Lucas 11
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JESÚS NOS ENSEÑA CÓMO ORAR
[1] Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Al terminar su oración, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.» [2] Les dijo: «Cuando recen, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino. [3] Danos cada día el pan que nos corresponde. [4] Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe. Y no nos dejes caer en la tentación.» [5] Les dijo también: «Supongan que uno de ustedes tiene un amigo y va a medianoche a su casa a decirle: «Amigo, préstame tres panes, [6] porque un amigo mío ha llegado de viaje y no tengo nada que ofrecerle». [7] Y el otro le responde a usted desde adentro: «No me molestes; la puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos ya acostados; no puedo levantarme a dártelos». [8] Yo les digo: aunque el hombre no se levante para dárselo porque usted es amigo suyo, si usted se pone pesado, al final le dará todo lo que necesita. [9] Pues bien, yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán. [10] Porque todo el que pide recibe, el que busca halla y al que llame a la puerta, se le abrirá. [11] ¿Habrá un padre entre todos ustedes, que dé a su hijo una serpiente cuando le pide pan? [12] Y si le pide un huevo, ¿le dará un escorpión? [13] Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del Cielo dará espíritu santo a los que se lo pidan!
» JESÚS Y BEELZEBÚ
[14] Otro día Jesús estaba expulsando un demonio: se trataba de un hombre mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar y la gente quedó admirada. [15] Pero algunos de ellos dijeron: «Este echa a los demonios con el poder de Belzebú, jefe de los demonios.» [16] Y otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal que viniera del cielo. [17] Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: «Una nación dividida corre a la ruina, y los partidos opuestos caen uno tras otro. [18] Si Satanás también está dividido, ¿podrá mantenerse su reino? ¿Cómo se les ocurre decir que yo echo a los demonios invocando a Belzebú? [19] Si yo echo los demonios con la ayuda de Belzebú, los amigos de ustedes, ¿con ayuda de quién los echan? Ellos apreciarán lo que ustedes acaban de decir. [20] En cambio, si echo los demonios con el dedo de Dios, comprendan que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. [21] Cuando el Fuerte, bien armado, guarda su casa, todas sus cosas están seguras; [22] pero si llega uno más fuerte y lo vence, le quitará las armas en que confiaba y distribuirá todo lo que tenía. [23] El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. [24] Cuando el espíritu malo sale del hombre, empieza a recorrer lugares áridos, buscando un sitio donde descansar. Como no lo encuentra, se dice: Volveré a mi casa de donde tuve que salir. [25] Al llegar la encuentra bien barrida y todo en orden. [26] Se va, entonces, y regresa con otros siete espíritus peores que él; entran y se quedan allí. De tal modo que la nueva condición de la persona es peor que la primera.» [27] Mientras Jesús estaba hablando, una mujer levantó la voz de entre la multitud y le dijo: «¡Feliz la que te dio a luz y te crió!» [28] Jesús replicó: «¡Felices, pues, los que escuchan la palabra de Dios y la observan!» [29] Aumentaba la multitud por la gente que llegaba y Jesús empezó a decir: «La gente de este tiempo es gente mala. Piden una señal, pero no tendrán más señal que la señal de Jonás. [30] Porque así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, de igual manera el Hijo del Hombre será una señal para esta generación. [31] La reina del Sur resucitará en el día del Juicio junto con la gente de hoy, y los acusará, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes mucho más que Salomón. [32] Los habitantes de Nínive resucitarán en el día del Juicio junto con la gente de hoy, y los acusarán, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí ustedes tienen mucho más que Jonás. [33] Nadie enciende una lámpara para esconderla o taparla con un cajón, sino que la pone en un candelero para que los que entren vean la claridad. [34] Tu ojo es la lámpara de tu cuerpo. Si tu ojo recibe la luz, toda tu persona tendrá luz; pero si tu ojo está oscurecido, toda tu persona estará en oscuridad. [35] Procura, pues, que la luz que hay dentro de ti no se vuelva oscuridad. [36] Si toda tu persona se abre a la luz y no queda en ella ninguna parte oscura, llegará a ser radiante como bajo los destellos de la lámpara.» ¡POBRES DE USTEDES, FARISEOS!
[37] Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Entró y se sentó a la mesa. [38] El fariseo entonces se extrañó al ver que Jesús no se había lavado las manos antes de ponerse a comer. [39] El Señor le dijo: «Así son ustedes, los Fariseos. Ustedes limpian por fuera las copas y platos, pero el interior de ustedes está lleno de rapiñas y perversidades. ¡Estúpidos! [40] El que hizo lo exterior, ¿no hizo también lo interior? [41] Pero, según ustedes, simplemente con dar limosnas todo queda purificado. [42] ¡Pobres de ustedes, fariseos! Ustedes dan para el Templo la décima parte de todo, sin olvidar la menta, la ruda y las otras hierbas, pero descuidan la justicia y el amor a Dios. Esto es lo que tienen que practicar, sin dejar de hacer lo otro. [43] ¡Pobres de ustedes, fariseos, que les gusta ocupar el primer puesto en las sinagogas y ser saludados en las plazas! [44] ¡Pobres de ustedes!, porque son como esas tumbas que apenas se notan : uno no se da cuenta sino cuando ya las ha pisado.» [45] Un maestro de la Ley tomó entonces la palabra y dijo: «Maestro, al hablar así nos ofendes también a nosotros.» [46] El contestó: «¡Pobres de ustedes también, maestros de la Ley, porque imponen a los demás cargas insoportables, y ustedes ni siquiera mueven un dedo para ayudarles! [47] ¡Pobres de ustedes, que construyen monumentos a los profetas! ¿Quién los mató sino los padres de ustedes? [48] Así, pues, ustedes reconocen lo que hicieron sus padres, pero siguen en lo mismo: ellos se deshicieron de los profetas, y ustedes ahora pueden construir. [49] La Sabiduría de Dios dice también: Yo les voy a enviar profetas y apóstoles, pero esta gente matará o perseguirá a varios de ellos. [50] Por eso, a esta generación se le pedirá cuentas de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo: [51] desde la sangre de Abel, hasta la de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el Santuario. Sí, yo se lo aseguro: la generación presente es la que tendrá que responder. [52] ¡Pobres de ustedes, maestros de la Ley, que se adueñaron de la llave del saber! Ustedes mismos no entraron, y cerraron el paso a los que estaban entrando. [53] Cuando salió de allí, los maestros de la Ley y los fariseos comenzaron a hostigarlo muy duramente. Le pedían su parecer sobre un montón de cosas y le ponían trampas para sorprenderlo en alguna de sus respuestas.
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[1] Los apóstoles sabían orar y lo hacían en común, como lo hacían todos los judíos en las sinagogas y en los principales momentos del día. Sin embargo han descubierto al lado de Jesús una manera nueva de vivir y convivir, y sienten la necesidad de hablar al Padre en otra forma. Para enseñarles a orar, Jesús esperó a que ellos mismos se lo pidieran. Ver Mt 6,9.
[5] Jesús nos invita a pedir con perseverancia, sin desanimarnos nunca, casi como cansando a Dios. Dios no nos dará siempre lo que le pedimos o en la forma en que se lo pedimos, pues no sabemos lo que nos conviene. Pero nos dará espíritu santo, es decir, una visión más clara de su voluntad y, al mismo tiempo, ánimo para cumplirla. Al que llame a la puerta, se le abrirá (10). Como comentario de esta frase, ponemos a continuación una página del Padre Molinie: «Si Dios no abre de inmediato, no es porque le guste hacernos esperar. Si debemos perseverar en la oración, no es porque sea necesario un número determinado de invocaciones, sino porque se requiere cierta calidad, cierto tono de oración. Si fuéramos capaces de presentarla de entrada, sería inmediatamente escuchada. La oración es el gemido del Espíritu Santo en nosotros, como dice Pablo. Pero la repetición es necesaria para que ese gemido se abra camino en nuestro corazón de piedra, al igual que la gota persistente desgasta hasta las rocas más duras. Repitiendo con perseverancia el Padrenuestro o el Avemaría, podremos esperar que algún día lograremos rezarlo en un tono que se armonice perfectamente con el deseo de Dios, pues él está esperando ese gemido, que es el único que lo puede conmover, porque, en realidad, ha salido de su propio corazón. Mientras no logremos dar esta nota, o más bien, no logremos extraerla de nosotros mismos, Dios no puede ser vencido. Y no porque Dios esté a la defensiva, sino porque es pura ternura y fluidez, y mientras no exista algo semejante en nosotros, no circulará la corriente entre él y nosotros. El hombre se cansa de la oración, pero si persevera y no se desanima, depondrá poco a poco la soberbia hasta que, agotado y vencido, consiga mucho más de lo que hubiera podido desear.»
LAS SUPLICAS. - LOS SANTOS
Jesús nos invita a pedir con perseverancia; la petición perseverante deja de ser egoísta y se convierte en oración, o sea, que nos eleva y nos acerca a Dios. Pero ¿qué debemos pensar de las súplicas dirigidas a los santos? Hay que reconocer que, muy a menudo, el que pide a los santos toma el camino inverso de la oración verdadera. No es que le interese descubrir la misericordia de Dios, sino conseguir tal o cual favor. Le importa poco a quién se dirige, con tal de que encuentre un distribuidor eficaz y automático de beneficios. Entonces empieza la cacería de santos, de santuarios y de devociones. La Iglesia es una familia. Así como pedimos a nuestros amigos que recen por nosotros, de igual manera conviene que nos dirijamos a nuestros hermanos los santos. Nadie tiene por qué criticarnos si, a veces, demostramos tener confianza en su intercesión. Esta «súplica» a los santos, sin embargo, no puede confundirse con la petición perseverante que nos hace entrar en el misterio de Dios. María, Madre de Dios, es la única criatura que pueda acompañarnos en la oración, porque Dios la hizo nuestra Madre, porque depositó en ella toda la misericordia que nos reservaba y porque la unió a sí mismo en forma tal que, mirándola a ella, siempre encontramos la presencia viva de Dios.
[14] Ver el comentario de Mc 3,22 y Mt 12,23.Con el dedo de Dios (20). Es la misma expresión usada en Exodo 8,15 para designar el poder de Dios que obra milagros.
[23] El que no está conmigo. Esta sentencia parece contradecir lo que se dice en Lc 9,50: quien no está contra ustedes, está con ustedes. En realidad, en Lc 9,50, Jesús reconoce que su familia espiritual desborda en mucho al grupo visible de sus discípulos. El que trabaja en la misma dirección, aunque no pertenezca a la Iglesia, debe ser considerado amigo. En cambio, en 11,23, Jesús habla de los que no quieren definirse frente a su mensaje y pretenden quedarse neutros; esos no se unen a él y luego lo criticarán.
[24] Los judíos creían que los espíritus malos vivían preferentemente en el desierto o, más bien, que Dios los relegaba en esos lugares (Tob 8,3). La casa de que habla Jesús es el pueblo que lo rodea; ver el comentario de Mt 12,43.
[27] ¡Feliz la que te dio a luz! Esta mujer siente envidia de la madre de Jesús porque está admirada por su manera de hablar, pero se equivoca al pensar que los que están cerca de Jesús pueden ufanarse de eso, y pierde el tiempo si sólo admira la palabra en lugar de hacerla propia. Jesús pues la reenvía al Padre, cuya palabra nos da, y también a ella misma, a quien Dios invita a entrar en la familia de sus hijos.
[29] Los habitantes de Nínive, que eran pecadores, no recibieron ninguna otra señal divina más que la venida de Jonás que los invitaba a la penitencia. Los contemporáneos de Jesús se creen «los buenos» por ser el pueblo de Dios, y no se dan cuenta de que ha llegado la hora en que solamente pueden arrepentirse. Los hombres de Nínive acusarán (32). Jesús retoma la imagen tradicional de un juicio colectivo donde cada uno se excusa demostrando que los demás se han comportado peor que él. Pero retiene en esta imagen una profunda verdad: todo lo que Dios nos ha dado a cada uno tiene que producir fruto para toda la humanidad.
[37] Ver el comentario de Mt 23.La Biblia no exigía esas purificaciones, de las que también se habla Marcos 7,3. Pero los maestros del tiempo de Jesús insistían cada vez más en la necesidad de las mismas. Jesús se rebela contra estas nuevas obligaciones religiosas: ¿Por qué no se fijan primeramente en la purificación interior? A continuación se leen los reproches que Jesús hizo a los fariseos en varias oportunidades. Si Lucas, igual que Mateo, conservó estas palabras tan duras de Jesús, tal vez haya sido para recordarnos que el Evangelio va mucho más lejos de lo que veían los Fariseos tan preocupados por el servicio de Dios. Había varios de ellos en la primera comunidad cristiana y eran influyentes (He 15,5). A lo mejor la actitud hostil adoptada por los Fariseos en los años siguientes contribuyó también a rememorar esos reproches. Pero ciertamente había razones más profundas para criticar tan fuertemente un grupo bien considerado de gente "convertida y comprometida". En realidad, cualquier comunidad religiosa acaba traicionando sus principios; la nueva alianza prometida por los profetas y sellada con el don del Espíritu es grabada en los corazones y queda un asunto personal. Es cosa gratuita para el que la recibe, y no puede transmitirla a sus herederos, o al grupo al que pertenece, sino en forma muy limitada y siempre provisoria. Teóricamente es una gracia tener un buen conocimiento de la doctrina o cumplir un ministerio o haber integrado un grupo de más seriedad en la práctica cristiana. Pero en la práctica todo eso nos hace más difícil conservar la verdadera humildad y, muchas veces, nos impide ir a ocupar el último lugar, que debería ser el nuestro. Entonces solamente la visita de Dios puede salvarnos. Al hacerse presente, él y sólo él nos despoja de todos los méritos que creíamos tener y no nos deja más que la visión de nuestro pecado. Esto fue lo que le pasó al fariseo Pablo (o Saulo) cuando encontró a Jesús (He 9; Fil 3,4-11).
[49] Yo les voy a enviar profetas... Los que pusieron por escrito antes que Lucas esta palabra de Jesús (que leemos también en Mt 23,34), la introdujeron con esta fórmula: La Sabiduría de Dios dice, que era una manera de designar a Jesús. Lucas, al ubicar estas líneas dentro del discurso de Jesús, se olvidó de suprimirla, lo que habría dado más claridad. Ver también el comentario de Mt 23,34. Jesús afirma que los fariseos y los maestros de la ley van a ser los principales responsables de la persecución contra los primeros cristianos (contra esos apóstoles y profetas que él va a enviar). También afirma que el castigo de dicha persecución recaerá sobre la presente generación y así anuncia la destrucción de la nación judía en el año 70.La advertencia de Jesús tiene también valor para las instituciones cristianas y para todos los que de una u otra manera guían a la comunidad. Nosotros mismos tal vez hemos construido una Iglesia de élite, que inconscientemente menosprecia a los pobres y desamparados. Y así, muy pronto, se llega a la parálisis o a eliminar a los profetas. No entraron y cerraron el paso a los que estaban entrando (52). ¿No será uno de los motivos por el cual tanta gente sencilla se fue a otras iglesias?
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