Números 24, 1 - 25

LA BENDICIÓN DE BALAAM [1] Balaam vio que a Dios le gustaba bendecir a Israel, de manera que no fue como las otras veces en busca de señales, sino que se volvió de cara al desierto. [2] Cuando Balaam levantó la vista, vio a Israel agrupado por tribus; entonces el espíritu de Dios se apoderó de él. [3] Y proclamó así su poema: "Palabra de Balaam, hijo de Beor, palabra del hombre que traspasa el misterio, [4] oráculo del que escucha las palabras de Dios, que ve lo que el Dios de la Estepa le da a ver, que se postra, y Dios le abre los ojos. [5] ¡Qué hermosas son tus tiendas, oh Jacob, tus moradas, oh Israel! [6] Se estiran como valles, como jardines a orillas de un río, como áloes que ha plantado Yavé, como cedros a orillas de un curso de agua. [7] Se rebalsa el agua de sus dos baldes, su simiente está bien regada, su rey es más poderoso que Agag, y su reino crece todavía! [8] ¡Dios lo hace salir de Egipto, y le da cuernos de búfalo! Devora a las naciones enemigas, les quiebra los huesos, las atraviesa con sus flechas. [9] Se agacha, se acuesta como un león, como una leona: ¿quién lo hará levantarse? Benditos sean los que te bendicen, malditos sean los que te maldicen". [10] Se enojó Balac con Balaam; golpeó las manos, y le dijo: "¡Te hice venir para que maldijeras a mis enemigos, y tú, en cambio, los has bendecido tres veces! [11] Ahora lárgate a tu tierra. Yo había prometido colmarte de honores, pero Yavé te dejó sin nada." [12] Balaam respondió a Balac: "Dije algo a los hombres que tú me mandaste; les dije: [13] Aunque Balac me dé su casa llena de plata y de oro, no desobedeceré la orden de Yavé. Bien o mal, no haré nada por mi mismo, sino que diré lo que diga Yavé. [14] Ahora me regreso a mi tierra. Pero déjame decirte lo que ese pueblo hará a tu pueblo en los días venideros". [15] Entonces proclamó su poema: "Palabra de Balaam, hijo de Beor, palabra del hombre que atraviesa el misterio, [16] oráculo del que escucha las palabras de Dios y que posee la ciencia del Altísimo, que ve lo que el Dios de la Estepa le deja ver, que se postra, y Dios le abre los ojos. [17] Lo veo; pero no por ahora, lo contemplo, pero no de cerca: un astro se levantaa desde Jacob, un cetro se yergue en Israel. Le pega a Moab en las sienes, y en el cráneo a todos los hijos de Set. [18] Edom se convierte en su conquista, le quita Seír a sus enemigos, Israel hace grandes cosas, [19] Jacob impone su fuerza y hace que perezcan los sobrevivientes de Ar". [20] Balaam vio a Amalec y dijo su poema: "¡Amalec, la primera de las naciones, tu posteridad desaparecerá!" [21] Al ver a los cenitas, dijo su poema: "Sólida es tu morada, tu nido está instalado en una roca! [22] Sin embargo, el fuego devorará a Kayin, y al final el asirio lo llevará cautivo". [23] Y proclamó además este poema: "¡Ay! ¿quién estará allí cuando Dios lo decida? [24] Vienen naves desde Quitim, someten al asirio, someten al hebreo, pero ellos también correrán a la ruina". [25] Balaam se puso en camino para volver a su casa, y Balac se fue también por su camino.

[15] Esta profecía nos muestra cómo Dios quiere proclamar a todo el mundo el destino maravilloso de su pueblo, incluso por boca de Balaam. Destacamos el más famoso de los poemas, o profecías, de Balaam (24,15-19), que anuncia la estrella de Jacob. Esta estrella se refería al rey David, elegido de Dios e iniciador del Reino de Dios en Israel. Pero, a través de su persona, reconocemos al otro y verdadero elegido de Dios, que es Cristo.

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