Hechos 17, 1 - 34

DIFICULTADES EN TESALÓNICA

[1] Pablo y Silas atravesaron Anfípolis y Apolonia, y llegaron a Tesalónica, donde los judíos tenían una sinagoga. [2] Pablo, según su costumbre, fue a visitarlos y por tres sábados discutió con ellos, basándose en las Escrituras. [3] Las interpretaba y les demostraba que el Mesías debía padecer y resucitar de entre los muertos. Y les decía: «Este Mesías es precisamente el Jesús que yo les anuncio.» [4] Hubo algunos que se convencieron y formaron un grupo en torno a Pablo y Silas. Lo mismo hicieron un buen número de griegos, de los «que temen a Dios», y no pocas mujeres de la alta sociedad. [5] Los judíos no se quedaron pasivos: reunieron a unos cuantos vagos y maleantes, armaron un motín y alborotaron la ciudad. Hicieron una demostración frente a la casa de Jasón, pues querían a Pablo y Silas para llevarlos ante la asamblea del pueblo. [6] Pero al no encontrarlos allí, arrastraron a Jasón y a otros creyentes ante los magistrados de la ciudad, gritando: «Esos hombres que han revolucionado todo el mundo han llegado también hasta aquí [7] y Jasón los ha hospedado en su casa. Todos ellos objetan los decretos del César pues afirman que hay otro rey, Jesús.» [8] Lograron impresionar al pueblo y a los magistrados que los oían, [9] los cuales exigieron una fianza a Jasón y a los demás hermanos antes de dejarlos en libertad. [10] Aquella misma noche los hermanos enviaron a Pablo y Silas a la ciudad de Berea. Al llegar se dirigieron a la sinagoga de los judíos. [11] Estos eran mejores que los de Tesalónica, y recibieron el mensaje con mucha disponibilidad. Diariamente examinaban las Escrituras para comprobar si las cosas eran así. [12] Un buen número de ellos abrazó la fe y, de entre los griegos, algunas mujeres distinguidas y también bastantes hombres. [13] Pero cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que Pablo estaba predicando la Palabra de Dios en Berea, fueron también allá para agitar al pueblo y crear disturbios. [14] Inmediatamente los hermanos hicieron salir a Pablo hacia la costa, mientras Silas y Timoteo se quedaban en Berea. [15] Los que acompañaban a Pablo lo llevaron a Atenas, y después regresaron a Berea con instrucciones para Timoteo y Silas de que fueran a reunirse con él lo antes posible. PABLO EN ATENAS [16] Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu hervía viendo la ciudad plagada de ídolos. [17] Empezó a tener contactos en la sinagoga con judíos y con griegos que temían a Dios, hablando también con los que diariamente se encontraban en las plazas de la ciudad. [18] Algunos filósofos epicúreos y estoicos entablaron conversación con él. Unos preguntaban: «¿Qué querrá decir este charlatán?», mientras otros comentaban: «Parece ser un predicador de dioses extranjeros.» Porque le oían hablar de «Jesús» y de «la Resurrección». [19] Lo tomaron y lo llevaron con ellos a la sala del Areópago, diciéndo: «¿Podemos saber cuál es esa nueva doctrina que enseñas? [20] Nos zumban los oídos con esas cosas tan raras que nos cuentas, y nos gustaría saber de qué se trata.» [21] Se sabe que para todos los atenienses y los extranjeros que viven allí, no hay mejor pasatiempo que contar o escuchar las últimas novedades. [22] Entonces Pablo se puso de pie en medio del Areópago, y les dijo: «Ciudadanos de Atenas, veo que son personas sumamente religiosas. [23] Mientras recorría la ciudad contemplando sus monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripción: «Al Dios desconocido.» Pues bien, lo que ustedes adoran sin conocer, es lo que yo vengo a anunciarles. [24] El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él no vive en santuarios fabricados por humanos, pues es Señor del Cielo y de la tierra, [25] y tampoco necesita ser servido por manos humanas, pues ¿qué le hace falta al que da a todos la vida, el aliento y todo lo demás? [26] Habiendo sacado de un solo tronco toda la raza humana, quiso que se estableciera sobre toda la faz de la tierra, y fijó para cada pueblo cierto lugar y cierto momento de la historia. [27] Habían de buscar por sí mismos a Dios, aunque fuera a tientas: tal vez lo encontrarían. [28] En realidad no está lejos de cada uno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos, como dijeron algunos poetas de ustedes: «Somos también del linaje de Dios.» [29] Si de verdad somos del linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad se parezca a las creaciones del arte y de la fantasía humanas, ya sean de oro, plata o piedra. [30] Ahora precisamente, Dios quiere superar esos tiempos de ignorancia, y pide a todos los hombres de todo el mundo un cambio total. [31] Tiene ya fijado un día en que juzgará a todo el mundo con justicia, valiéndose de un hombre que ha designado, y al que todos pueden creer, pues él lo ha resucitado de entre los muertos.» [32] Cuando oyeron hablar de resurrección de los muertos, unos empezaron a burlarse de Pablo, y otros le decían: «Sobre esto te escucharemos en otra ocasión.» [33] Así fue como Pablo salió de entre ellos. [34] Algunos hombres, sin embargo, se unieron a él y abrazaron la fe, entre ellos Dionisio, miembro del Areópago, una mujer llamada Damaris y algunos otros.

[1] En esta misión hay que destacar el caso de Tesalónica, la capital de Macedonia. La mayoría de los judíos se pone en contra de Pablo, y la comunidad cristiana comienza con hombres de origen griego, de los «que temen a Dios», a los que Pablo encontró en la sinagoga, o sencillamente paganos. A lo mejor Pablo les dio como dirigentes y formadores a los pocos judíos convertidos (v. 4), pues eran los que sabían manejar la Biblia, que tenían salmodias para los salmos, que tenían idea de una liturgia en el marco de una comunidad, y más claridad en los principios morales. Pablo estará siempre atento a que los judíos no vuelvan a llevar a los convertidos a una religión de mandamientos; será sin embargo entre ellos donde encontrará, por un tiempo, los elementos mejor preparados.La persecución le impide a Pablo quedarse más de dos meses. Pero una Iglesia tan nueva, establecida en esas condiciones, ¿lograría resistir? De hecho perseveró; véase al respecto las Cartas a los Tesalonicenses.

[16] Atenas era la ciudad más célebre del mundo griego. Después de perder su poder político, continuaba siendo el centro cultural de todo el mundo romano. Pablo llega a Atenas, fiel a su táctica de dar siempre la prioridad a los grandes centros y a los puertos, desde donde son más fáciles las comunicaciones y desde donde se transmiten rápidamente por vía marítima las novedades -el Evangelio.Se le ofrece la oportunidad de hablar ante los filósofos y los notables de Atenas, y acepta. Adecua su mensaje para estos intelectuales, pero, sin éxito. Este fracaso no era como para sorprender, pues a la fe llegan, habitualmente, sólo aquéllos cuya vida los acerca a Cristo. Estos, en cambio, sólo se interesaban en novedades; eran maestros, y Pablo no tenía ningún título.Pablo quiso situar la fe cristiana frente a las demás religiones, demostrando que había llegado el momento para todos los pueblos de entrar en una nueva era del mundo, el tiempo de la fe. En la primera parte presentaba el hecho de la pluralidad religiosa, lo que era sólo una primera etapa en el plan de Dios. Luego venía el Evangelio, presentado como una reunificación de la humanidad y un juicio de Dios. Allí era donde, sin duda, Pablo quería y podía dar su testimonio, pero no lo dejaron terminar su discurso.A diferencia de lo que comúnmente hacían los judíos que veían ídolos en cualquier obra de arte (véase Sab 11,15), no ataca el hecho de tener imágenes y de honrarlas. Pablo sabe que, en todas las religiones, muchas personas sitúan las imágenes en su lugar y no confunden al Dios único y verdadero, del cual tienen una cierta intuición, con las imágenes y los ritos tradicionales.Pablo quiere únicamente demostrar que Dios está mucho más allá de las figuras que le atribuimos, e inmediatamente afirma que la humanidad es una en el designio de Dios. Sacó de un solo tronco a toda la raza humana. No reiniciemos las discusiones pasadas de moda para saber si Pablo condena o no ciertas teorías modernas sobre una aparición del hombre a partir de varios individuos. Pues estas discusiones se sitúan en un nivel totalmente distinto del plan de Dios. Si Pablo afirma que la raza es una en el plan de Dios, el principio y cabeza de ellos no es en ningún caso un ancestro de las cavernas perdido en la noche de los tiempos, sino Cristo el Hijo de Dios.Habían de buscar a Dios..., tal vez lo encontrarían. Afirmación sorprendente sobre una humanidad a quien Dios no le ha dicho todo y que debe avanzar a tientas, y por lo tanto, con muchos errores. Dios lo ha querido y lo quiere así, aunque las dictaduras piensen que es mejor imponer la verdad. Pablo no condena aquí a los filósofos que no tienen fe o cuyas teorías tienen muchos aspectos nefastos.He aquí aperturas bien interesantes: ¿podemos condenar sin más a nuestro mundo en crisis? Jamás la humanidad ha conocido un trastorno tal de sus condiciones de vida, tales desafíos que enfrentar, tales cambios que aceptar en la vida de cada día. Es natural que esté desorientada, que busque a tientas, con enormes errores, y todo eso forma parte del plan de Dios. La misma Iglesia será muchas veces incapaz de decir cuál es la mejor opción, pues los mismos cristianos están divididos y ¿no son acaso ellos la Iglesia? Dios no acostumbra a dar profetas para que piensen y sepan en lugar de los demás. No podemos, pues, más que reafirmar lo que es nuestra fe y certeza, a saber, que todo terminará en un juicio y que éste será frente a Cristo. Los pueblos se salvan o se condenan según acepten o no que Dios se hizo uno de nosotros y uno de los que obedecen.

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