Marcos 15
JESÚS ANTE PILATO (MT 27,11; LC 23,2; JN 18,28) [1] Muy temprano, los jefes de los sacerdotes, los ancianos y los maestros de la Ley (es decir, todo el Consejo o Sanedrín) celebraron consejo. Después de atar a Jesús con cadenas, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. [2] Pilato le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús respondió: «Así es, como tú lo dices.» [3] Como los jefes de los sacerdotes acusaban a Jesús de muchas cosas, [4] Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? ¡Mira de cuántas cosas te acusan!» [5] Pero Jesús ya no le respondió, de manera que Pilato no sabía qué pensar. [6] Cada año, con ocasión de la ascua, Pilato solía dejar en libertad a un preso, a elección del pueblo. [7] Había uno, llamado Barrabás, que había sido encarcelado con otros revoltosos por haber cometido un asesinato en un motín. [8] Cuando el pueblo subió y empezó a pedir la gracia como de costumbre, [9] Pilato les preguntó: «¿Quieren que ponga en libertad al rey de los judíos?» [10] Pues Pilato veía que los jefes de los sacerdotes le entregaban a Jesús por una cuestión de rivalidad. [11] Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que pidiera la libertad de Barrabás. [12] Pilato les dijo: «¿Qué voy a hacer con el que ustedes llaman rey de los judíos?» [13] La gente gritó:«¡Crucifícalo!» [14] Pilato les preguntó: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Y gritaron con más fuerza: «¡Crucifícalo!» [15] Pilato quiso dar satisfacción al pueblo: dejó, pues, en libertad a Barrabás y sentenció a muerte a Jesús. Lo hizo azotar, y después lo entregó para que fuera crucificado. LA CORONACIÓN DE ESPINAS (MT 27,27; JN 19,1) [16] Los soldados lo llevaron al pretorio, que es el patio interior, y llamaron a todos sus compañeros. [17] Lo vistieron con una capa roja y le colocaron en la cabeza una corona que trenzaron con espinas. [18] Después comenzaron a saludarlo: «¡Viva el rey de los judíos!» [19] Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y se arrodillaban ante él para rendirle homenaje. [20] Después de haberse burlado de él, le sacaron la capa roja y le pusieron de nuevo sus ropas. LA CRUCIFIXIÓN Los soldados sacaron a Jesús fuera para crucificarlo. [21] En ese momento, un tal Simón de Cirene, que es el padre de Alejandro y de Rufo, volvía del campo; los soldados le obligaron a que llevara la cruz de Jesús. [22] Lo llevaron al lugar llamado Gólgota, o Calvario, palabra que significa «calavera». [23] Después de ofrecerle vino mezclado con mirra, que él no quiso tomar, [24] lo crucificaron y se repartieron sus ropas, sorteándolas entre ellos. [25] Eran como las nueve de la mañana cuando lo crucificaron. [26] Pusieron una inscripción con el motivo de su condena, que decía: «El rey de los judíos.» [27] Crucificaron con él también a dos ladrones, uno a su derecha y otro a su izquierda. [28] Así secumplió la Escritura que dice: Y fue contado entre los malhechores. [29] Los que pasaban lo insultaban; le decían, moviendo la cabeza: «Tú, que destruyes el Templo y lo levantas de nuevo en tres días, [30] sálvate a ti mismo y baja de la cruz.» [31] Igualmente los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley se burlaban de él, y decían entre sí: «Si pudo salvar a otros, no se salvará a sí mismo. [32] Que ese Mesías, ese rey de Israel, baje ahora de la cruz: cuando lo veamos, creeremos.» Incluso lo insultaban los que estaban crucificados con él. LA MUERTE DE JESÚS (MT 27,45; LC 23,44; JN 19,28) [33] Llegado el mediodía, la oscuridad cubrió todo el país hasta las tres de la tarde, [34] y a esa hora Jesús gritó con voz potente: «Eloí, Eloí, lammá sabactani», que quiere decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» [35] Al oírlo, algunos de los que estaban allí dijeron: «Está llamando a Elías.» [36] Uno de ellos corrió a mojar una esponja en vinagre, la puso en la punta de una caña y le ofreció de beber, diciendo: «Veamos si viene Elías a bajarlo.» [37] Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró. [38] En seguida la cortina que cerraba el santuario del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. [39] Al mismo tiempo el capitán romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo: «Verdaderamente este hombre era hijo de Dios.» [40] Había unas mujeres que miraban de lejos, entre ellas María Magdalena, María, madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé. [41] Cuando Jesús estaba en Galilea, ellas lo seguían y lo servían. Con ellas estaban también otras más que habían subido con Jesús a Jerusalén. JESÚS ES SEPULTADO [42] Había caído la tarde. Como era el día de la Preparación, es decir, la víspera del sábado, [43] intervino José de Arimatea. Ese miembro respetable del Consejo supremo era de los que esperaban el Reino de Dios, y fue directamente donde Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. [44] Pilato se extrañó de que Jesús hubiera muerto tan pronto y llamó al centurión para saber si realmente era así. [45] Después de escuchar al centurión, Pilato entregó a José el cuerpo de Jesús. [46] José lo bajó de la cruz y lo envolvió en una sábana que había comprado, lo colocó en un sepulcro excavado en la roca e hizo rodar una piedra grande contra la entrada de la tumba. [47] María Magdalena y María, la madre de José, estaban allí observando dónde lo depositaban.
[6] El pueblo eligió a Barrabás. ¿Por qué? Porque Jesús proponía un camino de liberación que exige tiempo y responsabilidad. Barrabás en cambio era el ejemplo de la violencia irresponsable que arrastra a los mediocres, porque satisface el espíritu de venganza.El Evangelio no pretende echar la culpa a todos los judíos por la muerte de Jesús: testimonia que el pueblo en su mayoría ya había rechazado a Jesús, como también iban a rechazar la predicación de los apóstoles (Rom 10,19). Marcos se propuso mostrar la fuerza de Jesús: ésta se manifestará plenamente cuando los mismos que venía a salvar hayan renegado de él.El evangelio ve una continuidad entre este rechazo y la historia pasada del pueblo de Dios, que en varias ocasiones se negó a entrar por el camino de salvación que Dios le ofrecía. Ahora Dios envía a su Hijo como profeta y salvador, y la comunidad lo entrega a los paganos. Toda su historia, en adelante, llevará el signo de este rechazo (Mt 23,38; Lc 21,24). Jesús será en Israel el que es difícil mencionar porque se sabe que lo ha desgarrado todo (Mc 15,38). Pero Dios, que salva a Israel y guía su historia, plantará en ella la cruz.El Espíritu enseñará a los apóstoles que este rechazo tan escandaloso para los judíos cristianos era parte del plan de Dios (He 4,18; Rom 11,25-32). Y ¿podía Dios acercarse a nosotros sin que lo condenemos? (Jn 1,5). La sabiduría paradójica de Dios (1 Cor 1,17-24), contemplaba esta condenación de Dios por los suyos. En esto el pueblo de Dios, bien sea judío o cristiano, no es menos ciego que los demás.
[21] A pesar de que Jesús nunca buscó la muerte, desde el comienzo de su existencia la había aceptado, y en esta forma tan atroz, por dos razones: para manifestar al Padre su total abandono como Hijo, o en otras palabras, para depositar en las manos del Padre todo lo que de él había recibido; y para que toda la humanidad descubriera, junto a él, el camino que nos lleva a Dios.Jesús hizo la experiencia de las burlas, torturas y malos tratos, que son la suerte de los condenados en todos los países del mundo, cuando policías y soldados ya no reconocen en ellos a hombres libres y hermanos suyos. Sin embargo, el hecho de azotar a Jesús, según la ley romana no era muestra de crueldad, pues debido a la pérdida de sangre y agotado por los latigazos, el condenado no tardaba tanto en morir en la cruz, acortando así su agonía.El condenado, al estar suspendido de los brazos, no podía respirar; para tratar de no asfixiarse, se apoyaba y hacía fuerza sobre los pies y con los brazos, reavivando así el dolor insoportable del clavo fijado en medio de los pies y de las muñecas. Cuando sus fuerzas decaían y ya no era capaz de realizar este esfuerzo, moría asfixiado.El vino agridulce era la bebida de los soldados romanos. La mirra adormece los nervios. Jesús rehusó lo que podía calmar sus dolores.
LA RECONCILIACION
[33] Eloí, Eloí, ¿lamá sabactani? Este es el comienzo de un salmo que empieza con un grito de desesperación y termina con la certeza del triunfo. Contiene muchas alusiones a la pasión de Jesús.El grito de Jesús al morir encierra un misterio, pues un crucificado moría por agotamiento y asfixia; no podía gritar así. Pero nadie podía quitar la vida a Jesús; estaba toda en él y la entregó en el momento que quiso. Los oyentes quedaron asombrados: ¿era grito de vencido o de vencedor?Hay muertos que son causa de división en las familias y también hay muertos que reconcilian. La cruz en que Jesús muere se compone de dos maderos, el uno orientado hacia el cielo y el otro horizontal; Jesús, colgado entre el cielo y la tierra, reconcilia a los hombres con Dios y a los hombres entre sí.Reconciliación con Dios para quienes reconocen en su muerte la prueba más grande del amor de Dios por nosotros. Entonces deponen el miedo a Dios y comprenden que no estamos sometidos a un destino ciego, sino bajo los cuidados del amor de Dios. La cortina que cerraba el Santuario del Templo se rasgó en dos. Esto significa que Dios ya no está en aquel lugar al que ningún mortal podía entrar; ha dejado aquel temible sagrario y se da a conocer a todos en su Hijo herido por el pecado, pero más herido todavía por la pasión que siente por nosotros.Reconciliación de los hombres entre sí. Dios no había empezado a levantar las barreras que dividían a los pueblos hasta la venida de Jesús, y aparentemente había limitado su actuación a un solo pueblo, el judío. Pero en adelante todos los hombres serán llamados a entrar y formar parte del pueblo de Cristo (Ef 2,11-16). Anteriormente cada pueblo tenía su religión y sus ritos propios; en adelante, la base de la fe será el conocimiento de Jesús y de Jesús crucificado. Mirándolo a él, los hombres se unirán, a pesar de estar divididos por tantas diferencias. Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. El capitán romano reconoce que Jesús era un justo (Lc 23,47), o sea, un hombre fuera de lo común. Pero Marcos intencionadamente pone en su boca esas palabras: «era Hijo de Dios», pues este oficial representa a las naciones paganas que reconocerán en el crucificado al Hijo de Dios.En repetidas ocasiones Jesús insistió en que no lo proclamaran Hijo de Dios (Mc 1,44). Porque los hombres no pueden saber quién es Dios y tampoco lo que significa para Jesús ser el Hijo de Dios (Mt 11,27), hasta que no hayan visto morir a Jesús y no hayan creído en su resurrección. Ver Rom 3,24.
[42] José de Arimatea se apresuró a pedir el cuerpo de Jesús para enterrarlo, pues la religión ordenaba que los cadáveres de los condenados fueran sepultados antes de caer la noche ( Deut 21,22), y con mayor razón aquel día, que era una fiesta importante. El sepulCrón de que se habla estaba en la pendiente del cerro. Se entraba por una puerta muy baja, que se cerraba con una gran piedra redonda, como de molino (ver comentario de Jn 19,41.Como la semilla es sembrada en la tierra, así el cuerpo de Jesús es sepultado para que surja la criatura nueva (Rom 6,35). Ver también comentario de Mt 27,52.
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