casa ( Deut 20,5-7). Pues todo esto se relaciona con la misión creadora del hombre. Pero también recuerda como un ideal que no debe perderse, la vida errante de los antepasados. El creyente no se apega a nada de este mundo, ya sea familia, patria o modo de vida. Levanta su tienda en cualquier lugar donde pueda ampliar su experiencia, pero no se fija en ninguno. Viviendo como forastero en este mundo, le será más fácil encontrar a Dios, que también pasa como forastero entre nosotros (en Jn 1,14, la traducción precisa sería: el Verbo levantó su tienda entre nosotros). Ver Ex 33,7; 40,34; 2 Sam 7,7; Sir 24,14; 2 Cor 5,1-4; 1 Pe 2,11.Los patriarcas cavan pozos. En el desierto no encuentran vertientes de agua viva, sino que deben cavar trabajosamente los pozos que hacen florecer el desierto y dan de beber a los rebaños. A veces se agota el agua; otras veces los filisteos los tapan con tierra. Todo esto representa el esfuerzo humano por encontrar la sabiduría; a menudo los hombres quedan con su sed, y no faltan quienes enturbien las fuentes del saber. Por eso estarán corriendo de un pozo a otro hasta que Cristo les dé el agua viva salida de la Roca que es él mismo. Ver Ex 17,1; Jn 4,5-10; 7,38; 1 Cor 10,4; Jer 2,13.

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