1A Reyes 9, 1 - 28

LAS OBRAS DE SALOMÓN

[1] Cuando Salomón hubo terminado la Casa de Yavé, el palacio real y todo cuanto quiso construir, [2] se le apareció Yavé por segunda vez, como se le había aparecido en Gabaón. [3] Yavé le dijo: «He escuchado la plegaria y la súplica que me has dirigido. He santificado esta Casa que me has construido para que ponga en ella mi Nombre para siempre; ahí estarán siempre mis ojos y mi corazón. [4] Si ahora me sirves como tu padre David, de todo corazón, y con rectitud, haciendo todo lo que te ordene y guardando mis mandamientos y mis ceremonias, [5] afirmaré para siempre tu trono sobre Israel, como prometí a David, tu padre, cuando le dije: "No faltará un hombre de tu descendencia sobre el trono de Israel." [6] Mas si ustedes y sus hijos después de ustedes se apartan de mí, y no guardan mis mandamientos ni los preceptos que les he dado y se van a servir a otros dioses extraños y los adoran, [7] yo arrancaré a Israel del país que le he dado; arrojaré de mi presencia esta Casa que yo he consagrado a mi nombre, y todos los pueblos se burlarán de Israel y lo pondrán como ejemplo. [8] Todos los que pasen ante esta Casa magnífica hecha cenizas quedarán pasmados y preguntarán extrañados: «¿Por qué ha hecho esto Yavé con este país y con esta Casa?» [9] Y les responderán: «Porque abandonaron a Yavé, su Dios, que sacó a sus padres del país de Egipto, y han seguido a otros dioses, los han servido y adorado, por eso Yavé ha hecho caer todo este mal sobre ellos.» [10] Durante los veinte años que Salomón edificó la Casa de Yavé y el palacio real, [11] Hiram, rey de Tiro, había proporcionado a Salomón madera de cedro y de ciprés y todo el oro que necesitó. Al cabo de ese tiempo, Salomón le dio veinte pueblos en la tierra de Galilea. [12] Hiram salió de Tiro para ver los pueblos que Salomón le había dado, pero no le gustaron. [13] Dijo: «¿Qué pueblos son estos que me has dado, hermano?» Y los llamó Cabul (Tierra baldía), nombre que han conservado hasta el día de hoy. [14] Hiram había mandado al rey ciento veinte talentos de oro. [15] Ahora viene lo referente al trabajo obligatorio que el rey estableció para construir la Casa de Yavé, el palacio real, el terraplén, la muralla de Jerusalén, Jasor, Meguido y Gazer, [16] pues Faraón, rey de Egipto, había subido y se había apoderado de Gazer, la incendió y mató a todos los cananeos que habitaban en la ciudad y se la dio en herencia a su hija, la esposa de Salomón. [17] Y éste reconstruyó Gazer, Betorón de abajo, [18] Balat y Tamar en el desierto de Judá, [19] todas las ciudades de aprovisionamiento que tenía Salomón, las ciudades de los carros de guerra y las de las tropas de a caballo, y todo cuanto Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra de su dominio. [20] A toda la gente que había quedado de los amorreos, de los heteos, de los fereceos, de los jeveos, de los jebuseos, que no eran israelitas, [21] cuyos descendientes habían quedado después de ellos en el país y a los que los israelitas no habían podido exterminar, les impuso trabajos forzados y les hizo pagar tributos, hasta el día de hoy. [22] Pero Salomón no empleó a ningún israelita como esclavo para construir sus obras, sino que ellos eran sus hombres de guerra, sus oficiales y sus jefes, sus escuderos, jefes de sus carros y de su caballería. [23] Los capataces que estaban al frente de las obras de Salomón y mandaban a la mano de obra requisada eran quinientos cincuenta. [24] Cuando la hija de Faraón subió de la ciudad de David al palacio que había hecho para ella, entonces edificó el terraplén. [25] Después de terminada la Casa, tres veces al año Salomón ofrecía holocaustos y sacrificios de comunión en el altar que había edificado a Yavé, y hacía subir ante él el humo del sacrificio. [26] Salomón mandó también construir una flota en Asiongaber, que está cerca de Elat, a orillas del mar Rojo, en la tierra de Edom. [27] Hiram envió a esta flota algunos de sus marineros, conocedores del mar, con la gente de Salomón. [28] Llegaron a Ofir y trajeron de allí cuatrocientos talentos de oro, que llevaron al rey Salomón.

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