Génesis 39, 1 - 23

[1] José, pues, fue conducido a Egipto, y Putifar, funcionario del palacio de Faraón y capitán de la guardia, lo compró a los ismaelitas que lo habían traído. [2] Yavé estuvo con José, y le fue bien en todo; y se quedó en casa del egipcio, su amo. [3] El egipcio vio que Yavé estaba con José y hacía prosperar todo cuanto emprendía; [4] José le cayó en gracia a su amo, quien lo retuvo junto a él, lo hizo mayordomo de su casa y le confió todo cuanto tenía. [5] Desde ese momento, Yavé bendijo la casa del egipcio, en consideración a José. Dio prosperidad tanto a la casa como al campo. [6] En vista de esto, el egipcio dejó que José administrara todo cuanto poseía, y ya no se preocupó más que de su propia comida. [7] José era muy varonil y de buena presencia. Algún tiempo después, la esposa de su amo puso sus ojos en él, y le dijo: «Acuéstate conmigo.» [8] Pero José se negó y le dijo: «Mi señor confía tanto en mí que no se preocupa para nada de lo que pasa en la casa, y ha puesto en mis manos todo lo que tiene. [9] Aquí tengo tanto poder como él. Nada me ha prohibido, excepto a ti, porque eres su esposa. ¿Cómo, pues, voy a cometer un mal tan grande, y pecar contra Dios?» [10] Y aunque ella insistía día tras día, José se negó a acostarse a su lado y estar con ella. [11] Cierto día, José entró en la casa para cumplir su oficio, y ninguno del personal de la casa estaba en ella. [12] La mujer lo agarró de la ropa diciendo: «Vamos, acuéstate conmigo.» Pero él, dejándole su ropa en la mano, salió afuera corriendo. [13] Ella vio que José se había corrido, pero que ella tenía en manos su ropa; [14] llamó, pues, a sus sirvientes y les dijo: «Miren, han traído aquí a un hebreo para que se burle de nosotros. Ha querido aprovecharse de mí, pero yo me he puesto a gritar, [15] y al sentir que yo levantaba la voz y gritaba, salió huyendo y dejó su ropa en mis manos.» [16] La mujer depositó la ropa a su lado, hasta que el patrón de José llegó a casa, [17] y le repitió las mismas palabras: «Ese esclavo hebreo que tú nos has traído, se me acercó para abusar de mí. [18] Cuando grité pidiendo auxilio, él salió huyendo y dejó su ropa en mis manos.» [19] Cuando el patrón oyó lo que le decía su esposa: «Mira lo que me ha hecho tu esclavo», se puso furioso. [20] Tomó preso a José y lo metió en la cárcel donde estaban encarcelados los prisioneros del rey. Y José quedó encarcelado. [21] Pero Yavé lo asistió y fue muy bueno con él; hizo que cayera en gracia al jefe de la prisión. [22] Este le confió el cuidado de todos los que estaban en la prisión, y todo lo que se hacía en la prisión, José lo dirigía. [23] El jefe de la cárcel no controlaba absolutamente nada de cuanto administraba José, pues decía: «Yavé está con él y hace que le vaya bien en todo».

[1] Después de su desgracia, José se porta como modelo de honradez, de fidelidad y de constancia. Es el primero de esos justos humillados de la Biblia que esperan de Dios su premio.En la Biblia hubo muchos hombres libertadores y salvadores antes de que llegara el Salvador Hijo de Dios. Todos fueron probados antes de tener éxito; muchos fueron despreciados por los suyos.El relato de la actitud correcta de José con la esposa de Putifar es una lección sobre la verdadera hombría. La Biblia ve en la fidelidad y el respeto al matrimonio una de las virtudes del hombre auténtico.

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