Éxodo 3, 1 - 22

LA ZARZA ARDIENDO [1] Moisés cuidaba las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián. Una vez llevó las ovejas muy lejos en el desierto y llegó al cerro de Horeb, esto es, el Cerro de Dios. [2] Entonces fue cuando el Angel de Yavé se presentó a él, como una llama ardiente en medio de una zarza. Moisés estuvo observando: la zarza ardía, pero no se consumía. [3] Y se dijo: «Voy a dar una vuelta para mirar esta cosa tan extraordinaria:¿por qué la zarza no se consume?» [4] Yavé vio que Moisés se acercaba para mirar; Dios lo llamó de en medio de la zarza: «¡Moisés, Moisés!», y él respondió: «Aquí estoy.» [5] Yavé le dijo: «No te acerques más. Sácate tus sandalias porque el lugar que pisas es tierra sagrada.» [6] Luego le dijo: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.» Al instante Moisés se tapó la cara, porque tuvo miedo de que su mirada se fijara sobre Dios. [7] Yavé dijo: «He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he escuchado sus gritos cuando lo maltrataban sus mayordomos. Yo conozco sus sufrimientos, [8] y por esta razón estoy bajando, para librarlo del poder de los egipcios y para hacerlo subir de aquí a un país grande y fértil, a una tierra que mana leche y miel, al territorio de los cananeos, de los heteos, de los amorreos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos. [9] El clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y he visto cómo los egipcios los oprimen. [10] Ve, pues, yo te envío a Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.» [11] Moisés dijo a Dios: «¿Quién soy yo para ir donde Faraón y sacar de Egipto a los israelitas?» [12] Dios respondió: «Yo estoy contigo, y ésta será para ti la señal de que yo te he enviado: Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, ustedes vendrán a este cerro y me darán culto aquí.» [13] Moisés contestó a Dios: «Si voy a los hijos de Israel y les digo que el Dios de sus padres me envía a ellos, si me preguntan: ¿Cuál es su nombre?, yo ¿qué les voy a responder?» [14] Dios dijo a Moisés: «Yo soy: YO- SOY.» «Así dirás al pueblo de Israel: YO-SOY me ha enviado a ustedes. [15] Y también les dirás: YAVE, el Dios de sus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado. Este será mi nombre para siempre, y con este nombre me invocarán de generación en generación. »Moisés es enviado como liberador [16] Ve y reúne a los jefes de Israel, y les dirás: «Yavé, el Dios de sus padres, se me apareció; el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob me ha dicho: Ahora voy a pedir cuentas por todo lo que a ustedes les está pasando en Egipto. [17] He decidido sacarlos de esta opresión en Egipto y trasladarlos a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de los heteos, de los amorreos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos. . [18] Los jefes de Israel te harán caso y, con ellos te presentarás al rey de Egipto. Tú le dirás: El Dios de los hebreos, Yavé, nos salió al encuentro: deja que caminemos tres días por el desierto, para ofrecer sacrificios a Yavé, nuestro Dios. [19] Yo ya sé que el rey de los egipcios no los dejará ir, si no es obligado por la fuerza. [20] Por esto yo extenderé mi mano y azotaré a Egipto con toda clase de males extraordinarios, de manera que él mismo los echará fuera. [21] Yo moveré a los egipcios para que traten bien a mi gente, y al salir no se irán con las manos vacías. [22] Cada mujer pida a su vecina o a la persona que comparte su casa objetos de plata y oro y también vestidos; sus hijos e hijas se los pondrán, y así dejarán sin nada a los egipcios.»

[1] Dios ha esperado varios años antes de llamar a Moisés, el que ya es un hombre maduro. Lo hace en un tiempo en que éste tiene encaminada su vida como padre de familia y pastor de ovejas. Lo hace en el desierto, donde aparentemente Moisés se ha marginado de las desgracias de sus hermanos, perdiendo día tras día la esperanza de que pudiera servir a su pueblo. Así, muchas veces, Dios nos espera en tal o cual desierto de nuestra vida. Son esos tiempos, aparentemente vacíos, en que Dios prepara a sus servidores, con tal de que la generosidad permanezca intacta. El Angel de Yavé se presentó a él bajo la apariencia de una llama de fuego (2). El angel de Yavé (sabemos que es una manera de decir el mismo Yavé Dios: ver Apariciones y ángeles, Gén 16,1) se presenta como el fuego que atrae las miradas, pero quema al que quisiera acercarse. Este monte era desde ya siglos un lugar sagrado. Moisés hace lo que se hacía al entrar en un Templo: se quitaban las sandalias para no llevar ante Dios el polvo de la existencia común y corriente. Pues uno no se puede acercar a Dios sin despojarse de sus preocupaciones y de sus deseos terrenales. Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. El que llama a Moisés es el mismo que sus antepasados veneraban bajo diversos nombres. Yo estaré contigo. Cada vez que Dios llama, comienza por tranquilizar, pues de entrada sentimos que eso nos va a involucrar totalmente: Jos 1,5; Jue 6,12; Mt 28,20; Lc 1,28.Ahora ve, que te envío a Faraón. Esto no es más que el punto de partida. Después de sacar a Israel de Egipto, Moisés le impondrá, casi a la fuerza, su destino, que es ser el propio pueblo de Dios. Dios habla de llevar a Israel a la tierra que mana leche y miel, la tierra prometida a Abraham. No fija plazos ni indica detalles, pero, por lo menos, anuncia un evento que probará la autenticidad de la misión: algún día Israel, pobre pero libre, llegará con Moisés hasta el monte Horeb (o monte Sinaí) para encontrar a Dios y recibir sus palabras.

[14] EL NOMBRE DIVINO

En medio de otros pueblos que conocían a Dios a su manera y que buscaban a tientas el sentido de su destino, Israel iba a ser el pueblo que conoce al verdadero Dios y que por esto sabe donde reside la verdadera superación del hombre. La revelación del Dios único está ligada a una misión liberadora, y allí está el carácter propio de la revelación bíblica. Algunos años antes, el faraón Akenatón había querido, a su modo, que se reconociera al Dios único, pero todo eso quedó como un problema de culto y no modificó la historia. El Dios de Moisés es el Dios santo y justo que quiere ser servido por hombres libres y justos. Yo soy: YO-SOY . Hay dos maneras de traducir estas palabras. La primera es la que indicamos aquí: Dios es el que ES, el único que existe sin ninguna limitación. Este sentido está de acuerdo con el final del versículo 14 y al mismo tiempo otorga su sentido a "Yahvé". Pero también podría entenderse como "Yo soy el que soy". En este caso, Dios no se niega realmente a darle a Moisés su identidad, ya que justamente le va a dar su nombre, sino que da a entender que nadie puede entrar en el secreto de su persona. Yavé significa a la vez: El Es y El hace existir. Se relaciona con lo dicho por Dios: Yo Soy. Este es el Dios que Vive y que Ve (Gén 16,13). Cuando quiere manifestar algo de su misterio, lo preceden el fuego fulgurante (Ez 1,4; Hab 3,4), la tempestad y los truenos (Ex 19,6; 1 R 19,11; Sal 18,9-17) y las olas del mar; animales fantásticos en los que se reúnen todas las fuerzas de la naturaleza (Ez 1). Pero ésas no son más que figuras que esconden, a manera de una nube (2 R 8,10) el misterio de Dios, infinitamente más profundo, el que desafía y desafiará eternamente, no solamente el ojo del hombre, sino la mente de cualquier criatura, ya sea angélica o humana. Todas las criaturas reciben de Dios el existir, pero él tiene en sí la fuente de su propia existencia y no debe nada a nadie. Dios es el Uno, y ninguno de los que tienen de él su existir, puede comparársele o sumarse al Unico. Dios Es, y hace existir al que lo conoce. Esta revelación es decisiva para toda la Biblia, y conviene recordarlo cuando fácilmente los creyentes dicen: Dios es Amor, Dios es Bondad; pues eso sería falso si no se afirmara primero: Dios es el que Es. Si Dios fuera solamente el Todopoderoso, solamente pensaríamos en agacharnos ante él. Si fuera solo bondad, no comprenderíamos por qué nos pone a prueba. Si fuera solamente el Bien, obligaríamos a todos a que hagan el bien, sin respetar su libertad. Pero no, dijo: Yo soy el que Es, Yo Soy. Dios es Persona que existe en forma sumamente activa y libre y nos llama a existir de verdad. Por eso Dios creó un mundo en que pudiéramos actuar en forma responsable. Dios no nos impone el bien. Mejor si, a través de nuestras experiencias y de nuestros mismos errores, llegamos a descubrir dónde está el bien verdadero. Adorar a Dios no significa, como creen algunos, estar postrados ante él, sino acercarnos a él cara a cara. El humilde se acerca sin falsos temores y Dios lo levanta con su mano para que pueda entrar en comunión con él. El que conoce a Dios de verdad se hace persona libre y que libera a las demás. Al presentarse como Persona, el Unico Dios había dicho lo más esencial. No era posible precisar más en esos comienzos y dar a conocer el misterio de las Tres Personas Divinas que son el mismo Dios: ésta sería la obra de Jesús (Mt 28,19; Jn 1,18-19). Por eso, durante siglos, los israelitas se quedarían con la figura de un Dios Soberano que los conducía con autoridad.¿Yavé o Jehovah? Unos cuatro siglos antes de Jesús, los israelitas dejaron de pronunciar el nombre de Yavé por respeto. Entonces cambiaron en la Biblia la escritura Yavé por Yehovah, palabra que no tenía sentido y que tampoco se pronunciaba, pero al verla el lector sabía que no debía decir Yavé, sino Edonah, o sea, Señor. La palabra Yahveh guardaba los consonantes escritos: Y H V H y las vocales eran las de EdOnAhYavé nos salió al encuentro (18). Se habla solamente de hacer una peregrinación, pero lo que se busca es salir del país. Todo esto sucedió en un tiempo en que no había problema social o político que no se expresara en términos de religión (Ex 17,16; Núm 25,16).Pero ahora varios preguntan: La Biblia, ¿nos habla de liberación en el sentido humano, político, o bien nos propone una liberación espiritual? En realidad, esta oposición es artificial. La misma experiencia nos enseña que, para salvar al prójimo, no basta la ayuda material ni los cambios políticos, y tampoco las oraciones. Y para eso ellos mismos deben enfrentar y solucionar los problemas reales, materiales o educativos y políticos de la vida común a partir de una visión más lúcida de la realidad, tal como Dios la ve, y con un amor más auténtico, lo cual es espiritual. La salvación es una sola. Quiero sacarlos de toda esta opresión (17). El Dios que Es se preocupa por los que todavía no existen de verdad. Dios salva a los hombres como decíamos, pero es necesario que haya hombres y no sólo brazos o bocas que alimentar. La salvación de Dios se llevará pues a cabo en el tiempo y a través de la historia de un pueblo que lucha por su existencia. Y el mismo Moisés se salvará - o se realizará a sí mismo - mientras se consagre a sus actividades materiales y espirituales al servicio de sus hermanos.

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