Mateo 9

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JESÚS SANA AL PARALÍTICO Y PERDONA SUS PECADOS(MC 2,1; LC 5,17)
[1] Jesús volvió a la barca, cruzó de nuevo el lago y vino a su ciudad. [2] Allí le llevaron a un paralítico, tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe de esos hombres, dijo al paralítico: «¡Animo, hijo; tus pecados quedan perdonados!» [3] Algunos maestros de la Ley pensaron: «¡Qué manera de burlarse de Dios!» [4] Pero Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué piensan mal? [5] ¿Qué es más fácil decir: "Quedan perdonados tus pecados", o: "Levántate y anda"? [6] Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.» Entonces dijo al paralítico: «Levántate, toma tu camilla y vete a casa.» [7] Y el paralítico se levantó y se fue a su casa. [8] La gente, al ver esto, quedó muy impresionada, y alabó a Dios por haber dado tal poder a los hombres.

JESÚS LLAMA AL APÓSTOL MATEO (MC 2,13; LC 5,27)

[9] Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Mateo se levantó y lo siguió. [10] Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos.[11] Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: «¿Cómo es que su Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?»[12] Jesús los oyó y dijo: «No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. [13] Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.» [14] Entonces se le acercaron los discípulos de Juan y le preguntaron: «Nosotros y los fariseos ayunamos en muchas ocasiones, ¿por qué tus discípulos no ayunan?» [15] Jesús les contestó: «¿Quieren ustedes que los compañeros del novio estén de duelo, mientras el novio está con ellos? Llegará el tiempo en que el novio les será quitado; entonces ayunarán. [16] Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de tela nueva, porque el pedazo nuevo tiraría del vestido y la rotura se haría mayor. [17] Y nadie echa vino nuevo en recipientes de cuero viejos, porque si lo hacen, se reventarán los cueros, el vino se desparramará y los recipientes se estropearán. El vino nuevo se echa en cueros nuevos, y así se conservan bien el vino y los recipientes.

» JESÚS RESUCITA A UNA NIÑA Y CURA A UNA MUJER ENFERMA (MC 5,21; LC 8,40)

[18] Mientras Jesús hablaba, llegó un jefe de los judíos, se postró delante de él y le dijo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, pon tu mano sobre ella, y vivirá.» [19] Jesús se levantó y lo siguió junto con sus discípulos. [20] Mientras iba de camino, una mujer que desde hacía doce años padecía hemorragias, se acercó por detrás y tocó el fleco de su manto. [21] Pues ella pensaba: «Con sólo tocar su manto, me salvaré.» [22] Jesús se dio vuelta y, al verla, le dijo: «Animo, hija; tu fe te ha salvado.» Y desde aquel momento, la mujer quedó sana. [23] Al llegar Jesús a la casa del jefe, vio a los flautistas y el alboroto de la gente. [24] Entonces les dijo: «Váyanse, la niña no ha muerto sino que está dormida.» Ellos se burlaban de él. [25] Después que echaron a toda la gente, Jesús entró, tomó a la niña por la mano, y la niña se levantó. [26]El hecho se divulgó por toda aquella región.

OTRAS CURACIONES

[27] Al retirarse Jesús de allí, lo siguieron dos ciegos que gritaban: «¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!» [28]Cuando Jesús estuvo en casa, los ciegos se le acercaron, y Jesús les preguntó: «¿Creen que puedo hacer esto?» Contestaron: «Sí, Señor.» [29] Entonces Jesús les tocó los ojos, diciendo: «Hágase así, tal como han creído». Y sus ojos vieron. [30] Después les ordenó severamente: «Cuiden de que nadie lo sepa.» [31] Pero ellos, en cuanto se fueron, lo publicaron por toda la región. [32]Apenas se fueron los ciegos, le trajeron a uno que tenía un demonio y no podía hablar. [33] Jesús echó al demonio, y el mudo empezó a hablar. La gente quedó maravillada y todos decían: «Jamás se ha visto cosa igual en Israel.» [34] En cambio, los fariseos comentaban: «Este echa a los demonios con la ayuda del príncipe de los demonios.» [35] Jesús recorría todas las ciudades y pueblos; enseñaba en sus sinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba todas las dolencias y enfermedades. [36] Al contemplar aquel gran gentío, Jesús sintió compasión, porque estaban decaídos y desanimados, como ovejas sin pastor. [37] Y dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. [38] Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha.»
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[7] Ver el comentario de Mc 2,1 y de Lc 5,17.Alabó a Dios por haber dado tal poder a los hombres. Esta fórmula es un poco oscura. La muchedumbre se asombra al ver cómo el poder salvador de Dios acaba de manifestarse entre los hombres y por medio de un hombre, Jesús. Pero Mateo no quiere separar a la Iglesia de Cristo: toda comunidad cristiana recibe dones de Dios para sanar y para reconciliar. Se sabe que los ministros de la Iglesia tienen autoridad para perdonar, pero la gracia de Dios pasa también por muchos otros canales (1 Cor 5,35; 2 Cor 2,5-11). Con aceptar humildemente la corrección fraterna, con el perdón mutuo que se dan los esposos, Cristo es el que perdona, y lo perdonado en la tierra nos es perdonado en el cielo (ver Mt 18,18).

[9] Ver el comentario de Mc 2,13. Se llamaban pecadores a los que no observaban la Ley de Moisés y a los que cooperaban con las autoridades extranjeras (como los cobradores de impuestos).El novio (15). El pueblo de Dios era la novia, y Yahvé estaba para venir como el esposo. Es claro, pues, que Jesús era muy consciente de ser Dios-Hijo venido a los hombres

[18] Ver el comentario de Mc 5,21.Tocó el fleco de su manto (20). Jesús, como buen judío, tenía flecos en su manto. El fleco, con hilo morado, color del cielo, era algo casi sagrado (Núm 15,38 y Mt 23,5).


[27] Lo siguieron dos ciegos que gritaban... ¿Cómo, si estaban ciegos? A tropezones y haciéndose conducir. Si hemos pecado, gritemos a Dios y sigamos en busca de Cristo.


[36] Sintió compasión, porque estaban... como ovejas sin pastor. Ver: Núm. 27,17; Ez 34,5; Za 10,2. También Jn 4,35; Mc 6,34; Lc 10,2.

SANACIONES

Con este párrafo, que resume en pocas líneas el ministerio de Jesús en Galilea, Mateo quiere demostrar que el Reino de Dios ha llegado y que el mal ya ha recibido un golpe mortal. En Jesús, Dios mismo venía a sanar a la humanidad. Y como esta obra es larga y lenta, debían darse signos visibles a la gente para que creyera en esta curación poco perceptible. Por eso Jesús debía sanar a los enfermos y por eso también hoy las comunidades cristianas deben dar signos de la salvación que anuncian y que traen. Los dones de curación de los enfermos no son suficientes, pues el demonio está también presente en las plagas que afectan a la sociedad. Las comunidades cristianas, pues, mostrarán que son capaces de salvar la familia y que traen una renovación cultural. Jesús nos pide a cada uno de nosotros que ponga sus talentos al servicio de la humanidad para sanar sus dolencias, pero también necesita obreros para la cosecha del Reino de Dios, es decir, para transmitir el llamado de Dios y para congregar a la Iglesia. Rueguen, dice Jesús..., y tal vez comprenderán que a ustedes los llama Dios. Por supuesto que cada comunidad cristiana pide a Dios, y el Espíritu hace surgir en ella los carismas y los ministros que necesita. Pero Jesús se refiere más bien aquí a los que serán obreros para la misión: éstos son y serán siempre poco numerosos, especialmente los que se dediquen a evangelizar y a edificar la Iglesia entre los pobres

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